jueves, abril 18, 2024

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A todos los miembros y directores de la HNME

Honorables Damas y Caballeros:

Me dirijo a ustedes con esta carta, que, aunque corta, quiero que sepan que va dedicada a todos los que forman esta gran familia que defiende la historia y el legado de nuestro país, España.

Pero, ante todo, que defiende el derecho del libre pensamiento.

Vivimos en unos tiempos en los que prácticamente se están perdiendo todos los valores que por siglos enteros nos han diferenciado de la barbarie y hecho respetar ante el mundo y sus conciudadanos, hemos logrado crear un país y una democracia madura, pero a costa de mucha sangre, pérdidas y retrocesos en la historia. Ah, la historia, la mayor arma que poseemos y que está al alcance de la mano de todos; incluso de aquellos que se erigen como salvadores de la democracia y que luego la transforman en la peor de las tiranías y en el culto a su persona.

Y se preguntarán ¿por qué esta especie de lección? Porque si algo hemos aprendido de la historia y el ser humano, es que está condenado a repetir episodios que han hecho temblar los cimientos del mundo entero, haciendo peligrar incluso la supervivencia de la especie humana. En estos días de campañas electorales he podido ver de todo cuanto les escribo aquí, sí, aunque no lo crean es así.

Voten a quien voten, recuerden esto. La política y sus campos son como un navío que es azotado por constantes tempestades en la mar, y unos creerán que yéndose a la derecha y otros a la izquierda estarán a salvo del oleaje, y habrá quienes se irán a los extremos de la nave, sí hablo de los extremismos. Pero como bien dije en otra ocasión si te colocas en los extremos de la derecha o la izquierda de la nave puedes caer al mar y ahogarte.  ¿Cuál es el lugar más seguro? El centro de la nave en donde atándote al mástil podrás superar la tormenta y llegar a buen puerto. 

Este domingo suceda lo que suceda, debemos de mantenernos unidos en nuestro juramento. Evitar el auge de los populismos de extrema derecha e izquierda que podrían destruir nuestro país y el como lo hemos conocido y dado a conocer en la Comunidad Internacional. Nos jugamos nuestro futuro, nuestras libertades y pensamientos; y sobre todo la Corona, ese navío de democracia capitaneado por S.M Felipe VI de Borbón, Rey de España, debe seguir navegando en aguas pacíficas y sobrevivir a las tempestades que intenten hundirlo.  Todo depende de ese 28 de abril en el que ante todo y sobre todo España no debe dejar de ser tal y como la conocemos. Evitemos que los sectarismos de ambos extremos destruyan el legado del 78, porque ese legado es todo cuanto ha significado la historia de España en 40 años. Es nuestro sello de identidad. 

Las urnas pueden convertirse en aparatos de democracia, cierto, pero a veces son solo la llave para la destrucción de un modo de vida y de la democracia misma.

Viva España, Viva el Rey.

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