Amigos y sucedáneos de la amistad

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Hoy me he dicho, voy a inspirarme en unos pensamientos que llevo en danza unos treinta años y su grosor ha ido aumentando día a día, y como puedo elegir de mi misma, será una mezcolanza de parte de lo escrito, desde aquellos lejanos años hasta ahora.

El amigo merece un respeto, hay que dejar que sean ellos mismos y centrados en esta idea, nos adentramos en las distintas reacciones que observamos en su actuar.

Los míos, siendo una niña, fueron mis primos y vecinos y a través del tiempo según fue pasando la vida conocí a nuevos, los traté más o menos y según las circunstancias unos los conservo y otros los perdí, mas el azar ha jugado su baza o destino en los reencuentros que por cierto rescaté a una amiga en un evento al cabo de cincuenta años, curiosísimo y gratificante.

La colección más importante de mi vida, son los amigos, nada que ver con dedales ni elefantes u otras vagatelas, algo especial, cada uno lejos de otros, pero todos juntos en mi corazón y me enorgullece que esta lista aumente y persista para cambiar pareceres para días de ocio, ayuda …

Pienso que la alegría de conservar un amigo es más fuerte que el nacimiento de una nueva amistad y que bien, cuando las fuerzas flaquean, tener a uno cerca es primordial pues sólo su silencio nos habla y por ende los diálogos son más largos, o sea que cuando la amistad es verdadera solo su presencia cumple su objetivo.

El amor y la amistad los cimenta el respeto y la comprensión y cuando alguno de estos dos compromisos se resquebraja, esa convicción tambalea, por ello si tienes confianza con un amigo, enséñalo a indagar a descubrir, a rectificar, fiándote de él sin cortapisas, así se tejerá la urdimbre y la trama de un ropaje duradero, capaz de sustituir a algún que otro Parcetamol.

Si existieran unas gafas de aumento para el alma, podríamos ver con nitidez las virtudes que porta un buen amigo, que muchas veces la miopía de las prisas hace que tardemos en descubrir muchísimas de las cualidades de los compañeros del camino.

Hemos experimentado que escuchando la voz de uno de ellos las penas se disipan ¿a qué sí? y disponer siempre de una buena amistad es un talismán.

Nunca ésta puede prosperar, donde hay ausencia de empatía, afán de dominio, intransigencia y crítica mordaz.

La palabra amigo, implica desinterés, complicidad, comprensión, por eso, cuando nos fallan, nos hace sangrar el alma, y en otras ocasiones otro que se hace llamar íntimo, si le duele que su amigo triunfe, primero, no lo es tal, segundo, se trata de envidia.

Las ofensas de ellos, sea como fuere, provoca quemazón en los ojos y hielo en el corazón.

Imprescindible contar con uno bueno, para cuando una pena nos ahogue, o un problema acucie, compartirlo para que las preocupaciones pierdan fuelle, al contar simplemente con su compañía.

Aquí plasmamos una queja:

-¿No supiste guardar aquel secreto?

-Pues amigo contigo hablaré de intranscendencias, esto son sucedáneos los de “medio pelo” pero los hay peores, son los egoístas, con los que hay que llevar mucho cuidado, porque son amigos nefastos, o sea no son tales, tampoco lo son, los que les pides un consejo y sus respuestas son, que no tienen tiempo y todo son evasivas y solo consiguen ” rizar el rizo”.

Y está el que solo argumenta convencer de cualquier asunto, para manejar mejor las ocasiones, desean anular la personalidad y ellos salen perdiendo también, pues desperdician la ocasión de enriquecer su vida con otras opiniones.

Acudir en el momento oportuno a ayudar a un amigo es un acto de generosidad.

Entonces ¿la amistad, ese darse, se puede adquirir con dinero?

¿dónde?¿cómo?

Sí, se puede comprar en cualquier lugar, pero hay que pagar con sonrisas y cariño.

Por eso quien pone precio a la amistad, es un depravado.

El que es rico en amistades, espolea sus ansias de vivir, ya que la amistad es un sentimiento noble y desinteresado y así se disfruta en plenitud, pues uno se desenvuelve entre el cariño y la gratitud.

Encontrar un amigo al que creíamos perdido, comienza con un fuerte abrazo y luego con un ¡hasta pronto! y así al revivir una amistad casi apagada, sus llamaradas crepitan poco a poco y se disfruta más de su calor, ya que lo tienes junto a ti tras muchos años de ausencia y si descubres que tiene la moral baja no intentes ayudarle a levantarse con brusquedad, las heridas del alma son más persistentes que las del cuerpo, anímale con delicadeza y sonrisas, muchas sonrisas, en esa tesitura no te pide lástima, sino respeto, comprensión y compañía.

Por naturaleza soy intimista, y me inspiro en relatos de amigos y experiencias propias, amén de lo que observo en el entorno sea de la índole que sea, así cuando escribí tantos aforismos y pensamientos me han servido de germen para este artículo, ya saben, mis musas fueron muchas y variopintas todas muy cercanas.

Llego a una conclusión que la amistad amasada con desprendimiento, alegría y prudencia bien pudiera llamarse la llave maestra de la vida.

No entres en tu experiencia vital quien no comprende, no tolera, se mira a sí mismo en demasía y por añadidura es engreído.

Hace unos días una amiga me envió este WhatsApp:

“Cuando entres en el corazón de un amigo no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de allí.”

Me ha parecido interesante y lo he incluido.

Y como ente no personal, el amigo pegado a ti constantemente es el tiempo, aprovechémoslo.

La amistad no es utópica, bien sabemos que existe y como un acto reflejo nos han venido a la mente esos queridos amigos de toda la vida o quien sabe, esos que son recientes, pero que sabemos van a perdurar.

Bien pues hasta aquí hemos llegado y espero nos sirva para disfrutar de todos, como ellos merecen y tenemos donde mirar e imitar a un ser, para que nosotros estemos en la lista de los mejores.

Y éste es el coloso del amor y la amistad ¡Jesús! el de Nazaret ¿no?

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