sábado, abril 20, 2024

Más lectura

Editoriales y Portadas

El virus y los mayores

Beatrice Borromeo es una joven italiana que lo tiene todo; pertenece a una de las familias más antiguas y adineradas de la aristocracia del país, su padre es el titular del Palazzo Borromeo en una de las islas del mismo nombre que se encuentran en medio del Lago Mayor y que son una de las grandes atracciones turísticas de la zona. La chica, además, se ha casado con uno de los Grimaldi e instalado en Montecarlo donde ha fundado una familia que da mucho trabajo al papel couché. Todo esto lo completa con una notoria y aplaudida carrera periodística en Italia.

Hace un par de días ha publicado una columna en la que se muestra horrorizada por el hecho de que en un hospital milanés han puesto un punto de clasificación de ingresos al modo de la sanidad militar; es decir, se ordenan en función de las posibilidades de superación de la herida, en este caso neumonía vírica, y se descartan para tratamiento aquellos sin posibilidades. En el caso milanés son los mayores de 60 años; las UCI,s están saturadas y hay que dar prioridades y los mayores, al parecer, no lo son ¿Horroroso? No lo sé.

En China, por lo visto en las telenoticias, no distinguían; allí los mayores son la clave de la familia y de la sociedad, sería impensable esa clase de discriminación; allí el régimen totalitario, muy eficaz en estas situaciones, ha aplicado una cuarentena draconiana que ya empieza a dar sus frutos con la caída de contagios; allí, además, el individualismo occidental no existe y la población sigue religiosamente las consignas del gobierno. Allí la libertad es otra cosa.

Descartar a los mayores, realzando así los efectos mortales de la epidemia, tiene sus aspectos positivos para la macroeconomía. Por cada mayor que desaparece también lo hace con él una pensión y un gasto importante en la sanidad estatal, además, en algunos casos, se produce un cierto rejuvenecimiento de las estructuras laborales. La reciente medida de cerrar escuelas dará un ulterior empujón a la situación pues muchos niños, portadores potenciales del virus, convivirán muchas más horas con sus solícitos abuelos, potenciado así el efecto multiplicador ¡Qué cosas!

Hemos estado, y perdido, muchos días viendo los toros chinos, y después los italianos, desde la barrera, ahora nos toca a nosotros y parece que ciudadanía y autoridades reaccionamos como el resto del mundo, con pavor, y me temo que, mientras se encuentran remedios farmacológicos que hagan frente al virus, solo queda actuar a lo chino. Es lo que hay.

*Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

Artículos populares

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies