Escocia, esa tierra astúrica

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The Highlands

Escocia se podría definir como una gran alfombra de praderas, lagos y montañas, salvaje, mágica y misteriosa. Que te invita a explorarla; y vayas donde vayas, descubres algo nuevo, algo mejor y deseas no volver atrás.

Pisé las lejanas tierras de Escocia del 24 al 31 de agosto, empezando por Edimburgo, la Atenas del Norte. Digno nombre para la ciudad en donde nacieron genios de la literatura como James Mathew Barrie o Robert Louis Stevenson y que mantiene ese clasicismo de finales del 1700 y comienzos del 1800 invitándote a adentrarte en sus callejuelas, subir al Castillo y sentirte un gran Señor del Clan de las Highlands. Que no os sorprenda su clima, es Escocia, y si no te gusta ya sabes dónde está el aeropuerto, como bien oímos decir.

Puedo decir que los escoceses no son para nada ese pueblo bárbaro que pintaron 300 años atrás, todo lo contrario, son un pueblo noble, orgullosos de su patrimonio, su lenguaje y sobre todo muy hospitalarios con quienes vienen de fuera a visitar su nación.  Y sus historias y leyendas, así como sus castillos al pie de acantilados, lagos y rocas son dignos de las Leyendas del Rey Arturo y la Mesa Redonda.

De entre todos los lugares de Edimburgo, mi favorito, lo tengo decidido, es el Palacio de Hollyrood, residencia de los Reyes de Escocia desde hace 500 años y que sigue siéndolo a día de hoy cuando S.M Isabel II visita la ciudad. Pero si Hollyrood es famoso, sobre todo, es por haber sido habitado por el personaje más trágico de la historia de Escocia, María Estuardo.

Las estancias de la Reina todavía se mantienen exactamente iguales que hace más de 551 años y pases por donde pases no puedes evitar sentirte trasladado al turbulento período del reinado de María, lleno de intrigas, pasiones y asesinatos. Todo ello contribuyó a su fatal caída y desenlace, y sin embargo a día de hoy, María Estuardo despierta aún sentimientos encontrados a favor o en contra suya. Que la historia lo juzgue por sí misma.

Palacio de Escocia
Palacio de Hollyrood

Los jardines son sin duda alguna de ensueño, y no deseas más que pasear por ellos, mientras aspiras el aire que llega de la Colina de Arturo y del puerto, oyendo a las gaviotas. Más de 500 años después aún se conserva el sicomoro que María mandó traer desde Francia y plantar en la avenida.

Maru00eda Estuardo
María Estuardo 

En cuanto a las Highlands ¿qué decir de ellas? Que son dignas de canciones, batallas y leyendas y que el Lago Ness invita a uno a nadar en sus aguas, siempre y cuando a Nessie le parezca bien.  Mi deseo para Escocia es de prosperidad y avance y ante todo que el problema del Brexit se solucione. ¿Mi postura? Que no salgan de la UE, ni muchísimo menos que se separen del Reino Unido. Inglaterra no sería nada sin Escocia y Escocia no sería nada sin Inglaterra.  Son más parecidas entre ellas de lo que parece, y tras ellas llevan una historia larga de guerras y conflictos que concluyeron en una unión pacífica. Y así debe seguir siendo. No diré nada más.