La condecoración de Hurricane

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Foto: © Revista Pronto 2477, de 16-10-2019

En el año 1943 la Organización Benéfica de Veterinarios del Reino Unido (PSDA), creó la Orden del Mérito a los animales que destaquen por sus habilidades, es el equivalente animal a la Orden del Imperio Británico. Recientemente ha entregado, por segunda vez, un premio a un perro americano; concretamente, un pastor belga, llamado Hurricane, por proteger a su dueño, Barack Obama, en la Casa Blanca, el 22 de octubre de 2014.

En el año 2016 jubilaron a este excepcional animal, que pertenecía al Servicio Secreto de EEUU y que poseía unas dotes extraordinarias para proteger y servir. Se lo quedó Marshall Mirarchi, su entrenador.

Tres años más tarde, en octubre de 2019, Mirarchi, dueño actual, ha llevado a Hurricane hasta Londres para que le impusieran la Medalla.

Verdaderamente, hay perros que parecen personas, por su comportamiento, por su saber estar pendientes de sus dueños; son un verdadero ejemplo de fidelidad y de lealtad; cuando son pequeños y están sin educar, puede ser que destrocen tus zapatos, tu ropa o tu almohada, pero nunca romperán tu corazón; y, desde luego, saben crear, sin palabras, un lazo invisible de unión y amor incondicional. Muchas personas tendrían que aprender de los animales. 

Quiero terminar, recordando a un músico, un escritor y un filósofo: por una parte, la canción de José Luis Perales: “Yo quisiera ser civilizado como los animales”, muy bella, como tantas de él, quien, por cierto, a la semana próxima va a sacar su último CD y anuncia su retirada del mundo de la canción. Por otra, la frase de Edgar Allan Poe: «Hay algo en el generoso amor de un animal, que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre». Y, por último, la del filósofo Arthur Schopenhauer: «La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter, que se puede afirmar, con seguridad, que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona».

Sirva este pequeño artículo para ofrecer un reconocimiento «espiritual» a todas aquellas mascotas que alegran nuestras vidas.