La inexistente política militar española

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Si la política de defensa es aquella parte de la política general que define los objetivos en la materia por parte de un gobierno y los medios para alcanzar esos objetivos, la política militar sería la que lleva a cabo el ministerio de defensa para poner a las Fuerzas armadas en situación de responder a lo que de ellas espera la política de defensa. Parece sencillo de entender y, al mismo tiempo, es fácil comprender que no siempre es simple lograr lo segundo, especialmente cuando no se tiene claro lo primero.

A mí, por razón de edad, me ha tocado convivir, y en ocasiones sufrir, varios planes de reorganización de los ejércitos; siempre con el objetivo declarado de hacerlos más pequeños y, al tiempo, más operativos, algo a lo que nadie podría poner pegas de entrada, pero, viendo los resultados y las sucesivas modificaciones, planes aparentemente ineficaces.

La opinión pública, que no tiene por qué saber de los asuntos militares, vive tranquila con la imagen de eficiencia que con el despliegue de nuestras fuerzas en misiones internacionales le trasmiten los medios de comunicación, y también con el magnífico desempeño de la UME en cuantas catástrofes se ponen por delante. Quizás no baste.

Ahora, tal vez espoleado por la aparición de fuerzas políticas que responden al llamado de la España vaciada, también se le pide al Ejército que acuda a repoblar el Desierto del Duero; aquel que Alfonso I y su hermano Fruela vaciaron para impedir la logística de los huestes cordobesas, creando así el concepto de Extremadura, y que Ordoño I, siglos más tarde, volvió a repoblar con gente de Asturias.

Con la llegada del ejército profesional se cerraron multitud de unidades y acuartelamientos. Imperaba el concepto de la bolsa de recursos humanos, allí donde había jóvenes –paro- dispuestos a enrolarse podía haber unidades, por ejemplo Asturias; allí donde la población era escasa, caso de Huesca, se cerraban unidades de forma que los cazadores de montaña abandonaron el Pre-pirineo para aparecer en pleno Pedralbes barcelonés. Política de recursos humanos.

Ahora los intereses políticos, que no los militares, son otros, y el gobierno ha decidido llevar dos unidades a Monte la Reina, Toro, sin ninguna explicación ni justificación, aparte, probablemente, del interés de hacer frente a esa España vaciada que parece amenazar en el futuro próximo electoral.

Seguimos sufriendo una política militar que se supedita a los intereses oportunistas del partido de turno y ello, en otros tiempos, acaso importase poco al personal, pero, con independencia de las tensiones que se observan a nivel mundial, China/USA; en el entorno europeo, tensiones y guerra híbrida en las fronteras con Rusia; tenemos nuestra vecindad, Argelia/Marruecos, armándose hasta los dientes. Algo para preocupar y para tomarse la política militar con más seriedad.

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