Cuando pasé por el Congreso de los Diputados en 2017 de camino a Mérida para disfrutar de su Festival de Teatro Clásico, me detuve y admiré su fachada. Sentí orgullo, sentí felicidad y orgullo de ser español, coincidiendo además con los 40 años de las primeras elecciones en el país desde 1936.
Disfruté igualmente de mi visita al museo que había de la Transición, ah bella palabra aquella, ahora corre riesgo de perderse.
¿Cómo se puede adulterar la historia y hasta dónde es capaz de llegar uno por mantenerse en el poder y que de paso le rasquen la espalda? Creo que ya lo sabemos.
¿Cuándo se perdió el rumbo y olvidamos el gran sacrificio que no costó el poder volver a ser España sin que nos mirasen mal en el extranjero? Porque en los últimos años de Franco España era mal vista en el mundo, pero a partir de 1975 cambiaron las cosas a mejor, lenta pero favorablemente, incluso el bando perdedor aceptó la Transición y el pactar, perdonar y avanzar.
Esta Ley de Memoria Democrática tiene de poco democrática lo que las milicias del Frente Popular o las SS tienen de santas las dos juntas, francamente, porque si de verdad se quisiera hacer justicia, reparar la historia, encontrar a los muertos y enterrarlos se haría con TODOS, y sí, en mayúsculas lo pongo. TODOS.
No fueron los familiares de los republicanos represaliados los únicos que se quedaron sin padres, hermanos, hijo o abuelos, el otro bando también tenía nombres, rostros y una vida arrebatada injustamente en nombre de la patria por un lado y de la república por el otro.
Segundo, ¿Cómo se puede catalogar a unos verdugos de víctimas y añadirlas a esa Ley? Y que se investigue a partir de 1978-1983 cuando ya en 1982 la Transición había llegado a su fin y las cárceles ya no albergaban presos políticos es una manipulación histórica carente de toda ética y moral. Pero en el diccionario de BILDU ni ética ni moral tienen significado ni Sánchez tampoco la tiene y francamente, le importaría bien poco. ETA nunca fue víctima de nada salvo de sus propios actos, los cuales se pagan.
Deseo que pronto llegue el día en que las Cortes, el Congreso, Senado etc…etc… tengan un buen lavado, una depuración absoluta de extremismos chovinistas, populistas y de muchos Judas que aún se sientan en sus escaños. Cambiar el nombre de un sitio, una calle o una ley no ayuda a entender la historia mejor sino lamentablemente a repetirla. No soy partidario del multipartidismo, siento decirlo, como mucho del tripartidismo, porque esta situación de ahora ¿qué es y qué se pretende?
Recuerden este número también 854. Es el número de las víctimas de ETA entre 1958-2011, pues bien, al añadirse a los etarras asesinados por los GAL como víctimas se les acaba de hacer un flaco favor, por no decir insulto, a la memoria a todas esas víctimas. Piensen en una sola como Miguel Ángel Blanco y su familia, en Gregorio Ordóñez, en Francisco Tomás y Valiente, en Fernando Buesa o en Vicente Gajate Martín, estos últimos, miembros del PSOE y asesinados por ETA. El PSOE, el mismo que ha pactado con los herederos de los que mataron a sus compañeros. Vergüenza sentiría yo si fuera del PSOE. Qué fácil es hacer como si nada hubiera pasado ¿verdad Sr Sánchez?
Tenga decencia Sr Sánchez, despida a sus socios y de paso, por el bien de España, auto-destitúyase usted mismo, igual que llegó a decir Unamuno de Azaña en 1936 al ver en lo que se había convertido su gobierno por pactar con radicales.
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