sábado, abril 20, 2024

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Réquiem por Brasil

En el año 391 de nuestra era murió el último bastión del saber antiguo al ser asaltado el Museum y Serapeum de Alejandría, que poseía la biblioteca hija, debido a que la madre hacía 20 años que había perecido por las guerras de reconquista romanas. El fuego hizo perecer a los 900.000 rollos de papiro y libros que se almacenaban allí sumiendo al mundo en la más absoluta de las tinieblas. Historia similar pasaría en París en 1871, cuando la Comuna incendió el Palacio de las Tullerías, antigua residencia imperial; y que albergaba una gran colección en libros y obras de arte.

Y ahora por desgracia, estas 2 tristes historias se han repetido en el corazón de Brasil. En su antigua capital, Río de Janeiro. El pasado 2 de septiembre el Museo Nacional y antiguo palacio imperial fue pasto de las llamas. Ardieron los 3 pisos, el techo se desplomó y no se salvó ni uno solo de los 20 millones de objetos que allí se guardaban.

Brasil pierde así una joya de valor incalculable que había aportado saber y conocimiento al mundo entero. Es un desastre a escala global y nacional, y cuando un pueblo pierde su patrimonio el espejo de su identidad se resquebraja, privándole de saber cuales son sus orígenes.

El museo había sido fundado por el Rey Juan IV de Portugal y Brasil en 1818 con el fin de fomentar la investigación científica de Brasil, aunque al principio se le llamó Casa de los Pájaros, dado que albergaba jardines botánicos y animales disecados. Posteriormente en 1826 y ya creado el Imperio brasileño Pedro I mandó a aumentar la zona del recinto, construyendo el palacio que habría de ser la residencia de la familia imperial y que a su vez sería la sede del museo. La subida de Pedro II al trono de Brasil en 1831 fue una Edad de Oro para las ciencias y la cultura. El emperador fue un auténtico mecenas y contribuyó a la mejoría de la infraestructura del Museo aportando él mismo colecciones de arte egipcio, griego, fósiles y ejemplares botánicos que traía de sus viajes.

De esta forma, el Museo Nacional se modernizó y se convirtió en el centro más importante de América del Sur en historia natural y ciencias humanas.

Pedro II de Brasil
Pedro II Emperador de Brasil (1831-1889)

El Museo albergaba así varios laboratorios y salas de investigaciones, y al estar ligado a la Universidad Federal de Río de Janeiro poseía aulas de antropología, geología, botánica, sociología, paleontología y zoología. De esa manera y durante los 58 años de reinado de Pedro II el museo se convirtió en referencia del Continente Sudamericano entero.

En 1889 al ser depuesto el emperador los republicanos convertiría el palacio y el museo en lugares de ocio, arrancando y destruyendo algunos de los símbolos imperiales que decoraban la fachada. No sería hasta 1892 cuando se restableciera su sede actual; la cual ya no existe, al haber sido destruida en su totalidad por el incendio que acabó con todo su legado la fatídica noche del 2 de septiembre la cual, de ser yo brasileño, bautizaría como Noite horrível (Noche horrible).

Debemos, al haber sido testigos de esta tragedia, ser conscientes de que las futuras generaciones solo conocerán el mundo que nosotros conocemos si dejamos un legado y lo preservamos, igual que nuestros predecesores. Hago aquí un llamamiento a todos los museos del mundo que eviten esta monstruosidad nuevamente. Ya sea por el fuego, el fanatismo integrista, el odio y la guerra, el legado de un pueblo jamás debe perecer para que la horrenda esencia de la ignorancia nos invada de nuevo, llevándonos a una destrucción nacional e interior propia.

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