Así era como le llamaban en Buenos Aires en el barrio donde ofició misa, y allí es donde siempre le recordarán como al Padre Jorge. A pesar de haber ocupado la Silla de San Pedro siempre fue el mismo, sin cambiar.
Han sido 12 años de Pontificado con dos caras, moderna y fiel a la tradición al mismo tiempo. Ofreció la entrada de la iglesia, abriendo de par en par sus puertas a personas trans, inmigrantes o homosexuales y se encargó de que muchos casos de abusos a menores se llevasen a los tribunales. Viajó a donde el peligro era el día a día de las comunidades cristianas, como en Irak, y denunció las atrocidades de Gaza y Ucrania. Pero a pesar de haber sido el Papa de los Pobres no han faltado voces críticas e irrespetuosas contra su figura, pero es mejor hacer oídos sordos a aquellos que a pesar de acudir a misa diaria, no comprendieron la labor tan grande que ha hecho el Papa Francisco, él ya es parte de la historia y ellos no serán nadie.
No, el mundo y Roma no serán lo mismo sin su buen humor, digno de los argentinos, y sin su sencillez a la vez que grandeza. Se fue además el mismo día en que la ciudad eterna celebraba su 2.778 cumpleaños, la historia dice que Roma fue fundada por Rómulo y Remo un 21 de abril del 753 a.C. Hoy millones de nosotros hemos estado allí, de un modo u otro. Porque, ahora que Su Santidad ha partido de este mundo, me pregunto si su legado se mantendrá y podremos seguir avanzando, sin olvidar a su vez todo lo que se ha aportado en estos 12 años. Lo admito, no esperaba despertarme un lunes con la noticia de que ya no veremos más al que para mi ha sido el Papa más cercano al desfavorecido, respetando a sus predecesores, que ha tenido este mundo. Pero Roma es eterna y ahora Francisco lo es también. Honor a su lema, que perdure por siempre. Amén.
Lo miró con misericordia y lo eligió
