Servidor nunca fue amigo de la filosofía, salvo con algunas excepciones como Maquiavelo, Séneca o Marco Aurelio y fue más por saber a qué se debía el interés de tantos académicos e historiadores por ellos. Bueno, diré que he aprendido bastantes formas de pensar y debatir gracias a ellos, cosa que nuestros políticos no pueden ni quieren hacer.
El último fue Platón, a quien podemos ver en el centro del famoso fresco de Rafael en los Museos Vaticanos y debatiendo con Aristóteles. Fueron sus tres diálogos los que leí por curiosidad, Gorgias o la Retórica, Fedón y la Inmortalidad del Alma y el Banquete. A veces es mejor ir al centro de cada debate y llegar a tu propia conclusión acorde a lo que lees o lo que tratan de explicarte que pensar tanto, porque eso ya lo haces en la lectura. He aquí mis conclusiones platónicas.
GORGIAS O LA RETÓRICA
Cada ciudad crece y se funda para ser gobernada en virtud de sus gobernantes, si estos tienen el alma pura y no cometen excesos. Pero si los cometen denigran en tiranos. Cada ciudadano ejerce la profesión que tiene de acuerdo a su virtud, pero luego y conducido por sus motivaciones puede destacar en otras profesiones, lo que llamamos un polímata, porque ningún hombre está diseñado según un esquema, en eso consiste ser ciudadano libre de Atenas. El texto trata de ser libre y gobernante y destacar, pero sin excederse y utilizando la elocuencia para saber dirigir los destinos de cada uno, porque si se cometen excesos en los gobernantes, despúes tiranos, estos perderán su alma.
FEDÓN O DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA
De trasfondo tiene un gran parecido a las enseñanzas cristianas del bien y del mal, y sobre el debate de la existencia del alma, la cual tras cruzar el umbral y de acuerdo a nuestra personalidad, acciones y sus consecuencias definen nuestro juicio y destino. El Hades, el Paraíso, los justos en la isla de los Bienaventurados, los injustos a consumirse en la Estigia, de ello habla también, de pagar por lo que hemos hecho en vida humana, una vez que nos desprendemos del traje del cuerpo, porque dentro de él está la vida auténtica y es cuando se empieza a vivir de verdad. Sufrimos, amamos, se paga un precio por ello por bondad o maldad etc.. Pero el alma es algo poderoso porque posee lo que Dios otorgó el hombre, el libre albedrío, escoger. Aquello que uno escoge definirá su carácter, acciones y con ello su destino. Si hacemos el bien el alma vive y se alegra, pero si hacemos el mal el alma se resiente y se convierte en una sombra inerte que se hundirá en el Cocito y la Estigia, salvo que de verdad y de corazón nos arrepintamos de lo malo que hicimos, entonces aún hay salvación. Hemos de preservar el alma con honra y humanidad, evitarle los excesos y placeres que la destruyen. Alma y mente, psique, todo es en sí uno solo.
EL BANQUETE O DEL AMOR
Hay dos tipos de amor en este mundo. Están el sexual y físico, pero luego está el del más allá, es decir saber ver en el fondo de la persona que decimos amar o que creemos amar. Ese amor está por encima del terrenal y pasional, es uno basado en la confianza, el respeto y el apoyo al igual. De trasfondo tiene, cierto, un claro contenido y defensa del amor homosexual entre hombres, pero puede tratar del amor en general por igual entre todos, sin grupos ni condiciones. En sí el mensaje es ese, que el amor siempre está sobrevalorado incluso 2.000 años después. Siempre habrá quienes digan que lo físico, lo placentero y lo sentimental van unidos, verdad hasta cierto punto, porque luego si amamos realmente hemos de ser capaces de ver más allá. Ver el fondo auténtico del amado.
Les animo a leer al Gran Escolarca de Atenas. Eso es todo queridos lectores. Que cada uno llegue a su propia conclusión cuando lo lea.
