Muchos recordarán que en 2017-18 escribí varios artículos sobre el Centenario de la Revolución Rusa y el asesinato de Nicolás II y su familia y otros de sus familiares, entre los cuales se hallaba su primo de 21 años el Príncipe Vladimir Paley. Joven de considerable talento literario, poeta, escritor, dramaturgo y músico que prefirió morir a repudiar a su padre, el Gran Duque Pablo, el cual fue asesinado también. Solo su madre la Princesa Olga y sus hermanas Irina y Natalia sobrevivieron para escapar y mantener vivo su legado y recuerdo. Vladimir fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa en el exilio en 1981 y en 2009 la Oficina del Fiscal Ruso rehabilitó su memoria.
Muchos de sus versos o bien se perdieron y destruyeron o se publicaron en otros países tras el final de los Romanov, aunque en 1916 ya había conseguido publicar varios libros con sus versos. Sin embargo, aquí en España nunca hubo edición alguna en español. Bueno queridos lectores, la espera ha terminado, porque gracias a la labor del Sr Guillermo Arróniz López y la Sra Olga Bogdanov 26 poemas de nuestro querido Volodia, como le llamaban en privado sus amigos y familiares, han sido rescatados del olvido, traducidos y publicados en una preciosa edición de casi 90 páginas con imágenes y fotos del príncipe, trabajo que se debe agradecer al esposo del Sr Arróniz López.
Aunque es de edición limitada y solo se puede conseguir por Ebooks y Amazon, les animo a conseguirlo. Merece la pena. No solo se hace justicia a un gran talento cruelmente asesinado por una ideología demoníaca, sino que también es recuperar una llave perdida tiempo atrás y abrir de nuevo una puerta a un mundo mejor, de ensueño, de luz y en cierto modo resucita una Rusia que tristemente ya no existe y que para nada es la que ahora está violando los derechos de Ucrania y amenazando a las libertades de Europa.
No queridos lectores, esto es mucho más que un libro, es una melodía que nos hace pervivir en la esperanza de que el mundo puede de nuevo ser iluminado. Aún cuando la noche parece eterna, la luz se puede distinguir en ella, y eso es algo que Vladimir Paley creó, luz para cada lámpara que se pudiera apagar. Aquí 106 años después de su cruel asesinato a manos de los bolcheviques podemos decir que se ha hecho justicia poética a un gran príncipe y artista.
