Hace 112 años los sueños y esperanzas de 1.500 personas se hundieron en las profundidades del Océano Atlántico junto al Titanic. Nunca he hablado de las historias que llevaba a bordo aquel barco, son demasiadas, como lo fueron sus víctimas. El apogeo de la Revolución Industrial hizo creer al hombre que podía desafiar a la naturaleza, craso error. Aún recuerdo a mi abuelo, que lamentablemente ya no está, hablarme del desastre y como una mujer superviviente dijo en un documental 73 años después de su hundimiento que aquella tragedia fue una bofetada a la soberbia humana.
Familias enteras que viajaban por placer o buscar un futuro mejor se quedaron por el camino. Una de esas familias fueron los Allison.
La familia de los Allison estuvo compuesta por Hudson (1881-1912) y Bess (1886-1912) quienes se conocieron en un viaje en tren en 1907. En seguida surgió el romance y se casaron en 1908 en Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos. Allí nacieron sus dos hijos Loraine (1909-1912) y Trevor (1911-1929).
Los Allison eran una familia rica, pero devotos metodistas. Enseñaban en la escuela dominical las clases bíblicas y Hudson a menudo se desempeñaba como predicador laico. El mismo año del nacimiento de Trevor fundaron la Allison Stock Farm cerca de Winchester, Ontario, y construyeron una nueva casa en Westmount, Québec.
Sin embargo, pronto se trasladaron a Londres debido al trabajo de Hudson, quien formaba parte del directorio de la British Lumber Corporation. Allí compraron dos casas bien amuebladas y con servicio, pero las habitaron apenas un año, dado que decidieron volver a Canadá viajando en el Titanic.
El 10 de abril de 1912 los Allison se embarcaron en el trasatlántico como pasajeros de primera clase junto con cuatro criados. Sarah (1875) la sirvienta de Bess, Amelia (1893-1976) cocinera de la familia, George su chófer (1892-1912) y Alice Cleaver (1889-1984) la niñera de los niños. Hudson y Bess ocuparon el camarote C-22, Sarah y Loraine ocuparon el C-24, y Alice y Trevor ocuparon el C-26. Dos camarotes de segunda clase se reservaron para George y Amelia.
La noche del 14 de abril, Hudson y Bess cenaron acompañados del Mayor Arthur Godfrey Peuchen.
Durante la cena, orgullosos, trajeron a Loraine de la habitación a cenar con ellos para que el Mayor viera lo bonita que era. Después se retiraron a dormir.
Cuando el barco chocó contra el iceberg y empezaron a despertar a los pasajeros el Sr Allison subió a cubierta a ver que ocurría, mientras Bess y Alice vestían a los niños. No se sabe qué fue lo que ocurrió, pero según cuentan los testigos, Alice entró en pánico y salió corriendo con Trevor, sin esperar a la Sra Allison y al resto del servicio. Hudson regresó y al saber lo que había ocurrido subió con su esposa, Loraine, y el resto del servicio a cubierta a ver si encontraban a Alice, la cual ya había abandonado el barco en uno de los primeros botes. La otra historia es que subieron todos juntos a cubierta, y que Alice y Trevor, Amelia y George sencillamente se perdieron en la multitud cuando el pánico se apoderó de los pasajeros.
Fuera cual fuera la verdad lo cierto es que Bess se negó a abandonar el barco sin su hijo. Intentó dejar a Loraine con Sarah y Amelia en el bote 6 pero la pequeña lloraba, no quería separarse de su madre, así que al final los Allison se quedaron buscando a su hijo en el barco, sin saber que este ya estaba a salvo.
Hudson, Bess, Loraine y George murieron en el naufragio. Solamente se pudo recuperar el cuerpo de Hudson para enterrarlo en Canadá. Al llegar a New York Alice y Trevor fueron recogidos por el hermano de Hudson, George, y su esposa Lilian, quienes adoptaron a su sobrino. Alice trabajó para la familia unos pocos años, luego regresó a Inglaterra, se casó y tuvo dos hijas. Murió en 1989 a los 95 años.
Trevor murió en 1929 de una intoxicación alimentaria, aunque algunos rumores afirman de que fue envenenado para no heredar la fortuna de sus padres, la cual era bastante cuantiosa. Fue enterrado junto a su padre.
La historia de los Allison fue recreada en el film de 1996 y en la miniserie de 2012 para conmemorar el centenario del hundimiento del Titanic.