Y Príncipe de los Poetas y de los Reyes también, porque fue el poeta laureado de la corte de los Valois, equivalente al Virgilio y Ovidio de la Roma de Augusto, pero en la Francia de mitad del 1500, aquella Francia que tristemente estaría salpicada por casi 40 años de guerras civiles entre católicos y protestantes. Este 11 de septiembre se celebran los 500 años del nacimiento del mejor exponente de la lengua francesa en el Renacimiento y fundador de la Pléyade, junto a otros humanistas destacados de su tiempo, entre los que se contaron a Joachim Du Bellay o Jean Dorat.
Ronsard nació el 11 de septiembre de 1524 en una familia de la nobleza modesta, en el château familiar de la Possonnière, a unos 25 kilómetros de Blois, en el Loira. Su padre Louis de Ronsard, era un noble militar, de amplia cultura, conocedor del latín y que sirvió a los Reyes Carlos VIII, Luis XII y Francisco I en cuya corte introdujo a su hijo. Allí Ronsard, que nunca fue amigo de ir a la escuela, se empapó de los clásicos griegos y romanos y se formó a lo largo de sus primeros años en su propia casa y tuvo como preceptor a su tío paterno, el clérigo Jean de Ronsard. Cuando tenía nueve años su familia lo envió un semestre al Colegio de Navarra, en París. Al morir su tío el clérigo, el joven Pierre hereda su biblioteca.
Estaba destinado a la carrera militar, pero por desgracia en 1540 enferma de unas fiebres que lo dejaron medio sordo, pero no por ello se vino abajo. Acompañó al séquito de la reina Magdalena, primera esposa de Jacobo V de Escocia, hasta Edimburgo. También fue mandado a Flandes en misión diplomática. Nuevamente fue mandado a Edimburgo cuando fallece la reina Magdalena y Jacobo V se casa de nuevo con María de Guisa, futura madre de María Estuardo, tanto a una como a la otra llegaría Ronsard a prestar sus servicios como secretario y luego como poeta.
De vuelta a Francia se convirtió en el tutor de los hijos de Enrique II y Catalina de Médicis. En 1545 Ronsard conoce en la corte a Casandra Salviati, una joven de 14 años, hija de un banquero de Florencia, con la que tendrá una relación platónica. Esta mujer le inspirará los Sonetos para Casandra, pero se casará al año siguiente con un noble francés. Los Sonetos fueron su primera obra publicada y aplaudida cuando se leyó en la corte.
En 1552 publica los Amores, una colección de sonetos en honor a Casandra Salviati, y un quinto libro de Odas. Estas obras lanzaron definitivamente su carrera como poeta y se alabó el estilo petrarquista que se podía apreciar en la obra.
Entre 1555 y 1556, publica sus Himnos, basados en grandes temas políticos y filosóficos y en los que muestra su saber enciclopédico, incluso dedicó varios sonetos a María Estuardo, reina de Escocia y que vivía en Francia en ese tiempo, pero la guerra civil cada vez se nota más en el ambiente y en 1562 estalla la primera, y por supuesto Ronsard se aliará en el bando católico, ganándose el odio de los protestantes. En los tiempos de paz que hubo se encargó de diseñar las representaciones, mascaradas y recitales que gustaban tanto a sus alumnos Carlos IX y Enrique III, ambos reyes de Francia, siendo amparado por la reina madre Catalina.
Su mayor obra fue La Francíada, la obra culmen de su carrera podemos decir, y encargada por Carlos IX. A imitación de la Eneida de Virgilio el poema pretendía contar el origen divino de los Valois y de Francia, el tema de la historia es la vida de un personaje llamado Franciano o Francus, que podría ser Astianacte el hijo de Héctor, y que sería el germen de la nación francesa. De esta forma, igual que Eneas huye de Troya para fundar Roma, el hijo de Héctor , llega a la Galia y funda París, en honor al hermano de su padre, Paris, dando forma a los cimientos de la Francia moderna. Pero el poema, que pretendía tener 24 libros solo tuvo 4 primeros y fue un fracaso y se publicó a los pocos días de la Matanza de San Bartolomé, lo que causó desprestigio a Ronsard. Cuando muere Carlos IX en 1574 Ronsard pierde su corona de laurel en la corte, siendo reemplazado por Philippe Desportes, poeta favorito de Enrique III, por lo que Ronsard se retira a sus propiedades.
Sus últimos años fueron tristes, Ronsard perdió a numerosos amigos y su salud empeoró. Soberanos extranjeros, entre los que se encontraba la reina Isabel I de Inglaterra le enviaban regalos. A pesar de su enfermedad, sus creaciones literarias seguían siendo de enorme calidad y algunos de sus mejores escritos están entre estos últimos.
En la Navidad de 1585 y tras asistir a misa Ronsard se enfrió y falleció el 27 de diciembre de ese mismo año. Sus restos fueron inhumados en la iglesia de Saint-Cosme, cerca de Tours. Hoy en día sus obras son estudiadas en varios colegios de Francia y algunas de ellas se han traducido al español.