Y roban, engañan, matan y oprimen porque es su naturaleza. Bien acorde a la fábula del escorpión y la rana se puede decir que los Ayatollahs de Irán son exactamente lo mismo.
Esta semana pasada se hizo eco en algunas portadas de que la presión en la calle estos últimos 3 años, desde el asesinato de Mahsa Amini, logró su objetivo que era la abolición de la ley del hijab que obligaba a las mujeres a cubrirse en espacios públicos en Irán. Aparentemente el parlamento y el presidente aprobaron la reforma, pero una cosa es ponerla sobre el papel y otra bien diferente aplicarla y eso no ha sido así.
Admirable la valentía de las mujeres iraníes, ya bien demostrada desde los tiempos del Imperio hace 2.500 años cuando las leyes les permitían administrar sus tierras y propiedades, mostrándose maquilladas y con el cabello al viento, desafiando las leyes opresoras impuestas por Jomeini en 1979, pero aún así siguen siendo intimidadas por los basijs o la policía del régimen que les exige cubrirse hasta en las universidades. Los fundamentalistas piden volver a imponer la ley del código de vestimenta que implica reponer el hijab, pero todo ha sido una burda mentira, un maquillaje para suavizar la situación, porque está claro que no ha cambiado nada y nunca cambió y mientras la república islámica siga respirando, aún con dificultad respiratoria, todo seguirá igual.
Fue en 1935 cuando Reza Shah ordenó prohibir el velo y que todas las mujeres iraníes vistieran a la europea, añadiéndose el acceso de estas a la universidad. Su hijo Mohammad Reza suavizó la ley al subir al trono, permitiendo a las mujeres elegir libremente su vestimenta, volviéndose común el ver por las calles de Teherán y de otras ciudades a mujeres sin el velo o con él puesto durante aquellos prósperos años 60-70.
Como bien dice una de mis más fiables fuentes respecto a su país:
«Los reformistas de Irán son unos mentirosos, son los peores de hecho, pero los glorifican en Europa por sus reformas y les dan legitimidad. No existe el reformismo en Irán, solo de nombre, ellos creen en el Islam y en sus normas, eso incluye las ejecuciones diarias. Todos ellos están bajo la bandera de la república islámica y tienen el mismo objetivo«
Las ejecuciones, en lo que llevamos de año el régimen ha asesinado a 1.000 personas, acusadas de falsos delitos de colaboración con Israel o con la oposición exiliada y mientras la prensa europea en cambio baila al son de la batuta de Jamenei. Siendo este 24 de octubre el 80 Aniversario del Día de las Naciones Unidas, deberían sus miembros de recordar el verdadero motivo de su creación, mirando a Irán como un caso parecido a lo que sucedió entre 1939-45 para que no se repita. He dicho.
Mismamente, me parece una falta absoluta de respeto que las feministas de algunos países como España, entre las que se cuentan a la Sra Belarra y Montero, no hayan nunca defendido la causa de las iraníes en ninguna de sus manifestaciones. Veríamos que pasaría si tuvieran ellas que vivir como lo han hecho las de su sexo en ese país desde 1979 o si les hubieran silenciado dos veces como en el caso de las desdichadas mujeres afganas.
Así pues, dirigiéndome a todas las mujeres de Irán, les digo que salgan a la calle juntas como aquel 8 de marzo de 1979 cuando protestaron por la reimposición del hijab, y que no cesen de gritar hasta hacer caer a una cárcel ya vieja y condenada al derrumbe absoluto que es la república islámica de Irán. Ni un paso atrás más.
*El autor que firma el escrito será el único responsable de sus opiniones.




