¡Cuán superior puede ser un hombre a otro!
Esta frase del Eunuco de Terencio es quizás una que bien podrían arrojarse el propio Trump, el execrable Netanyahu o los sanguinarios de Hamás. Superioridad, palabra que impone ahora mismo miedo que respeto. Miedo es lo que abunda en Oriente, enmascarado de tranquilidad.
Después de 2 años los rehenes supervivientes de la Matanza del 7 de octubre pueden abrazar a sus familias, han vuelto a casa, pero otros no lo harán por desgracia e igualmente muchos palestinos que abrazan a sus hijos y familiares liberados tendrán que ver como el vecino de al lado llora porque él no volverá a abrazar a los suyos.
La calma que ha sucedido a la tempestad es quizás de momento efectiva, pero el peligro y la amenaza acechan. Si bien el enemigo que encarnan Hamás y sus aliados de Irán y Hezbollah están ahora heridos de muerte y lamiéndose las heridas es primordial, más que nunca ahora, que la historia no se repita. Decía Cicerón que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, y si queremos evitar más muertes es necesario que un bando y otro reciban un buen tajo o tirón de orejas. Israel debe parar los asentamientos y Hamás debe desaparecer, ser desmilitarizada, porque no es un partido político, sino un grupo de asesinos islamistas y fanáticos, al igual que el ala radical del sionismo que ha emponzoñado la convivencia religiosa y cultural que siempre definió a los pueblos del Levante pese a las Cruzadas, la Hégira o las guerras tribales y civiles en los últimos 100-50 años.
Sinceramente creo que Gaza debe quedar bajo protección de la ONU, con los Cascos Azules, es quizás la mejor solución a largo plazo y que sea la Autoridad Palestina la que administre Gaza. Apenas han pasado 48 horas del alto al fuego y Hamás ya está matando, pero no a judíos sino a palestinos acusados de colaboracionistas con Israel, el terror de los bombardeos ha sido sustituido por el de las ejecuciones públicas. ¿Cómo va a ser posible un doble estado Árabe-Israelí si cosas como estas ocurren todavía?
Es necesario barrer la suciedad yihadista, reconstruir Gaza va a llevar décadas, enterrar a los muertos, se calcula que hay 14.000 bajo los escombros, un trauma que no se olvidará amén de ser reconocidos por los suyos. Israel ha cometido lo mismo que sus enemigos aquel 7 de octubre de hace 2 años, una masacre y que ha derivado en genocidio. Pero soy de las personas que opinan que aún hay esperanzas para ambos pueblos.
Quiero aportar información plausible y veraz de que Hamás ya antes de la guerra imponía el terror. Desde que llegó en 2005 al poder implantó un régimen equivalente al de los Talibanes y Ayatollahs, prohibiendo estudios superiores a las mujeres, obligarlas a cubrirse y ejecución de moderados y homosexuales en público, por eso muchos palestinos a veces huían a Israel. Por el otro lado los robos de tierras y casas por parte de los colonos extremistas son igualmente de inaceptables.
Así que opino que no, no ha acabado. Solo acabará cuando los despojos que evitan una paz palestino-israelí sean barridos. Esos despojos, queridos lectores, están en Teherán a la sombra del Líder Supremo y también en los túneles de Gaza o en el Parlamento de Israel. Unos y otros habrán de rendir cuentas ante la justicia, porque nadie es inviolable, ni siquiera aquellos que se creen elegidos en una delirante burbuja mesiánica.
Recuerdo leer hace unos 11 años en un artículo de prensa como un sacerdote católico decía una verdad absoluta: El Cristianismo y el Judaísmo pese a sus errores y guerras ha tenido una transición, podemos decir que han democratizado, pero el Islam no, ha habido pocos avances.
No se debe malinterpretar esto como un comentario xenófobo sino que son pocos los musulmanes que se han adaptado a los nuevos tiempos, y un ala radical va poco a poco imponiéndose en las sociedades occidentales maquillándose de víctimas. Uno no puede imponer su visión en detrimento de una inmensa mayoría que no la comparte y eso tampoco, al igual que lo que ha sucedido en Oriente estos 2 últimos años, debe de pasarse por alto.
