Cuando eres bueno, te beneficias, pero si eres cruel, te perjudicas.
Las personas buenas son generosas, y están dispuestas siempre a ayudar. Esta forma de vivir las beneficia de muchas maneras. Ser generoso contribuye a nuestro bienestar, y esta cualidad fomenta la amistad.
Tan solo con leer sobre actos de extraordinaria bondad hace que la gente sea más generosa.
Queda claro que si más personas fueran generosas, todos nos beneficiaríamos.
El ser humano tiene la tendencia a querer ayudar a otras personas.
La generosidad le hace bien al que da y al que recibe. Hay más felicidad en dar que en recibir.
Por supuesto, la generosidad no se limita a dar dinero, hay muchas otras formas de demostrarla.
La experiencia demuestra que ser generoso y ser feliz van de la mano.
A mi manera y forma de pensar y de ver la vida, creo que no hay duda de que ser generoso y ayudar a los demás nos hace muy felices.