viernes, 13 diciembre, 2024

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Cleopatra 2.050 años (I Parte)

Cleopatra VII, una de las mujeres más famosas de la Antigüedad, gobernó Egipto durante 21 años. Perdió un reino, lo recuperó, estuvo a punto de volver a perderlo, se alió con Julio César con quien tuvo un hijo, luego otros 3 con Marco Antonio. Levantó un Imperio y lo perdió todo. Reina a los 18 años, diosa desde niña, madre a los 22, intrigante, calculadora, asesina, estratega y extremadamente inteligente y adelantada  a su tiempo. Fue un aura con sus sombras en el último período de esplendor del reino de los Faraones y del Helenismo y tras su muerte, ha pasado sin embargo, al panteón de las mujeres malditas, Femme Fatale, de la historia. En realidad Cleopatra fue ante todo una figura política con sus virtudes y defectos.

Cumpliéndose ahora este 12 de agosto próximo los 2.050 años de su muerte he creído que es de justicia rescatar a la verdadera reina y desmontar el mito que los libelos, obras de teatro y películas han hecho de ella en los últimos veinte siglos. Por un breve instante estuvo a punto de ser ella y no Octavio quien venciera y haber cambiado la historia de Occidente y de Oriente, mundos entre los que vivió siempre a caballo. El tiempo de espera ha terminado.

LA DINASTÍA DE LOS PTOLOMEOS

La historia de la familia de Cleopatra comienza en el año 331 a.C cuando Alejandro Magno invadió Egipto y expulsó a los persas, siendo coronado en Menfis como Faraón y adorado como un dios y libertador en vida. Gran amante de Homero, el monarca macedonio que siempre dormía con la obra del poeta bajo su almohada, tuvo entonces un sueño. Una gran ciudad frente al mar que sería la más hermosa de todas en cuanto a arte y cultura. Tras localizar el terreno, entre el Lago Mareotis y una isla llamada Faros, Alejandro trazó los cimientos con harina en vez de cal, entonces una bandada de pájaros descendió y empezó a comerse la harina. Presa del pánico el monarca consultó a sus adivinos y astrólogos, pero estos le dijeron que aquella bandada simbolizaba que la ciudad sería extremadamente rica y alimentaría a medio mundo y fue bautizada con el nombre de Alejandría. No se equivocaban, teniendo en cuenta que el trigo de Alejandría, que en si era el de Egipto, se convertiría en el sustento de los Ptolomeos y a posteriori en el del Imperio Romano.

Alejandro murió en el 323 a.C sin ver su ciudad acabada, siendo amo de media Asia y Oriente unidos a Grecia, pero sin heredero alguno. Fue entonces, cuando su hermanastro Ptolomeo se adueñó de Egipto y enterró el cadáver del conquistador en Menfis, para posteriormente trasladarlo a Alejandría. En el año 305 a.C Ptolomeo fue coronado Faraón.

ALEJANDRÍA, NUEVA CAPITAL DEL REINO

Bajo Ptolomeo I Alejandría se convirtió en la sustituta de Atenas. Diseñada por Dinócrates de Rodas la ciudad se dividió en 5 distritos, llevando las letras del alfabeto griego y con una gran plaza, una calle mayor de treinta metros de anchura y seis kilómetros de largo que atravesaban la ciudad, con calles bien asfaltadas, paralelas y perpendiculares, cruzándose siempre en ángulo recto. Lo que luego se llamaría la Vía Canópica. La ciudad se abastecía de agua potable gracias al Nilo y al Lago Mareotis, tenía alcantarillado y luz nocturna. Poseía además un dique unido a la isla de Faros que abastecía de agua a aquella zona.  

                                                                           PTOLOMEO I

Los edificios era en su mayoría griegos y de mármol, dado que Ptolomeo no escatimó en gastos para embellecer la capital de su nuevo reino. Pero también había un barrio egipcio con sus templos de granito rojo o pórfido negro con colosales estatuas de dioses egipcios y un barrio judío provisto de sinagogas. Las calles de Alejandría eran un hervidero de distintas etnias y lenguas, bien podías hablar en griego que en egipcio o en hebreo. Se levantaron teatros, termas, un gran gimnasio e hipódromos y pronto la ciudad se embelleció con jardines que recordaban al Edén o a los de Babilonia. El puerto que se construyó muy pronto atrajo a comerciantes que llegaban desde Arabia, la India o China pasando por el Mar Rojo, cargados con especias, incienso, sedas y piedras preciosas.

                                                      La Vía Canópica de Alejandría

Pero las 2 joyas de la corona egipcia eran los principales edificios de la ciudad. La Biblioteca y el Faro. Ptolomeo I no solo quería que su ciudad fuera lujosa, sino que fuera también el primer centro de conocimiento del Mediterráneo Oriental y levantó frente al puerto, cerca del Palacio Real, una gran Biblioteca, siguiendo el modelo de las de Atenas o Pella. Su primer director fue Demetrio de Falero y la construcción de aquel monumental edificio originó lo que podríamos llamar la primera fuga de cerebros de la historia. Fue allí en Egipto y en Alejandría en donde Euclides escribió sus Elementos, donde Aristarco descubrió el sistema heliocéntrico, donde Eratóstenes de Cirene calculó la circunferencia de la tierra y en donde  Calímaco y Apolonio de Rodas escribieron sus obras de poesía y Jasón y los Argonautas. Ptolomeo mandó guardar allí las obras de Platón, Homero, Eurípides, Píndaro y Sófocles.

Fue también en Alejandría donde Arquímedes estudió y en donde Herófilo de Calcedonia y Erasístrato estudiaron la anatomía y la fisiología humanas . Al lado de la Biblioteca se construyó una academia en donde vivían los sabios que trabajaban para la familia real llamada el Museion. Resumiendo, que la Biblioteca de Alejandría fue la primera univesidad conocida en el Mundo Antiguo. Se calcula que llegó a albergar hasta 900.000 rollos de papiro y pergaminos.

Para mostrar apertura cultural y religiosa  se guardaron copias del Libro de los Muertos, libros hindúes o persas, y ya en el reinado de Ptolomeo II se hizo venir desde Jerusalén a 70 sabios judíos, rabinos en su mayoría, para que tradujeran la Torá (Antiguo Testamento) del hebreo al griego, lo que se conoció como la Septuaginta.

Recreación de la Biblioteca

La otra joya de la ciudad y con sus 134 metros de altura era el Faro, levantado frente al puerto principal en la isla que llevaba su mismo nombre, Faros.  Fue construído bajo el reinado de Ptolomeo II y su arquitecto fue Sóstrato de Cnido. El edificio, erigido sobre una plataforma de base cuadrada, era de forma octogonal y estaba construído con bloques de mármol ensamblados con plomo fundido. En la parte más alta y coronada con una estatua de Poseidón, un gran espejo metálico reflejaba la luz del sol durante el día, y por la noche proyectaba la luminosidad de una gran hoguera a una distancia de hasta cincuenta kilómetros. Se calcula que la construcción del Faro costó una décima parte del tesoro real, pero fue una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo.

Faro de Alejandría

Para terminar y en lo alto de una colina, al oeste de la ciudad, se alzaba el Serapeum. El Serapeum era un templo que Ptolomeo I levantó sobre una gran explanada y al que se accedía por una escalinata. Estaba forrado con bronce y oro en su interior,  con una colosal estatua de Serapis, un dios greco-egipcio que se creó para conciliar a los ciudadanos de Alejandría. Serapis recogía elementos del dios buey Apis y de Osiris, de Zeus y Hades y sobre su cabeza descansaba una cesta que simbolizaba la abundancia en tiempos de cosecha. El Serapeum disponía de otra biblioteca y de unas catacumbas en donde se rendía culto a Anubis, dios de los muertos.

Recreación del Serapeum y del Dios Serapis

Por lo tanto fue en esta ciudad cosmopolita en donde nació Cleopatra en el año 69 a.C

LA REINA

Cleopatra VII nació en el Palacio Real de Alejandría en el año 69 a.C y sus padres fueron Ptolomeo XII Auletes (Flautista) por su aficción a tocar este instrumento, y Cleopatra V. Debido que para ganarse la lealtad de la población nativa y del clero egipcio los Ptolomeos habían tenido que adoptar el incesto en sus matrimonios, es muy probable  que los padres de Cleopatra fueran hermanos. El matrimonio tuvo un total de 6 hijos. Berenice IV, Arsínoe IV, Cleopatra VI, Cleopatra VII, Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV.

Para entonces y cuando nació Cleopatra, aunque Alejandría aún conservaba su esplendor cultural, el Imperio Ptolemaico había perdido casi toda su grandeza debido a las guerras entre padres, hijos y hermanos que habían acabado matándose entre ellos. Los Ptolomeos eran famosos no solo por su ser los monarcas más ricos y sabios de Egipto, sino también por el incesto y el parricidio y fraticidio que se empezó a practicar con Ptolomeo IV. En tiempos de los tres primeros Ptolomeos Egipto había controlado la Cirenaica, al este de Libia, Creta, Chipre, Siria, Judea, el Sur de Turquía  y hasta  habían llegado a Babibolonia, pero cuando nació Cleopatra ya solo les quedaba Chipre. El resto había sido engullido por un potencia que estaba empezando a adueñarse del Mediterráneo. Roma.

El Imperio Ptolemaico en su mayor apogeo

En este mundo fue donde se crió la princesa, bajo la sombra de Roma, que amenazaba el país de su familia cada día que pasaba más, pero pese a pertenecer a una familia de asesinos, la infancia de Cleopatra fue feliz. El palacio real era en si uno de los edificios más lujosos de la ciudad y contaba con su propio puerto. Las paredes estaban forradas de mármol y de tapices bordados en oro y en púrpura, las columnas de estilo corintio eran de jaspe con los capiteles de oro. Los suelos eran de ónice, forrados con piel de leopardo, pantera o tigre y los techos estaban forrados con oro, lapislázuli, esmeraldas y topacios. Los jardines eran frondosos y frescos, decorados con bellas fuentes y estatuas griegas y los muebles estaban hechos de cedro libanés o de bronce con incrustaciones preciosas. Por los pasillos recorrían embajadores, eruditos y las fiestas que se celebraban mezclando lo egipcio y lo griego duraban hasta el primer rayo del nuevo día.

La educación de Cleopatra corrió a cargo de los tutores y maestros de la biblioteca. La educación de  los príncipes ptolemaicos solía ser puramente griega y siguiendo el modelo Helenístico, pero Cleopatra fue más allá, pues su sed de conocimiento superó al de sus predecesores. Era capaz de recitar a Homero de memoria, conocía las tragedias de Eurípides y la poesía de Píndaro, sabía tocar la lira y montar a caballo como una experta jinete. Mismamente fue educada en política y en astronomía y dado que Alejandría era un hervidero de distintas lenguas Cleopatra no solo sabía hablar en griego, sino también en hebreo, arameo, etíope, persa, armenio, medo y lo más admirable es que fue la primera y única reina que se molestó en aprender a hablar y escribir en egipcio antiguo. Demostró que era la mejor candidata para sustituir a su padre cuando este falleciera.

¿Cómo era su aspecto? Probablemente la mayoría de los bustos que se conservan de ella ni siquiera sean de la reina. Se dice que era hermosa, pero más bien era de estatura mediana y con una nariz aguileña y con la piel de color miel. Se sabe que muchos Ptolomeos eran rubios por su ascendencia griega, pero debido al matrimonio de Ptolomeo I con Thais, una cortesana persa, es muy probable que Cleopatra fuera de cabello oscuro. Hermosa o no demostró que la seducción muchas veces reside en el intelecto y no en el cuerpo.

PRIMER EXILIO 58-55 a.C

Para el año 58 a.C la situación en Egipto era desesperante. El padre de Cleopatra llevaba reinando desde hacía 22 años, pero solo le interesaban las fiestas y tocar la flauta y el momento álgido llegó cuando Roma invadió Chipre, adueñándose de ella. Viéndose acorralado, el hermano de Ptolomeo XII, Rey de la isla, se quitó la vida y su reino se convirtió en colonia romana, sin que Egipto hiciera nada. La rebelión estalló en Alejandría y el pueblo coronó a Berenice IV como reina, junto a su hermana Cleopatra VI. Mientras,  Ptolomeo XII huyó a Roma con su hija. En ese año o al siguiente la madre de Cleopatra murió.

Ptolomeo XII fue acogido en casa del Cónsul Cneo Pompeyo, quien defendió su causa ante el Senado, aunque los romanos detestaban el sistema de modelo monárquico y más aún de estilo oriental. Desde el año 509 a.C cuando el último rey había sido expulsado de la ciudad, Roma era una república y el intentar ser coronado rey era castigado con la muerte. Aún así, Pompeyo salió ganando con la mayoría de votos a favor de restaurar al rey en el trono de Egipto. Mientras, allá en Alejandría, Berenice IV asesinó a su esposo y a su hermana Cleopatra VI y gobernó junto a su amante.

Durante los 3 años que Cleopatra pasó exiliada en Roma junto a su padre es muy probable que aprendiera que era mejor tener aliados que enemigos, incluso cuando esos aliados eran de la potencia que amenazaba a Egipto. En ese tiempo la princesa aprendió latín y según las malas lenguas tuvo como amante al hijo de Pompeyo, algo del todo improbable dado que al igual que su padre lo que más deseaba era volver a casa. Finalmente en el año 55 a.C Ptolomeo XII marchó a Asia con un ejército y con un préstamo de 17.000.000 de dracmas para reconquistar Egipto, junto a ese ejército iba el romano con Pompeyo y Marco Antonio a la cabeza. La caída de Alejandría fue rápida y Berenice IV fue decapitada junto a su amante por orden de su propio padre.

51 a.C POR FIN REINA

Como pago por su alianza con Roma Ptolomeo XII tuvo que permitir que las tropas romanas se instalaran en Alejandría, y la convivencia no fue fácil. Los romanos odiaban a los egipcios, cuyos dioses en comparación con los suyos eran monstruos y en cierta ocasión un soldado romano mató a un gato, animal sagrado en el país del Nilo, lo que casi le cuesta la vida al querer ser linchado por los propios alejandrinos.

En el año 51 a.C Ptolomeo XII enfermó de gravedad y murió al poco tiempo, pero antes dictó testamento en el cual nombraba sucesores a Cleopatra y a Ptolomeo. Los dos hermanos contrajeron matrimonio y la coronación se llevó a cabo en Menfis. Hay un cartucho que señala la coronación de Cleopatra el 2 de julio del 51 a.C, tenía 18 años y su hermano solo tenía 10.

Menfis

Estaba claro que quien reinaba era ella y no él. El año de su subida al trono no fue precisamente fácil, a la deuda de su padre con Roma, la cual tenía que pagar ella, se sumaron la hambruna y las malas cosechas por la bajada del Nilo. Mismamente el precio de la plata cayó, Egipto estaba casi en la banca rota, pero Cleopatra se mostró una hábil administradora financiera de su reino y logró que el importe de los ingresos fiscales y el comercio exterior ascendiera a 12.000 talentos al año y sustituyendo la moneda de plata por la de bronce.

             Estela de Cleopatra

Mismamente tuvo que controlar a las tropas romanas acuarteladas en Alejandría, las cuales se mostraban más revueltas cada día que pasaba, pero el verdadero enemigo estaba en casa. Aunque casada con Ptolomeo XIII, Cleopatra despreciaba a su hermano y lo rechazaba, debido a su obesidad y excesiva crueldad, a pesar de ser solo un niño. El matrimonio nunca se consumó y tanto Arsínoe, la hermana de Cleopatra como Teódoto el tutor de Ptolomeo XIII, el eunuco Potino y el General Aquilas manipulaban al rey-niño en contra de su hermana.

Fue en el año 49 a.C cuando los cinco planearon asesinar a la reina, pero Cleopatra descubrió el complot a tiempo y huyó de Alejandría en mitad de la noche, en compañía de sus dos criadas Iras y Charmión, su criado Apolodoro, su médico Olimpos y su  consejero Mardián. La huída fue a través de Pelusion, en el este de Egipto, atravesando Judea a caballo hasta llegar a Siria. Cleopatra estaba a salvo, pero exiliada. Sin embargo pronto su suerte cambiaría, pues como aprendió en el exilio junto a su padre, si no puedes con todos tus enemigos, pacta con el que te sea más útil. Y ese enemigo era Roma.

CÉSAR ENTRA EN ESCENA

Mientras Cleopatra huía para salvar la vida, en Roma estalló la II Guerra Civil entre los Pompeyanos y los Cesarianos.  Julio César cruzó el Rubicón tras pronunciar su famoso Alea Iacta est y entró en Roma, provocando la huída de Pompeyo a Grecia, pero en vez de seguirle lo que hizo fue ir a Hispania y aplastar al ejército pompeyano que estaba allí acuartelado, y solo tras su victoria, fue tras Pompeyo. Bien dicen que de las grandes amistades surgen luego las grandes rivalidades, César había sido amigo de Pompeyo y este le había salvado la vida en su juventud, incluso habían sido suegro y yerno, pero tras la muerte de Julia, esposa del Cónsul e hija de César, la relación se rompió. El encuentro final entre ambos tuvo lugar en Farsalia, en el año 48 a.C y allí Pompeyo fue derrotado definitivamente, pero de nuevo volvió a escapar y en el único lugar en el que pensó que podría encontrar ayuda y apoyo era en Egipto, a fin de cuentas los Ptolomeos le debían el seguir reinando.

A medida que Pompeyo se acercaba a las costas de Egipto crecía la incertidumbre. ¿Dar la bienvenida a un prófugo? César era ahora el amo de Roma y podía volverse en  contra en cuanto desembarcara en Alejandría, de modo que Teódoto aconsejó a Ptolomeo XIII cortar el problema de raíz con la frase de que un cadáver no muerde.  Nada más desembarcar en la playa de la capital egipcia Pompeyo fue decapitado por Aquilas.

Solo tres días después César llegaba a la ciudad y era recibido en la corte, en donde le mostraron la cabeza de Pompeyo. En vez de aplaudir el acto, el general romano rompió a llorar, Pompeyo merecía un juicio justo y no haber sido asesinado como un vulgar ladrón.

La noticia le llegó a Cleopatra quien ahora estaba acampada en la frontera de Egipto, junto con un ejército de mercenarios que había reclutado ese verano. Tras un año de exilio se disponía a volver, pero lo haría de otra manera,  más cauta y burlando a las tropas de su hermano quienes vigilaban la frontera por Pelusion. Lo mejor era acampar en la Península del Sinaí, remontar el Nilo hasta Menfis y regresar a Alejandría por el sur arribando en el puerto del Mareotis. Era un viaje de 8 días y por supuesto lleno de peligros. César además ordenó que Cleopatra se presentara en palacio, pues estaba dispuesto a reconciliar a los dos hermanos para que reinaran juntos de nuevo y evitar que Egipto entrara en una guerra, la cual se sentía ya latir en todo el país al haber partidarios de Ptolomeo y Cleopatra y organizar ambos episodios de violencia. Aquello además podía afectar al envío de trigo a Roma y matar a la ciudad de hambre. César se limitó a jugar en los dos bandos para de esa manera evitar un mal mayor.

Y así, una noche de octubre del 48 a.C Apolodoro, Iras y Charmián llegaron a Alejandría y desembarcaron en ella. Nadie les reconoció, pues iban disfrazados de comerciantes, y cargaban con una alfombra y se adentraron sin problema alguno en el palacio real, en el cual, César estaba alojado. La guardia romana les impidió pasar pero ellos alegaron que traían un regalo para César de parte de la reina y que era la alfombra que ellos transportaban. César le permitió pasar y estos desataron las ataduras que tenían la alfombra enrollada. Cuando la desenrollaron ante César surgió de esta la figura de la reina ante la mirada atónita del general romano.

De esta forma Cleopatra demostró que era más inteligente que sus enemigos, la historia de la alfombra pasó a la posterioridad como el inicio de las relaciones entre el general y la reina. El mito de que Cleopatra se presentó ante César engalardonada con sus joyas y vestimenta real es falso, probablemente fuera poco arreglada y llena de polvo por el largo viaje que había hecho, tan solo llevaba una túnica corta blanca y una cinta que le sujetaba el pelo. Pero a pesar de su aspecto, aquel hombre que tenía ya 52 años se quedó cautivado ante aquella muchacha de 22, la cual afirmaba que era la diosa Isis en vida.

La noche fue larga y por supuesto Cleopatra no perdió el tiempo en seducir a César, venía a defender su causa, y lo que es más, a recuperar su trono. La mayoría de los historiadores no se ponen de acuerdo si bastó una sola noche para que el general cayera rendido ante la inteligencia de la reina o si la relación amorosa nació después. Que amara a César es improbable, pero ambos se parecían en muchos aspectos y ambos se necesitaban. César admiraba a Alejandro Magno y Cleopatra descendía indirectamente del caudillo macedonio, cuyo cuerpo estaba enterrado además en el Mausoleo Real de Alejandría, ambos tenían pretensiones imperiales y compartían gustos en lujo e intelecto y Cleopatra estaba dispuesta a aliarse con Roma si César le apoyaba.

Lo que si está claro es que a la mañana siguiente Ptolomeo XIII encontró a los dos amantes juntos y fue presa del pánico. Las condiciones de César fueron las siguientes:

Roma y Egipto serían aliadas

La deuda de Ptolomeo XII fue rebajada a 10.000.000 de dracmas

Potino y Teódoto fueron puestos bajo arresto domiciliario

Cleopatra reinaría en Egipto junto a su hermano

Para calmar las ambiciones de Arsínoe Chipre fue devuelta a Egipto

El pueblo de Alejandría escuchó estas condiciones más el testamento de Ptolomeo XII y por el momento la paz estaba asegurada.

En ese tiempo Cleopatra le enseñó Alejandría a César, y por supuesto los dos destinos turísticos favoritos del romano fueron la Biblioteca y el Mausoleo Real. Allí descansaba el cuerpo de Alejandro, momificado y en perfecto estado de conservación en un sarcófago de cristal (antaño fue de oro pero Ptolomeo IX lo fundió para pagar sus deudas)  César aspiraba a ser como él y Cleopatra  le aseguró que juntos llegarían más lejos de lo que Alejandro había llegado. Sin embargo la paz fue breve, pues Potino intentó envenenar a César y este lo ejecutó, pero en el caos originado Arsínoe, Teódoto, Ptolomeo XIII y Aquilas escaparon de Alejandría y marcharon sobre esta con el ejército de Pelusion. La llamada Guerra Alejandrina había comenzado.

Un crucero por el Nilo y Cesarión

Los dos primeros meses de la guerra fueron los peores. César, sus tropas y Cleopatra se atrincheraron en el barrio real mientras el resto de la ciudad les hacía frente, y sin embargo resistieron. Por ese mismo tiempo la reina descubrió que estaba embarazada. En el transcurso de la guerra y para evitar que las naves egipcias entraran en el puerto, César incendió las suyas para así asestar un golpe a los egipcios, pero esa estrategia tuvo un precio y fue que el fuego alcanzó el puerto y una parte de la Biblioteca de Alejandría se quemó.

Hasta marzo del 47 a.C no llegaron los refuerzos desde Roma, junto con el rey Mitrídates I de Pérgamo, aliado de César. Tuvo lugar entonces la Batalla del Nilo en la cual Aquilas, Teódoto y Ptolomeo XIII murieron y Arsíone IV, quien se había autoproclamado reina de Egipto, fue capturada. El 27 de marzo Cleopatra  y César pudieron cantar victoria.

A pesar de los destrozos de la guerra, que había que restaurar edificios y poner los asuntos del reino en orden, los dos amantes celebraron la victoria con un crucero por el Nilo. César deseaba conocer el país de la reina, y por supuesto ella estaba dispuesta a seducirlo con todas sus riquezas, más aún con un hijo del general creciendo en su vientre; la reina no podía más que vislumbrar un futuro dorado para su país. Aquí nos alargaremos un poco, pues merece la pena conocer como era el barco-palacio de la reina.

En primer lugar, según se entraba, por la popa, se había instalado un pórtico abierto al frente rodeado de columnas. En la parte frente de la proa había un vestíbulo construido con marfil y la madera más cara. Al atravesarlo es como si se hubiera hecho un proscenio que iba techado, igual al que se encontraba otro vestíbulo, en la parte central, y se accedía a él a través de un portal de 4 puertas. A la izquierda y a la derecha había ventanas, para que ventilaran el ambiente. Junto a ellos se encontraba la habitación más grande. Estaba rodeada de columnas y tenía capacidad para 20 lechos. La mayor parte de ella fue construida con ciprés milesio y cedro escita. Las puertas del recinto habían sido hechas de tablones de tuya unidos entre sí y con decoraciones de marfil. La guarnición de clavos de su parte frontal y las aldabas, que eran de bronce rojizo, habían sido doradas al fuego. Los capiteles corintios eran de marfil y oro, y todo el arquitrabe de oro, sobre el cual se ajustaba un friso que representaba notables figuras de marfil de más de un codo de altura. Sobre la sala de banquetes había otro hermoso techo rectangular hecho de madera de ciprés y sus adornos estaban tallados y cubiertos de oro.

Junto a dicha sala había un dormitorio de 7 camas y unidas al Gineceo por un estrecho corredor. En el Gineceo había otra sala de banquetes con 9 lechos. Subiendo las escaleras de caracol a la segunda cubierta, existía otra habitación con 5 lechos que poseía un techo romboidal, y al lado un templete de Afrodita, abovedado, y con una estatua de la diosa hecha en marmol. Al lado otra magnífica sala de banquetes rodeada de columnas, hechas con piedras de la India,y al lado otra sala con alcobas.

Avanzando hacia la proa había una magnífica estancia báquica, de 13 lechos rodeada de columnas, con una cornisa chapada en oro hasta el arquitrabe que recorría la habitación. El techo se adecuaba al valor de la divinidad. En esa habitación se construyó un hueco cuyo aspecto era el de una construcción en piedra hecha de oro y de piedras preciosas; allí se instalaron estatuas representativas de la familia real egipcia hechas en marmol de Paros. Bastante agradable era también otra sala de banquetes situada sobre el techo de la estancia principal, a manera de pabellón; no tenía techo, pero se habían instalado unas piezas transversales en forma de arcos colocadas una a cierta distancia de otra, sobre las que, durante la travesía, se desplegaban unas cortinas de color púrpura.

A continuación venía un atrio que ocupaba el espacio situado encima del pórtico que se encontraba debajo. Junto al atrio se encontraba otra escalera de caracol que llegaba hasta el pasillo cubierto y la sala de 9 lechos, de estilo egipcio en este caso. Las columnas se alzaban redondeadas alternando entre el blanco y el negro. Sus capiteles tenían forma redonda, y todo su contorno similaba a rosas recién abiertas. Alrededor del cálato había espirales con forma de capullos y flores de loto y frutos de palmeras recién brotadas, también el estilo flor de nenúfar invadía la estancia y con formas entrelazadas.

Y por supuesto no faltaba una sala de conferencias, bañeras de cobre, un jardín, grutas secretas, una biblioteca, un gimnasio, establos, un altar de Dionisos e Isis y hasta un acuario.

Medía 90 metros de eslora, 13 de manga y 18 de puntal y era empujada por remeros que remaban con remos de marfil y de oro. Tras ellos les seguía una flota de 400 naves con todos los utensilios necesarios y con la guardia romana y egipcia.

La República Romana bajo el mandato de César

Así fue el romántico crucero por el Nilo de la reina y César y en el cual llegaron hasta el Valle de los Reyes y las primeras cataratas, para volver a Alejandría, en donde las noticias no eran precisamente las mejores. El rey Farnaces del Ponto se había lanzado a reconquistar su reino, matando a todo romano que se le pusiera por delante, mujeres y niños incluídos. En Numidia, Catón el Joven y Escipión, ambos pompeyanos, habían reunido otro ejército y en Roma Marco Antonio apenas podía controlar a los enemigos de César en el Senado. César abandonó Egipto el 7 de junio dejando a tres legiones para proteger a Cleopatra a la que casó con su otro hermano, Ptolomeo XIV, de 12 años. El 23 de ese mismo mes la reina dio a luz a un niño al que puso Ptolomeo César, pero sería conocido como Cesarión. Al fin un heredero para Egipto y si César lo reconocía como hijo suyo ¿quién sabe? Podía reinar un día en Roma si César al final se convertía en un monarca. Cesarión sería un nuevo Alejandro Magno que uniría Oriente y Occidente bajo el cetro de Roma y Egipto.

LA REINA EN ROMA

Una vez que César aplastó a Farnaces, a Catón y a Escipión, regresó a Roma para celebrar sus triunfos tras los cuales el Senado lo nombró Dictador por diez años. Con él traía nuevas reformas, algunas de estilo egipcio y la más notable y que a día de hoy sigue vigente, fue reformar el calendario lunar romano por el solar egipcio, lo que luego sería el calendario Juliano que actualmente es el Gregoriano. La idea partió tras debatir César en Alejandría con Sosígenes, astrónomo de la reina. César también inició la construcción de un biblioteca como la alejandrina y el ampliar las calles de Roma. Por esos tiempos la ciudad no era lo que luego sería en tiempos del Imperio, era un villorrio maloliente en donde salvo las villas señoriales y los templos y el Senado las casas eran de madera, pegadas unas a otras, lo que hacía que los incendios se propagaran rápidos y no había más que un teatro.

Mientras César se ocupaba de sus asuntos en Roma, en Egipto, Cleopatra cumplía su rol de reina y madre a la vez. A lo largo del año 47 a.C y comenzando el siguiente ya había purgado la corte de posibles conspiradores, había expropiado las propiedades y fortunas de las familias que habían apoyado a sus hermanos y mantenía a su lado a un fiel grupo de ministros y consejeros, aún así trabajaba sin descanso.

En la corte Ptolemaica por detrás de la reina, estaba el Dioeketes, el Primer Ministro, quien en ausencia del monarca cumplía los roles de regente. Y debió ser así cuando al año siguiente Cleopatra recibió una carta de César en la cual le informaba que estaba invitada a los desfiles por sus triunfos y esta partió con todo su séquito a Roma, llevándose a Cesarión y a su esposo con ella.

La llegada de Cleopatra a Roma causó controversias. Para los romanos no era más que una prostituta que había seducido a César, con el cual había tenido un bastardo. Cicerón fue sin duda su más acérrimo crítico y enemigo, y no perdía ocasión de atacar a la reina como a la ciudad en la que esta gobernaba. Sin embargo otros como Marco Antonio se mostraron cordiales con ella.

Cleopatra fue alojada en la villa de César y acudió a todos los espectáculos que se ofrecieron y cuando llegó el desfile de la victoria vio a su hermana Arsínoe encadenada, siendo llevada como trofeo de guerra tras el carro de César. Los dos amantes se volvían a ver tras un año separados y César debió de mostrarse rejuvenecido con Cesarión, a fin de cuentas ya había llegado a la conclusión de que no podría tener más hijos, de hecho su tercera esposa Calpurnia no le había dado ninguno. Ahora sin embargo y a pesar de no ser romano, Cesarión podía ser su futuro, al igual que el de su madre. Si César reformaba la ley quizás podía dejar como heredero a Cesarión, a pesar de tener un sobrino, Octavio. Pero la alianza entre Egipto y Roma quedó consolidada aún más cuando César levantó una estatua de oro de Cleopatra en el Foro romano, lo que causó la indignación de republicanos como Cicerón, Bruto y Casio.

LOS IDUS DEL 15 DE MARZO

A medida que César acumulaba poder se volvía más vulnerable, muchos temían que ambicionara ser rey. De hecho el pueblo lo aclamaba como tal, a pesar de que César dejó en más de una ocasión que no deseaba llevar corona alguna, por el momento, a pesar de que ya en el Senado se sentaba en un trono de oro, con una corona de laurel dorado, un cetro y un mando de púrpura.  Su gobierno durante aquel año 45-44 a.C consistió en acabar con los restos del ejército de Pompeyo en Hispania que había logrado rehacerse, el siguiente objetivo era conquistar la Partia, actual Irán, campaña que le llevaría quizás más de 3 años. No obstante si esa campaña le salía victoriosa ¿Qué podía ya interponerse entre él y la corona? No, el Senado no lo podía tolerar.

Pese a las advertencias de que no fuera al Senado ese 15 de marzo, César acudió. Tenía pensado partir a la Partia en tres días, y Cleopatra también estaba preparando el equipaje. ¿Pretendían ambos comandar a los romanos en esa guerra? Es probable que ella financiara su campaña, con la condición de que repudiara a Calpurnia y se casaran según los ritos egipcios y que Cesarión fuera heredero de un futuro imperio romano-egipcio, además la reina volvía a estar embarazada. Pero en cuanto César entró en el Senado ese día 15 de marzo, los senadores cayeron sobre él, asestándole 23 puñaladas. Bruto y Casio fueron los cabecillas de aquel asesinato, en un desesperado intento de salvar la República Romana, pero lo único que lograron fue volver a Roma en su contra, sobre todo a la plebe y estos huyeron al este. Había comenzado la III Guerra Civil Romana.

Los sueños de Cleopatra murieron en un dia y a pesar de que permaneció en Roma más de un mes después de la muerte del Dictador y acudió al funeral de este en el que su cuerpo fue incinerado, César no mencionó a Cesarión en su testamento. Viendo que la vida de su hijo corría peligro Cleopatra regresó a Egipto y desgraciadamente en el viaje de vuelta sufrió un aborto y perdió el bebé que esperaba. Cuando llegó a Alejandría envenenó a Ptolomeo XIV, nombrando a Cesarión nuevo rey de Egipto.

La reina no volvió nunca más a Roma, pero tampoco la perdería de vista en los siguientes 14 años.

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