¡Oh! ..., inmensa llanura, de perlas en olas,
moviéndote tenue, con pasos precisos,
pareces de jaspe, con luz que enarbolas
bailando caricias, en los paraísos
de playa dorada de arena tan fina,
que pegas los cuerpos al agua exhalar
en gotas, y apenas la viva retina
vislumbra al posarse, al Sol reflejar.
Y allá..., a lo lejos..., allá en lontananza,
en línea perpleja, colmada de anhelo,
el éter que cubre tu siesta, en bonanza,
en ti, por reposo, se acuesta ese cielo.
Y unir sus esencias de nubes de plata
desea infinito, con ansias de amar.
Y unir sus colores de añil y escarlata
contigo, adorado y excelso amplio mar.
Mecerme en tus ondas de olas nacaradas
quisiera, y rociarme mis todos sentidos,
en suaves masajes de espumas aladas,
bañado en perfumes de efluvios nacidos.
El tiempo me envuelva..., sin que el tiempo corra,
Mirando tu seno, que invita a soñar...
Y así permanezca mi ser, en modorra,
Soñando y muriendo en ti, ¡dulce mar!...
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