Estoy leyendo la carta encíclica “ Fratelli Tutti “ en la que el Santo Padre Francisco escribe : ¿ Qué significan hoy algunas expresiones como democracia , libertad , justicia, unidad ? . Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación , como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción. Voy a intentar aportar un poco de luz a estas cuatro palabras .
Pienso, que cuando se desfiguran esos términos, podemos afirmar que esa sociedad está enferma , pues se deja gobernar por los más ambiciosos, por aquellos que desean mandar a los demás , careciendo de competencia . Dijo D. Pablo Carreño en una conferencia que “ los buenos y los malos gobernantes existen y existirán siempre , y no es el sistema quien garantiza nada , y , aun eligiendo el mejor, y la democracia en principio lo es, nada garantiza el fin que se necesita , se desea y se busca : buenos gobernantes…… son esas personas que saben crear equipos cohesionados , que exploran los caminos que otros dan por cerrados y que llenan de orgullo sensato y prudente el país , ciudad , ….. que gobiernan .
Nuestra sociedad parece querer ser la primera en convencerse del elevado grado de libertad que dice disfrutar. Pero no hay libertad sin verdad , y la verdad sólo puede encontrarse en lo real , en lo que es como es , en el ser de las cosas . D. Javier Paredes , en su ponencia en el I Congreso Internacional de Historia y Monarquía sobre “ El reinado de Alfonso XIII y sus relaciones internacionales “, organizado por la Hermandad Nacional Monárquica de España en los Reales Alcázares de Sevilla , los días 1-2 de febrero de 2019 , comenzó con algo que siempre desea dejar muy claro :
” las cosas son como son ”
¿ Qué es la libertad? Es un inmenso don que pone en juego todas nuestras potencias y marca decisivamente nuestro carácter y destino. Permite alcanzar la máxima grandeza , pero también incluye la posibilidad de un desvio completo. La libertad es uno de los asuntos más determinantes en la vida del hombre y , a su vez , uno de los más confundidos. Se habla continuamente de ella y , al tiempo , podríamos decir , con toda justicia , que cada uno habla de cosas distintas. En nuestro mundo y cultura, de tanto tener la libertad en la boca podría aplicarse el viejo aforismo : “ Dime de que presumes y te diré de que careces”.
Poner paz y unidad es otra de las obsesiones del buen gobernante. El sabe que, la desunión, la hipercrítica interna y el enfrentamiento continuo , es la resaca que ha dejado en las organizaciones humanas de Occidente la borrachera del marxismo , con su dialéctica y su lucha de clases como herramientas de combate.
En el punto 202 de la Doctrina social de la Iglesia : La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, a pesar de las proclamaciones de propósitos, está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener. La justicia, conforme a estos criterios, es considerada de forma reducida, mientras que adquiere un significado más pleno y auténtico en la antropología cristiana. La justicia, en efecto, no es una simple convención humana, porque lo que es « justo » no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano.
Una civilización no es conquistada desde fuera, si antes no se ha destruido desde dentro .Y , son los gobernantes y los gobernados los únicos que la pueden destruir.