sábado, octubre 12, 2024

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Dudar y meditar

En esta sociedad en la que no hay tiempo para pensar, se impone la duda como elemento disuasorio ante una actuación incorrecta sea propia como ajena.  En muchas ocasiones las cosas no son como parecen o como nosotros las vemos, porque las cosas no son ni blancas o negras, existen matices y tonalidades intermedias como la luz del día sobre una montaña. En la música hasta el silencio es una tonalidad.  Dudar es siempre aconsejable, nos obliga a meditar antes de actuar ante alguna acción o decisión importante. Filosofar equivale a dudar, y escribe Aristóteles: «Los que quieren investigar con éxito han de comenzar por plantear bien las dificultades, pues el éxito posterior consiste en la solución de las dudas anteriores, y no es posible soltar [el nudo] si se desconoce la atadura» (Metafísica, III). Se ha de planificar conociendo las dificultades. Otras veces se hacen cambios en el orden laboral sin hacer un plan de posibles daños o averías, es decir, son las variables imprevisibles.

Únicamente los que han aprendido a dudar, pueden ser científicos. A veces,  existen momentos en nuestras relaciones sociales, laborales o familiares en las que necesitamos cinco minutos de relajación para pensar o incluso necesitamos más tiempo para meditar. Es como dice el dicho «cuenta hasta diez antes de tomar una decisión» o respira, porque al respirar se oxigena el cerebro.

Es la duda la que nos hace ser prudentes. Tampoco se trata de llegar a dudar hasta que nos inmovilice, esa duda,  a la hora de actuar, sino que nos dé tiempo a reflexionar y analizar la situación. ¿Cuántas veces, hemos tomado una decisión equivocada? Y a posteriori nos hemos dicho, si yo me lo hubiera pensado antes no hubiera llegado a esta situación tan lamentable que no tiene vuelta atrás. Las cosas nos hubieran ido mejor.

Los acaloramientos nunca acaban bien. Una pelea verbal o física, siempre tiene sus consecuencias laterales o daños colaterales. Muchas veces son los propios hermanos los que discuten por una herencia, y acaban mal, tan mal que algunos no se vuelven a hablar jamás con la consecuente pérdida de unidad emocional, porque la familia para nosotros los latinos e hispanoamericanos es muy importante por su estabilidad y mutua ayuda.

Decidir o no decidir» esa es la cuestión como la de ser o no ser de Hamlet. En teoría las cuestiones emocionales deben estar por encima de las materiales. Cierto es que el mundo no es perfecto y muchas personas se aprovechan de los más débiles, o más descuidados: por lo tanto, siempre se debe acudir a un gestor de conflictos o la persona experimentada o al jefe de la tribu.

Siempre que se nos platee una petición, una actuación o un ofrecimiento gratuito hemos de dudar, dudar como forma de precaución y darle un tiempo al análisis. Pudiera ser que nos encontremos antes un filántropo o un altruista. Un pintor, por ejemplo, siempre duda  mientras construye su obra, va tomando mínimas decisiones, porque si lo miramos bien el ejercicio de la pintura es terapéutico, como la práctica de cualquier otra arte o juego en mayor medida oficios.

Algunas veces me han pedido un favor, y en lugar de responder inmediatamente digo «déjame que lo piense». Porque en la aventura siempre se puede presentar un contratiempo. Algunas veces debí decir «no» a la primera, o simplemente dudar como una vez que un amigo se ofreció  hacerme un seguro de hogar, que me salía más caro pagar la prima que poder cobrar alguna reparación en el hogar.  Pero al final accedí y se lo firme, al año lo anulé.

Nunca jamás hables a los demás de tus problemas, salvo que sea tu familia, de que estás deprimido, o aburrido de vivir,   o que estás en el paro mental creativo. La gente quiere rodearse de gente con éxito. Lo verás con la «gente guapa» o famosa, todos quieren con ellos. Usa tu talento de éxitos aprendidos, la experiencia de haber vivido. Usa tu talento seductor, y no sembrarás dudas de personalidad entre tus amigos porque sin darte cuenta te van a dejar de lado. Tu  móvil o IPhone dejará de sonar. Pero siempre demuestra seguridad en el actuar.

En una película que se llama «A Propósito de Henry», un famoso abogado  es tiroteado en Nueva York y herido en la cabeza y pierde la memoria y sufre amnesia temporal. Está interpretada por Harrison Ford, el de Indiana Jones. Recuerdo que el médico le dice a la mujer, interpretada por Annette Bening, que ante su desgracia y la ruina que se avecina le aconseja que nunca  diga a los amigos lo mal que estaba económicamente, sino que hiciera una fiesta por todo lo alto, para demostrar a los amigos lo bien que les iba, a pesar de la desgracia. Porque evidentemente los amigos son volubles a los contratiempos de infortunio, y ya no digamos si te meten en la cárcel, entonces es que ya se han olvidan de ti completamente.

Por lo tanto, antes de actuar siempre dudar y meditar.

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