sábado, 26 abril, 2025

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El desguace del Estado

Asistimos al desguace gradual, sistemático e implacable de España por parte de un presidente del Gobierno que, con el fin de compensar su debilidad electoral para poder gobernar, no tiene el menor pudor en someterse a un chantaje permanente por parte de las fuerzas que se lo brindan, poniéndose en una situación muy parecida a un secuestro. Ceder a todo lo que le exigen con tal de mantenerse en el poder nos presenta a un Sánchez que desprecia la ley, no respeta las reglas democráticas, se comporta de manera autoritaria y exhibe su perverso egoísmo despiezando el país en beneficio propio. No hubiera sido presidente o hubiera dejado de serlo si no hubiera accedido a la extorsión de los separatistas catalanes, al indulto, a la Ley de Amnistía, al cuponazo catalán, a la eliminación del delito de malversación, a exigir el catalán como lengua oficial europea, a emitir La 2 de TVE en catalán, a la aceptación de no recibir menas ni en Cataluña ni en el País Vasco, a entregar la gestión integral de la inmigración y el control de la frontera para llevarlo a cabo, además de una quita millonaria de la deuda (también en el País Vasco) y el vaciamiento de lo poco que queda del Estado en Cataluña.

En el País Vasco no necesitan el Cupo porque ya lo tienen, pero su imposición específica ha sido los presos. Presos por presupuesto. Concentrados en Euskadi y transferidas las competencias carcelarias, se han medio vaciado las cárceles o disfrutan el 60% de los penados del tercer grado sin cumplir los requisitos exigidos por la ley, le ha entregado la alcaldía de Pamplona, ha aceptado a Bildu como socio preferente y, lo más grave, le ha dado legitimación política incondicional sin necesidad de que haya pedido perdón por los 854 asesinatos de ETA.

También ha cedido a los partidos independentistas innumerables competencias que, aun siendo de tono menor, completan la ruptura de la cohesión territorial y acaban con la igualdad de los españoles. Y seguirá pagando el impuesto revolucionario hasta que se derrumbe el Estado.

¿Cómo puede sucumbir una nación milenaria por satisfacer las ansias de poder de un iluminado? Esperemos que esta pesadilla acabe pronto y lo que venga pueda revertir este desaguisado.

Julián Delgado (escritor)

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