Bajo el reinado del Shah Reza Khan y su hijo Mohammad Reza los derechos de la mujer empezaron a tomar posesión en la sociedad iraní. En 1963 con la Revolución Blanca, el programa de reformas del Shah, las mujeres obtuvieron el voto. Durante 16 años las mujeres fueron dueñas de su vida y negocios, eran iguales al hombre y libres de llevar velo o no, pero en 1978 empezó la cuenta atrás con la Revolución Islámica, que curiosamente apoyaron muchas mujeres, lo cual me sigue sorprendiendo a día de hoy. El último momento de esplendor de aquel año en Irán sería el Congreso Nacional de las mujeres de 1978 en el que el Shah fue despedido con una gran ovación tras su discurso. Fue el último canto de cisne del Imperio Iraní.
Una vez que el Shah huyó de Irán a comienzos de 1979 la cuenta atrás se aceleró con la vuelta de Jomeini el 11 de febrero y el cual declaró que el Islam guiaría a partir de ahora los preceptos del pueblo iraní. Ello conllevó abolir las reformas de la Revolución Blanca, muchas mujeres que habían ocupado puestos de importancia de repente volvieron a ser ciudadanas de tercera ya, que no de segunda, y según Jomeini las auténticas mujeres revolucionarias no debían ir vestidas con las ropas de la decadencia occidental e imperalista. Así pues a principios de marzo de 1979 el Gobierno Provisional que al mes siguiente se convertiría en la vigente República Islámica, comunicó que las mujeres deberían llevar de nuevo velo sin excusa alguna.
La reacción no se hizo esperar. Muchas mujeres habían apoyado la Revolución, algunas si eran islamistas y aplaudieron la vuelta al antiguo código de vestimenta, pero la mayoría se oponía, al igual que de se les privara de sus puestos o salarios los cuales debían de abandonar y ocupar otros como maestras o guardias revolucionarias, pero no abogadas, ministras, pilotos o modelos o cantantes, todo aquello se fue cuando el Shah se marchó. Inconscientemente y creyendo que apoyando la Revolución iban a mejorar sus vidas las mujeres de Irán la condenaron, porque a partir de ahora solo el hombre podía decidir por toda la familia y una mujer podía ser detenida, violada y lapidada solo porque según Jomeini o los maridos las mujeres eran o no eran puras al seguir la doctrina revolucionaria islámica.
El 8 de marzo de 1979 100.000 mujeres marcharon por Teherán protestando por el uso del velo obligatorio, algunas hasta portaron fotos de la emperatriz Farah Diba, quien había sido una de las principales promotoras por los Derechos de la Mujer y aunque tuvo eco y la prensa internacional recogió aquel momento con grabaciones y entrevistas, ese iba a ser desgraciadamente, el último Día de la Mujer en Irán que siempre se había permitido en tiempos de la monarquía.
La represión fue brutal y sus derechos se abolieron de una pedrada nunca mejor dicho en un país donde a día de hoy la lapidación, los latigazos o el maltrato sigue siendo la condena mayoritaria para las mujeres adúlteras o que se niegan a llevar velo.
¿Merecía la pena la Revolución Islámica o más bien la Blanca? Ahí lo dejo.
Porque las mujeres en Irán y donde aún no tienen voz la recuperen y esta llegue a los 5 rincones del mundo.
📸 Mujeres iraníes protestan por el uso obligatorio del velo o hijab, Teherán, 8 de marzo de 1979