Encallada en la orilla de la vida me quedé esperando tu regreso. Paré el tiempo y adormecí mis sueños y solo al viento y a las olas dejé acariciar mi cuerpo. Han pasado los años y el viento y las olas dibujaron en mi cuerpo tus caricias y tus besos, marcando con el tiempo, en mi cuerpo, las huellas de esas caricias y esos besos, que ya no han vuelto. Intento con otras caricias, con otros besos, llenar sus huecos pero el viento y las olas enfurecidos, no dejan tocar mi cuerpo. ... Y sigo, de nuevo, en la orilla de mi vida, encallada y triste, esperando tu regreso.
