| Intrigante ejemplar, fue el Padre Sedella agente insuperable del gobierno de La Habana en su política continental. Máximo inspirador del centrode espías y saboteadores en Nueva Orleans, ayudó a organizarlodesde su llegada a Luisiana, y su red de servicios secretos, puesta al servicio de España y de Washington durante laGuerra de Independencia, colaboró en gran medidacon la independencia de los Estados Unidos Dr. Salvador Larrúa-Guedes |
Ya se sabe que Juan de Miralles, delegado del reino de España ante el Congreso de los Estados Unidos, fundó una red de agentes secretos que contribuyó en gran medida a la independencia de los Estados Unidos, a la que aportó, además del talento de una bien montada inteligencia, una inmensa ayuda militar, material y financiera que decidió a favor de Washington muchas batallas, entre ellas, la de Yorktown, que abrió las puertas al nacimiento de la gran nación.
Desde 1777 Juan de Miralles y su red de agentes contaban, además, con los servicios inapreciables del fraile capuchino Antonio de Sedella, designado Inquisidor de Nueva Orleans. El famoso Père Antoine (Padre Antonio), llegó a ser Vicario General de Nueva Orleans y una figura clave en los servicios secretos españoles por su inquebrantable lealtad a la Corona del Reino, que sólo estaba detrás de su doble condición de sacerdote y misionero, porque Fray Antonio de Sedella, natural de Málaga, donde nació en 1748, era un verdadero asceta, un sacerdote ejemplar de vida muy humilde que murió muy querido por todo el pueblo, que lo adoraba y quería verlo en los altares.
La figura de este sacerdote tan querido por los habitantes de Nueva Orleans presenta ángulos muy distintos. Fue Rector del Sagrario de la Catedral y también Comisario del Tribunal del Santo Oficio, por lo que tuvo funciones de inquisidor. Era un monárquico convencido además de español de pura cepa, y un hombre de gran cultura, introvertido y misterioso. Sobre la actuación de este religioso se ha dicho:
«Intrigante ejemplar, fue el Padre Sedella agente insuperable del gobierno de La Habana en su política continental. Máximo inspirador del centro de espías y saboteadores sostenido en Nueva Orleans, ayudó a organizarlo desde su llegada a Luisiana. Bien es verdad que su traslado al Nuevo Mundo obedecía pura y simplemente al propósito de mantener la influencia española en estas tierras… traslado que tuvo su origen en el informe reservado número 250, fechado en Nueva Orleans a 25 de febrero de 1779, dirigido por el (entonces) brigadier Bernardo de Gálvez, gobernador de la provincia de Luisiana, al Sr. Joseph de Gálvez, Secretario del Despacho Universal de Indias…(1)«
Vida singular y novelesca la de este fraile aventurero, mezcla de heroísmo, abnegación y barbarie, consagrado exclusivamente al servicio de su amada Patria, España. Por una de esas singulares coincidencias de la historia, fray Antonio de Sedella llegó a Nueva Orleans el 25 de febrero de 1779 y ese mismo año, el 21 de julio, el rey Carlos III de España dictó la Real Cédula por la que Juan de Miralles Traillon se convirtió en delegado oficial del gobierno de España ante el Congreso de los Estados Unidos. En esos momentos, ya Miralles había probado hasta la saciedad el valor de sus servicios al reino, al tiempo que eran ya invalorables los servicios que había prestado a la causa de la independencia norteamericana.
Desde esos momentos, Juan de Miralles y fray Antonio de Sedella quedaron íntimamente unidos por el vínculo común de su amor a España y su igual condición de agentes que actuaban contra todo lo que pusiera en peligro el poder de la Corona en tierras del Nuevo Mundo. Después de la muerte de Miralles en 1779, la actuación del P. Sedella continuó, durante muchos años, al servicio de su Patria, sin vacilación de ninguna índole.
Nunca fue descubierto el humilde fraile que murió en 1829 con fama de santo. Llevaba nada menos que 50 años dirigiendo el centro del espionaje español que tenía su sede en Nueva Orleans, y su vida legendaria y controversial bien merece una biografía que hasta el presente no se ha escrito.
Su actuación como agente de la Corona de España en Luisiana es poco conocida, pero poco a poco y documento tras documento, se ha ido conociendo su papel en la red secreta de Juan de Miralles. Un pliego fechado en Nueva Orleans en octubre de 1779, de carácter muy reservado, y dirigido al Capitán General de Cuba Diego Navarro, nos da una muestra de sus actividades:
«…como en otras ocasiones en que el servicio de S.M. qe. Dios gde. ha requerido de mi esfuerzo paso a enviarles varios mensajes de Don Miralles en los qe. se pone en su conocimiento y en el del gobernador de la Luisiana los movimientos de los ingleses del general Clinton acerca de los indios tratando de allegarlos al convencimiento de rebelarse y crear disturbios y distracciones contra las pocas tropas que quedan en esta gobernación de territorio tan dilatado qe. pocos cientos de hombres no pueden guarnecer dado que el general Gálvez (Bernardo de) anda en otros planes y la frontera se debilita y puede convertirse en un peligro si los ingleses y los indios sus aliados convencen y se ganan a los que son partidarios nuestros…(2)«
Otro documento habla claro de la actividad del P. Sedella:
«…recopilando todos los pliegos que llegan a esta dirigidos por Don Miralles, Franco. Rendon o Esteban Miró para resumir y compararlos los unos con los otros, cotejar y escribirlos de la forma qe. se necesita para luego hacerlos llegar a ese gobierno (la Capitanía General de Cuba) por los medios y formas que se han provisto…(3)«
Lo anterior significa que el dedicado clérigo comparaba entre sí varios informes, los analizaba y resumía, sacaba conclusiones y los resúmenes cifrados o escritos con tintas secretas, según el caso, se dirigían a La Habana o al gobernador de la Luisiana, para que se tomaran las previsiones necesarias en cada caso.
Tinta invisible y mensajes en clave. La toma del delta del Mississippi. Juan de Miralles recoge donaciones y entrega sus propios caudales a la causa de la revolución.
Fue fray Antonio de Sedella quien desde su sede en Nueva Orleans incorporó el uso de tinta invisible y de mensajes cifrados a las prácticas normales de la inteligencia española durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Hombre de gran cultura y vastos conocimientos químicos(4), fray Antonio llegó a conocer muy bien el uso del cloruro de cobalto que empleaba como tinta invisible o simpática. Extensos mensajes escritos con una solución de cloruro de cobalto (CoCl2) disuelto en agua en cierta proporción se mantenían invisibles a temperatura ambiente y sobre todo en invierno, pero se podían leer perfectamente cuando el papel se planchaba de forma que su temperatura alcanzara 60 grados centígrados, momento en que el texto adquiría un intenso color azul que permitía una fácil lectura. Con el paso del tiempo, fray Antonio comenzó a emplear, además, el prusiato amarillo como tinta para escritura secreta, porque esta tinta tenía la ventaja de ser indeleble. Colocando encima del papel donde estaba el texto invisible otro impregnado en sulfato de hierro, las letras invisibles se coloreaban inmediatamente en azul.
Además, fray Antonio elaboró procedimientos de cifrado, utilizando claves criptográficas alfanuméricas por medio de algoritmos que cambiaba frecuentemente. Era un procedimiento bastante seguro para el envío de mensajes, aunque el sólo hecho de que el enemigo se apoderara del papel cifrado lo alertaba sobre la existencia de trasiegos de información que podían perjudicarlo.
Muchas veces, el Padre Sedella utilizaba cierto libro. Había dos ejemplares: uno en poder del emisor del mensaje, y otro en manos del receptor. Se acostumbraba utilizar una secuencia de números: el primer trío de números se identificaba con una página del libro, dos números a continuación identificaban el numero de un párrafo dentro de una página, los dos siguientes el número de una línea dentro del párrafo, y los dos otros dos números a continuación, una palabra del mensaje.
Por ejemplo, 056.05.03.15 se traducía: página 56, párrafo 5, línea 3, palabra 15.
El procedimiento del descifrador era laborioso, pero seguro, para localizar una a una todas las palabras del mensaje.
Bastaban dos ejemplares de la misma edición de un libro cualquiera, uno para el emisor, otro para el receptor. Sólo conociendo de qué libro se trataba se podía llegar a conocer el contenido del mensaje.
La ayuda de fray Antonio de Sedella se convirtió, entonces, en una inapreciable colaboración para el servicio secreto español en los Estados Unidos, ya desde el tiempo en que lo dirigía Juan de Miralles y después en los años en que estuvo al frente su sucesor, Francisco Rendón, igualmente comisionado de España ante el Congreso Continental(5).
Después, el propio fray Antonio quedó al frente de los servicios secretos españoles, encargándose de dirigirlos durante medio siglo, 50 años durante los cuales sus adversarios nunca pudieron estar al tanto de los mensajes que se emitían o de los conocimientos e informaciones que llegaban a la inteligencia española a través de procedimientos muy discretos y sutiles en aquella época.
James Madison, en su correspondencia con Clayborne, afirmó que el Padre Sedella era un hombre de educación refinada, aventurero, intrigante y muy peligroso. El Rector de la Catedral de Nueva Orleans afirmaba que fray Antonio era un verdadero santo, y esa era la opinión del pueblo que lo adoraba por su vida pobrísima y ascética, su humildad, su dedicación a los desamparados y su sacrificado desempeño sacerdotal, lo que no le impidió ser el más famoso agente de inteligencia al servicio de Su Majestad Católica, el rey de España(6), y tal vez el único espía en la historia del mundo que lo fue durante 50 años sin que nadie sospechara, porque algunos de sus actos sólo comenzaron a ser conocidos, muy despacio, después de su muerte. Otros, que guardó en total secreto, quedaron sepultados para siempre…
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Leyenda:
(1) Archivo Nacional de Cuba (ANC). Floridas, legajo 15, signatura 79 (Libro copiador de correspondencia del Sr. Bernardo de Gálvez, gobernador de la provincia de la Luisiana, con el Sr. Joseph de Gálvez, Secretario del Despacho Universal de Indias), Cf. Franco, José Luciano. La batalla por el dominio del Caribe y el Golfo de México, tomo I. Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1964, pp. 203 ss.
(2) Archivo Nacional de Cuba (ANC). Correspondencia de Capitanes Generales, leg. 12, 18. P. Sedella a Capn. Gral. Diego J. Navarro. Acciones de los ingleses entre los indios de la Luisiana, 13.X.1779. En: CDHFC, Luisiana, XVIII, P. Sedella a Diego Navarro.
(3) Ibídem, leg. 12, P. Sedella a Capn. Gral. Diego J. Navarro, sobre informes reservados, en 7.I.1780
(4) Gassler, F.L. Père Antoine, Supreme Officer of the Holy Inquisition of Cartagena, in Louisiana. The Catholic Historical Review, Catholic University of America Press, Luisiana, 1922, pp. 59-63, todo este asunto.
(5) Ibídem
(6) Wyat Bishpam, Clarence. Fray Antonio de Sedella: an appreciation. Luisiana Historical Quarterly. New Orleans, 1922
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Autor: Dr. Salvador Larrúa-Guedes
Académico Correspondiente en Estados Unidos de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras.
Secretario de la Academia de la Historia de Cuba.