sábado, abril 27, 2024

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Gimme some lovin

Discurría la mañana como casi todas últimamente, en medio de la tristeza que el covid parece difundir por todas partes y momentos, cuando me tocó hacer alto en un semáforo de esos de larga duración, de los que te sacan de quicio cuando llevas prisa y que, normalmente, para lo más que dan es para observar el ir y venir de los peatones, imaginándote historias peregrinas a partir del aspecto de unos y de otras.

Cuando va entrando la primavera esos momentos pueden ser entretenidos, especialmente cuando las muchachas comienzan a aligerar el peso de los abrigos empujadas por el subir de las temperaturas y la pujanza de su juventud; entonces el divagar se hace libidinoso y, llegado el caso, puede llegar a ser procaz. Pero hoy no era la ocasión; hoy, en un día frio, como corresponde a enero, la visión era desoladora.

Las leyes de la física dicen que los colores oscuros captan y conservan mejor el calor de los rayos del sol y, quizás por eso, nuestra tendencia natural, reforzada por la moda, es vestir entre el negro y el gris. La visión desde el confort del coche, en esos momentos de semáforo rojo, es absolutamente deprimente, dominada por esos colores de tristeza, y uno no puede menos que desear llegar pronto a casa.

Es entonces cuando la radio viene a auxiliarnos con un trepidar repentino, gimme some lovin, de Spencer Davis Group, un grupo de culto británico que creó esta canción en una sentada de un par de horas en un estudio de grabación –esas cosas pasan- y junto con keep on running, otra gran pieza, sería uno de sus mayores éxitos. La canción nos habla de un día duro en que las cosas no fueron demasiado bien; nos habla de alguien que espera que su chica le dé un poco de amor para, de esa forma, arreglar la que parece una pésima jornada.

No cabe duda que el color es importante; en el Caribe, tierra de permanente verano, no tienen traje oscuro ni para ir a un entierro, allí todo son colores vivos, como si la temperatura llevase implícita una dosis especial de alegría. Quién sabe, también sus músicas parecen llevar otro ritmo, otro sentir. Quién sabe, pero los Blues Brothers, que no se desprendían del traje, corbata y sombrero negros ni para dormir, conseguían imprimir a sus andanzas y músicas un ritmo vivificador, especialmente cuando versionaban este gimme some lovin, que es el que la mayoría de la gente conoce.

Ahí afuera sigue haciendo frio y la gente cruza rauda ante mi ventana, pero yo estoy listo para volver a casa buscando some lovin.

*Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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