martes, abril 23, 2024

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Hablemos de Etiopía

Es si cabe el país más antiguo del África Oriental con sus más de 3.000 años de historia y uno de los primeros que adoptó el Cristianismo como religión oficial, aunque sin renunciar a sus raíces judías. Es también el país originario del café y el único que se libró del colonialismo europeo, con la breve ocupación italiana de 1936-1941 y el país de los monasterios cavados en las montañas en donde se admira la belleza de sus frescos pintados a mano y donde viven los monjes dedicados a su cuidado desde hace siglos.

Etiopía es según las fuentes de muchos historiadores y de la propia Biblia en donde reposa el Arca de la Alianza auténtica, en la ciudad de Axum, la cual es la capital del Cristianismo Ortodoxo Etíope y centro de peregrinaje. Su libro Sagrado es el Kebra Nagast, el Libro de la Gloria de los Reyes, que es la Biblia Ortodoxa etíope y que guarda muchas similitudes con la Biblia Católica en algunas historias.

Etiopía es para muchos, aunque se disputa con Yemen este honor, el país donde reinó la Reina de Saba, quien concibió un hijo con el Rey Salomón tras su viaje a Jerusalén en el siglo X a.C., probablemente en ese tiempo tanto Yemen como Etiopía compartieran territorio, y así fue durante siglos y por ello en parte el antiguo escudo nacional era el León de Judá, un símbolo de la monarquía israelí. El hijo de Salomón y Saba recibió el nombre de Menelik I y fue el fundador de la Dinastía Salomónica que reinaría el Imperio Etíope hasta 1974 cuando Haile Selassie I, último emperador, fue derrocado y asesinado un año más tarde por los militares comunistas quienes luego establecerían el Derg, la dictadura de corte soviética que gobernaría hasta 1991 y que asesinaría entre 500.000 y 2.000.000 de personas. La dictadura fue derrocada tras 17 años de guerra civil y tras la intervención de los Cascos Azules de la ONU. En 1995 el país adoptó la nueva constitución como un estado federal aunque perdió su salida al mar tras la independencia de Eritrea en 1993 y que sigue gobernado a día de hoy por dictador Isaías Afewerki.

25 años más tarde sin embargo la historia se repite, pues el gobierno del Primer Ministro etíope que solo un año antes recibió el Premio Nobel de la Paz está ahora librando una guerra contra la provincia de Tigrai en donde se encuentra Axum, lo que ha originado la huída de más de 45.000 etíopes a Sudán. Los tigray son la etnia de esa región del norte del país a quienes se les debe en parte haber acabado con el régimen del Derg y quienes tomaron Adís Abeba en 1991. Soñaron con una Tigray independiente unida a Eritrea, pero sin embargo nunca llegó a sucederse tal proyecto. La última semana de noviembre el gobierno comunicó su victoria contra los rebeldes tigrays, pero sin embargo la tensión y el miedo a un genocidio étnico es palpable en el país. Conviene al 100% evitar tal guerra civil de nuevo y no solo por el peligro que correrían los 73.750.932 de habitantes que habitan el país, sino porque al limitar con Somalia, país inestable y foco del grupo yihadista Al Shabbab, sus miembros aprovecharían la inestabilidad de las fronteras para colarse en él y proclamar un califato que pronto empezaría a masacrar inocentes y a destruir su patrimonio histórico y nacional como ha pasado en Irak, Afganistán y Siria. No permitan que el corazón del África Oriental sea dañado y haciendo honor a su antiguo himno en amhárico que sea feliz: Ītiyop’iya hoyi desi yibelishi

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