A la hora de escribir me resulta imposible separar las ideas de los sentimientos
Una década de reinado hará nuestro bien amado Rey este próximo día 19. Diez años de reinado que han sido intensos, con sus luces y sus sombras. Pero, queridos lectores, en eso conlleva el ser Rey, la corona es solo un ornamento ceremonial, si bien hay que respetarlo pues está cargado de simbología y continuidad el ser Rey es hacerse como tal día a día y demostrar las capacidades que uno tiene. Y aunque no han faltado voces críticas y argumentos en contra de la continuidad y en pro de una república, debo decir que su Majestad tiene una matrícula de honor por mi parte.
Los partidos solo se escupen y lanzan pullas en el congreso, es como un instituto conflictivo de barrio poco habitable, pero he aquí un director ejemplar que se encarga acorde a sus funciones constitucionales, de darles un buen tirón de orejas, suave, pero efectivo. ¿Qué es ser Rey? ¿Palacios, lujos, bailes y fiestas? Eso ya quedó 300 años atrás, ahora podemos decir que el ser Rey es como ser el director de un instituto, el capitán de una nave que muchos pretenden hacer naufragar, pero los elementos si bien poderosos, no pueden con el ser humano en según que circunstancias si uno sabe manejarlos bien para llegar a buen puerto.
Esta comparación es quizás algo simple, pero no por ello menos importante y cargada con un significado para este autor. Son tiempos complicados, pero el Rey ha sabido, haciendo gala de un gran esfuerzo y estoicismo senequista, mostrarse como el buen monarca o príncipe ejemplar que muchos autores renacentistas o de la Ilustración creaban en sus obras y tratados para sus señores gobernantes.
¿Podemos decir lo mismo de algunos partidos políticos y sus miembros? Aquí es mejor dejar mi pluma en el tintero. 2014-2024 es una década que hay que tener en cuenta y brindo por 30 años más. ¡Que viva el Rey y la libertad con él!