«El hombre celoso no es el amante que ama; es el propietario que se enfada»
Y vaya que si se han enfadado el que se cree no propietario de su amante, sino de todo un país, que según él dice amar. Bueno, ¿Cuántas lenguas tiranas a lo largo de la historia dijeron eso y luego era lo contrario?
Y añade que contraatacará, que terminará la legislatura e incluso que se presentará a la reelección, bueno, los pavos necesitan hincharse de su orgullo en su corral, es de entender. Pero lo más preocupante de todo esto, mis amados lectores, es que piensa callar a los medios que según él no cuentan la verdad, silenciarlos. Querido Sr Sánchez, está a punto de cruzar una línea roja, y que además es contraria a nuestra constitución. Tenga cuidado, recuerde el Artículo 20. Sección 1. Capítulo Segundo.
No puedo evitar el hacer una comparación entre Sánchez y el difunto Don Manuel Azaña, quien no olvidemos era periodista y que defendía la libertad de prensa. Le bastó llegar a la presidencia del gobierno y luego a la de presidente de la II República para cerrar más periódicos que bajo todo el reinado de Alfonso XIII o la Dictadura de Primo de Rivera. Más de un centenar y a pagar multas millonarias a cambio de su reapertura.
No callen, gentes de la prensa libre. Ya sean del ABC, LA PROVINCIA, LA RAZÓN, EL PAÍS, LAVANGUARDIA, EL MUNDO etc. Y esto también va para los periódicos de la izquierda, no callen ni dejen de desenvainar la pluma y el teclado y cualquier medio del que dispongan para hacer llegar la verdad al ciudadano de a pie. Aquel que aún crea en el don de la palabra y no de la doctrina, será el que mantenga viva la llama de la libertad.
Muchos nacieron y vivieron bajo la dictadura de Franco y la censura estuvo ahí 40 años. Pero ahora somos libres y esa libertad debe ser defendida en todos los medios de comunicación. Hasta el sonido de la voz o el de una palabra pueden hacer callar y caer al tirano más beligerante del mundo.Y también aquí hago un llamamiento a la defensa de la separación de poderes y del poder judicial. Vivimos en España, no en Nicaragua o Cuba o la República Islámica de Irán, donde hasta el modo de juzgar y de respirar está ya decidido de antemano. Tenga cuidado también aquí Sr Sánchez. Recuerde el Título VI. Capítulo Tercero. Título III.