miércoles, 19 febrero, 2025

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La columna de Madame Stael: XI

«Cuando uno se halla habituado en una dulce monotonía, ya nunca le apetece ninguna clase de distracción, que no le aliviará y que solo le servirá para darse cuenta de que se aburre todos los días«

Y como aquí se aburren tanto ahora es la Ley Mordaza, eliminar las injurias a la Corona y a las instituciones y privar de financiación pública a los pseudo-periodistas como los llaman ellos.

Bueno, ¿qué más necesitamos para darnos cuenta queridos lectores de que aquí se huele a larga distancia a censura y autoritarismo? Este gobierno sin duda alguna bebe todos los días de la fuente de la monotonía, pero bien que sus distracciones, carentes de la más absoluta coherencia y ética, son dignas del Club de los Jacobinos o de los 30 Tiranos de Atenas. Se habla de regeneración democrática, pero más bien esta gente se asemeja a las Moiras, que tras hilar el hilo de nuestras libertades le darán un buen tijeretazo para eliminarlas y mandarlas al Hades.

Excluyendo a la prensa no favorable a lo oficialmente dicho se pretende dar una imagen de renovación, pero en realidad algunos están tan tensos cómo una columna priapea por los escándalos que rodean a su entorno familiar que ya no saben que vía tomar para escapar y maquillar la situación.

Cerrar periódicos no afines al gobierno, porque según ellos eso no es periodismo, he aquí el ejemplo de Manuel Azaña que cerró más periódicos que Alfonso XIII y Primo de Rivera juntos, y hablamos de la época de la II República, una época rosa según muchos en lo referente a las libertades. Pero hay libertades y libertades, según ellos.

Eliminar las injurias a la Corona sería como si se quisiera eliminar el respeto en Francia a la figura del Presidente y a las instituciones de la república y la Asamblea ¿Por qué se supone que no son lo mismo? ¿Por qué un Rey y una monarquía no merecen el mismo respeto que una república cuando los elementos republicanos de verdad vienen igualmente y bien representados en Felipe VI como en Emmanuel Macron? ¿Qué diferencia hay? ¿Por qué debemos de someternos?

La constitución recoge el derecho de libertad de pensamiento, palabra y escritura y su libre expresión. ¿De verdad vamos a tolerar este atropello disfrazado de ley en las cámaras del Congreso y que se vote?

Yo aquí a todos ustedes les digo que no. Que no lo toleren. Nuestros nietos viven en el país que hoy tienen gracias al sacrificio de quienes se quedaron por el camino para que España fuera una democracia de nuevo con amplias libertades. No permitan que se acabe con esto, se lo suplico de rodillas. Así sea. Con lo que sí que hay que acabar es con esta casa de la monotonía y sus leyes inquisitoriales disfrazadas de democráticas.

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