viernes, octubre 4, 2024

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LA VIDA EN MÉXICO

Carlota de México o de Sajonia Coburgo-Gotha (1840-1927) fue la segunda y última Emperatriz de
México durante el II Imperio Mexicano (1863-1867) y aunque apenas reinó 4 años y solo vivió dos
en un país donde casi nadie la quiso ni a ella ni a su esposo, ha sido la primera y única mujer que ha
gobernado el país, en calidad de Regente cuando Maximiliano estaba fuera de Ciudad de México, y
muchos que si la amaron llegaron a decir que cuando Carlota gobernaba las cosas se hacían bien y
salían como se esperaba.

De carácter decidido, aunque soberbio y ambicioso a la vez, la Emperatriz no dudó en gastar sumas
millonarias de su patrimonio en mejorar la vida de los mexicanos, en un país en donde la mitad de
los habitantes eran analfabetos, no había vías de tren ni sistemas de regadío o luz y en donde la
guerra civil dejó huella por donde pasó. No olvidemos que si ella y Maximiliano reinaban era en
parte gracias a la presencia de tropas francesas en el país que luchaban contra las de Juárez.
Pasemos ahora a ver como era el día a día de Carlota en su residencia del Castillo de Chapultepec.

MAÑANA
6:30-7:30 La Emperatriz se levanta, se viste con ropa de montar y pasea a caballo durante una hora
por el centro de la ciudad para mezclarse con las gentes.

8:00-9:00 La Emperatriz se asea, se cambia de ropa y reza en su capilla privada.

9:00 La Emperatriz desayuna generalmente sola, los domingos concedía audiencias. Cuando estas
habían terminado salía de Chapultepec otra vez. En ausencia de su esposo ella presidía el Consejo
de Ministros y redactaba y firmaba órdenes y documentos.

10:00-15:30 la Emperatriz visitaba hospitales, escuelas, orfanatos o asistía a la inauguración de
museos o academias que ella misma había supervisado, a veces llegaba sin hacerse anunciar a
instituciones benéficas queriendo mostrarse como una más entre los mexicanos.
TARDE
15:30 La Emperatriz almorzaba con el Emperador Maximiliano y sus invitados, cuando los había.
16:00-19:00 Carlota revisaba sus diarios, subrayaba, recortaba y pegaba informes que luego
entregaba al Emperador. Las últimas horas del día las dedicaba a leer, dibujar o tocar el piano.
NOCHE
20:00-21:00 Si no había ni bailes ni fiestas los emperadores cenaban en la intimidad.
21:00 La Emperatriz se despedía de su esposo y se retiraba a dormir.

Uno de sus allegados llegó a decir de ella:
Si México tuviera un presidente con la mitad de energía, determinación, energía y honestidad de
la emperatriz, estaría en una situación próspera.

En sus cartas Carlota llegaría a decir que se había vuelto más mexicana que los propios mexicanos,
que la actividad diaria les sentaba a ella y a Max muy bien, y que eran felices en su nuevo país, pero
desgraciadamente aquella aventura imperial acabó en tragedia, pues en 1866 Francia les retiró su
apoyo ante la presión de Estados Unidos y la amenaza de Prusia. Carlota regresó a Europa a buscar
ayuda, fracasando y enloqueciendo además y Maximiliano sería fusilado al año siguiente tras
haberse rendido. Carlota murió en 1927 sin haber recuperado la razón.

Sin embargo a día de hoy su recuerdo ha sufrido lo que podemos decir una mejoría de visión,
incluso muchos afirman que ellos fueron tan víctimas como los propios mexicanos de la ambición
de Francia, la cual engañándolos les llevó directos a un paraíso que se tornó en infierno.

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