«Pocos consortes reales ejercieron mayor influencia que la reina María, durante el reinado de su marido.»
Y cierto fue, pero para el bienestar del pueblo rumano, pues María de Rumanía nunca codició poder para ella misma, y por su férrea defensa del reino y los derechos del pueblo rumano fue conocida y aún debería ser conocida como la Abuela de los Balcanes y Madre del Pueblo Rumano, demostrando sin duda alguna de que la sangre de su abuela Victoria I corrió por sus venas hasta el final.
Fue casualidad o quizás el destino que quiso que hallara a biografía de María de Sajonia-Coburgo-Gotha en una librería de libros viejos y que tras su lectura solo pudiera, si cabe, admirar más a esta mujer no solo valiente sino también con una audacia política que sorprendió tanto a sus familiares como partidarios y enemigos. La escritora Hannah Pakula escribió el libro en 1984 en New York, solo cinco años después la dictadura comunista de Rumanía caía junto con el resto de las del Telón de acero.
María siempre fue inglesa por educación, pero rumana de corazón y espíritu. Cuando llegó a aquel país que hacía poco que existía tras su independencia del Imperio Otomano era una niña de tan solo 17 años, inexperta e insegura y que no amaba a su futuro esposo, el Príncipe Heredero Fernando, eran como el día y la noche. Fernando era tímido y católico y se negó a convertirse a la fe ortodoxa, María era inteligente, curiosa y anglicana y deportista. No, estaba claro que sus sonrisas fueron muy leves cuando se casaron en 1893, pero los 34 años que iba a durar su matrimonio se convertirían en años en los que los acontecimientos que sacudieron Europa les hizo unirse más, y si no hubo amor al final si hubo cariño, amistad y alianza entre ambos, dado que María siempre amó a un solo hombre, el Príncipe Barbu Știrbey, igual que él a ella.
A pesar de esto María y Fernando llegaron a tener 6 hijos juntos:
Carlos II, Rey de Rumanía (1893-1953)
Isabel, Reina consorte de Grecia (1894-1956)
María, Reina Consorte de Yugoslavia (1900-1961)
Nicolás (1903-1979)
Ileana, Archiduquesa de Austria por matrimonio (1909-1991)
Mircea (1913-1916)
María tuvo 21 años para adaptarse a la corte rumana y aprender de todos sus tejemanejes y cuando murió el Rey Carlos I en 1914, coincidiendo con el estallido de la I Guerra Mundial, lo primero que hizo María fue convencer a su esposo de entrar en combate al lado de la Entente en 1916. Aquello fue sin duda una prueba de fuego para la reina, debido a que los alemanes invadieron Bucarest y la familia real tuvo que huir a Moldavia y dirigir desde allí la contraofensiva. Hubo un momento en que Rumanía casi llegó a desaparecer, dado que los alemanes tenían invadido el oeste y sur del país mientras que los bolcheviques habían invadido el norte en 1917 tras destronar a Nicolás II, primo de María. La tentativa de paz forzada y humillante fue presentada en la mesa, pero María se negó a firmarla y Fernando I igualmente y la lucha siguió. Milagrosamente la llegada de ayuda americana, inglesa y francesa más la del propio pueblo rumano que se sumó a las filas del ejército ayudó a expulsar tanto a los alemanes como a los comunistas. En 1918 los Reyes regresaron a Bucarest y empezó la reconstrucción del país tras salir victorioso con el fin de la guerra. María se ganó aún más el corazón de su pueblo al servir como enfermera durante la guerra, haciendo frente no solo a operaciones, amputaciones y muertes sino también a las epidemias de tifus y cólera que azotaron a las tropas, muchas veces la pareja real llegó a visitar las trincheras para dar ánimos a los soldados.
María no solo fue popular por su arrojo político, se destacó también como escritora. Escribió sus memorias, varios artículos para revistas y publicó varios cuentos de hadas y mitología para niños, incluso llegó a dar conferencias literarias cuando sus memorias, en dos volúmenes, se publicaron a finales de los años 20 y principios de los 30. También escribió un libro titulado Mi País, en el que cuenta la historia de Rumanía.
Pero el momento culmen de su carrera llegó en 1919, cuando en representación de Rumanía viajó a la Conferencia de Paz de París, acompañada por sus secretarios y siendo recibida con entusiasmo por los franceses. Una vez en la capital francesa, María puso las cartas sobre la mesa al Ministro Clemenceau, Rumanía debía recibir los territorios de Valaquia, Transilvania, Bucovina y la Besaravia, antaño territorios del Imperio Austro-Húngaro. Al Viejo Tigre, enemigo de las monarquías, le impresionó la elegancia y carácter de aquella mujer, y el resultado fue el esperado con la firma del Tratado de Trianon en 1920, tras el cual Rumanía agrandó su territorio.
En 1922 María y Fernando fueron coronados tras una gira por los nuevos territorios rumanos. En 1926 la Reina visitó Estados Unidos haciendo campaña para que Rumanía fuera reconocida, logrando no solo un éxito rotundo, sino también ganándose la simpatía de los americanos, sin embargo la gira se suspendió a la mitad debido a que Fernando I estaba muriéndose y María regresó para estar a su lado en sus últimos días. Desde 1927 y siendo ya viuda María viajó más, incluso estuvo en España en 1929 con su hija Ileana y se barajó un posible casamiento con el Príncipe de Asturias, el cual no tuvo lugar debido a la hemofilia que el pobre padecía.
Con su hijo Carlos la relación fue siempre imposible y María se trasladó a su casa cerca del Mar Negro dedicándose a la jardinería, la colección de antigüedades y estar al lado del Príncipe Stirbey.
El reinado de Carlos II fue acercándose cada vez más a las potencias del Eje, algo que a María le preocupaba. Tanto el comunismo por el norte como el fascismo por el oeste y el sur de Europa podían suponer una amenaza al reino de Rumanía, pero Carlos no tardó en darle poder al fascista Codrenau, líder de la Guardia de Hierro, un partido político de carácter ultraortodoxo, nacionalista y antisemita. María en vano trató de convencer a Carlos que parara, pero él no la escuchó y le prohibió acercarse a la corte. Carlos pronto empezó a enfangar la reputación de su madre con mentiras e insinuaciones, algo que diez años después los comunistas aprovecharían para injuriar a la corona aún más.
La salud de María se deterioró gravemente a partir de 1937-38 y su médico le diagnosticó una cirrosis muy grave, y eso que ella nunca consumió alcohol. La trasladaron a un sanatorio en Italia en donde notó una leve mejoría, pero el diagnostico ya era terminal y consciente de que se moría María pidió volver a Rumanía.
La reina murió en el castillo de Sinaia la tarde del 18 de julio de 1938 a la edad de 63 años. Esto dejó una gran tristeza en su familia y el en pueblo y fue enterrada al lado de su esposo en el Monasterio de Curtea de Argeș.
Se podría decir que María de Rumanía murió a tiempo de no ver su legado hecho pedazos por su propio hijo, porque solo 2 años después Rumanía entró en la II Guerra Mundial y Carlos fue depuesto por el dictador fascista Antonescu y su hijo Miguel, nieto de María, fue coronado nuevo rey, al mismo tiempo que el país era invadido por los alemanes por segunda vez en casi 30 años. Miguel I pactó en secreto con los Aliados, detuvo la deportación de los judíos, arrestó a Antonescu en 1944 y disolvió la Guardia de Hierro, pero aunque de lado de los Aliados, Rumanía fue invadida en su mayoría por los rusos.
En 1945 se formó un gobierno de coalición entre los comunistas, los demócratas y los liberales y aunque estos últimos tenían más representación en el parlamento el Primer Ministro Petru Groza del partido comunista rumano los excluyó y dio puestos y ministerios claves a los comunistas, debilitando la posición de Miguel, que trató de pedir ayuda a los británicos y americanos para evitar que Rumanía cayera bajo la órbita soviética. En 1946 todos los partidos, excepto el comunista, fueron declarados ilegales.
El reinado de Miguel I terminó el 31 de diciembre de 1947 cuando Groza le obligó a firmar su abdicación a punta de pistola. El país se convirtió en una república socialista de corte soviética y la memoria de la familia real fue ensuciada durante los 42 años que el régimen habría de durar. La memoria de María quedó relegada a la de una mujer promiscua, borracha y derrochadora.
Miguel I regresó del exilio en 1997 y murió en 2017 tras serle restituido su título de Rey y sus antiguos palacios. Actualmente su hija Margarita es la pretendiente al trono, y al igual que su bisabuela María, su popularidad crece día a día, con la esperanza de un posible retorno del reino por el que tanto batalló aquella princesa inglesa que llegó desde Gran Bretaña hace 128 años para escribir su propia historia.
Traiasca Regina-Dios salve a la Reina.