Basta de pitadas, caceroladas y de politizar el dolor Vice-Presidente. ¿Tiene usted conciencia humana acaso o le es desconocida esa palabra?
Este pasado 14 de Abril en el que los nostálgicos celebraron el 89 aniversario de la II República, que nació de unas elecciones municipales que luego transformaron en plebiscito, el voto y apoyo virtual fue en mayoría para Su Majestad el Rey Felipe VI, hasta el punto de que en las redes sociales alcanzó el puesto número 1, convirtiéndose así en trending topic.
Ya no hay principios humanistas, ni morales ni éticos en los que nos gobiernan y en los partidos extremistas. Han perdido el control de la situación y de la nave ante la tormenta del COVID19, y es, francamente, repugnante que Iglesias se ponga a lanzar discursos de una demagogia populista sin haber mostrado ni una sola muestra de condolencia para los más de 20.000 muertos que llevamos ya y con sus familiares, pero para él era más importante decir que el Jefe del Estado no debe llevar uniforme militar y decir que los valores republicanos son los que deben regir este país. Claro es que el chándal y el puro son más cómodos y más cercanos al pueblo ¿no?
Pues, o está ciego o no quiere ver que en realidad, Señor Iglesias, ya estamos viviendo en una república, pero encarnada en la figura del Rey y la Constitución. Todos los principios de libertad, igualdad y democracia fueron votados ya en 1978 cuando el pueblo fue quien decidió su futuro y su forma de gobierno. Limpia y democráticamente. Algo que usted está lejos de cumplir.
No sé cómo puede alguien hablar de democracia cuando él y sus acólitos se han llenado los bolsillos con dinero de dictaduras del Caribe y Sudamérica como Cuba, Venezuela y Bolivia, pero si hasta de Irán recibieron dinerito fresco.
Siete millones, lectores míos. Siete millones le regaló Maduro al Señor Iglesias para PODEMOS, siete millones que habrían podido usarse para comprar comida, medicinas, utensilios de hospital y material que habrían salvado la vida a millones de venezolanos que ya no podrán tener la oportunidad de vivir. ¿Duerme usted tranquilo por las noches, Señor Iglesias, sin que oiga sus gritos en su mente?
No, no fue un martes cualquiera. Ni republicano, ni monárquico, fue algo más. Fue un martes en el que el pueblo habló de nuevo, mostrando su hartazgo de quienes les prometieron algo y lejos están de cumplirlo.
No eres un héroe Iglesias, ni ningún político de este país. Lo son los enfermeros que se juegan la vida, lo son los policías que mantienen el orden, lo son las familias que aguantan el encierro, lo son aquellos que ya no están por culpa del virus, lo son el Rey y el Ejército que están sudando sangre como todos los mencionados por mantener un rayo de esperanza, por mínimo que sea que pueda brillar para cuando pase la tormenta.
He hablado. No diré nada más.