viernes, 13 diciembre, 2024

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Para qué quieres más

Todos los días los medios de comunicación tratan de leer lo no escrito y escuchar lo que no se ha dicho. En cierto modo es una forma de anotarse la primicia, en el caso de confirmarse la interpretación.

Como es natural las intervenciones de SM el Rey presentan un especial interés en estos momentos, nada fáciles para España. Sin lugar a dudas la interpretación de sus palabras son determinantes en estos momentos, y los ciudadanos estamos ávidos de claridad y cansados de oscurantismos, falsedades, y cambios de opinión.

Leer entre líneas tiene mérito y riesgo. Mérito, porque sacar conclusiones de algo que no está explícitamente dicho o escrito requiere conocer en profundidad al autor de lo dicho o escrito, o por lo menos sus intenciones, y en paralelo ser conscientes del alcance de su responsabilidad que se convierte en el deber. Riesgo, porque si el interpretador no se despoja de cualquier condicionante vinculado a la ideología, puede tender a identificar erróneamente su forma de pensar con la del expositor, sesgando el contenido de lo escrito o manifestado. No cabe duda de que superado el riesgo y acertando con el trasfondo, el mérito hay que reconocerlo, y de ahí el que el análisis se convierta en la pescadilla que se muerde la cola.

Hace unas horas, y con motivo de la entrega de los Premios Princesa de Asturias, SM el Rey les ha quitado trabajo a los interpretadores. No ha utilizado circunloquios y ha expuesto las cosas con claridad y determinación. Ha hablado de “unidad”, de “fortaleza”, de “la colaboración y el compromiso de todos”, de “voluntad integradora”, de “la “división”, a modo de Dafo aplicado a la situación actual.

¿Y para qué quieres más?

No hay mensajes entre líneas ni nada que interpretar. Español puro. El lenguaje del Rey y el propio Rey. Lo delicado de la situación no permite, en buena lógica, arriesgarse a interpretaciones que pueden dar lugar a equívocos, cuando no a enfoques interesadamente sesgados y tergiversadores.

Es curioso porque, aun siendo innecesario, los comentaristas coinciden en que el formato de sus palabras no deja lugar a la duda.

¿Y para qué quieres más?

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