Respetar al planeta Tierra es respetar nuestra casa, además del medio ambiente, es contribuir a dejar un mundo en condiciones a nuestros sucesores. Hoy quiero pararme a rendir tributo al inventor y escritor William Kamkwamba (1987), quien, con tan solo 14 años, construyó un molino lo suficientemente potente para proveer de agua a toda la comunidad de su pueblo, Dowa (Malaui, África), que fue asolado por la gran sequía de 2001. El joven tuvo que abandonar sus estudios al arruinarse la familia, que vivía de los cultivos de maíz. Él era el único varón de siete hermanos.
A pesar de no poder ir a la escuela, acudió con frecuencia a la biblioteca de su pueblo y allí se le ocurrió, al leer un libro titulado: “Usando la energía”, construir un molino de viento para bombear agua y generar electricidad. Fue a un vertedero y aprovechó un ventilador de tractor, tubos de PVC, el cuadro de una bicicleta y el ventilador de un tractor. Puso cuatro palas y consiguió, primeramente 12 vatios. Más tarde, otro más potente, con una bomba de agua y riego por goteo para los campos de maíz.
Varias empresas se ofrecieron para financiar sus estudios. Se licenció en ingeniería y escribió un libro, titulado El niño que aprovechó el viento de cuyo tema Netflix rodó la película “El niño que domó el viento”. Su libro ha sido propuesto como lectura obligada en la Universidad de Florida y ha sido requerido en las universidades de Auburn y de Michigan para hablar del mismo.
Kamkwamba se licenció en 2014, en el Dartmouth College, en Hanover, Nuevo Hampshire, donde estudiaba, y fue elegido para la sphinx Senior Honor Society.
No termina aquí su preciosa trayectoria, en la actualidad ha creado la Organización Moving Windmills Projets, para favorecer el desarrollo de los pueblos de su país, mejorando, sin lugar a dudas, la vida de sus conciudadanos. Ha recibido, entre otras distinciones: Corine Literatura Prize (2010) y GO Ingenuity Award (s010). En 2013, la revista Time nombró a Kamkwamba como una de la “30 personas menores de 30 años que cambiaron el mundo”
Hacen falta muchos William para conseguir mejorar el planeta Tierra. Enhorabuena.