Después de unas elecciones llega un primer momento para hacer balance de los resultados de las mismas y, generalmente, hay que esforzarse para encontrar perdedores pues casi todos los participantes suelen encontrar el modo de ver algo positivo en los propios. En el caso catalán se complica para PP y Cs el realizar una lectura positiva, tanto como para Vox no estar exultante, pero, en su conjunto, las elecciones representan la continuidad del marasmo político, social y económico en el que la región se encuentra desde que el nacionalismo decidió echarse al monte.
ERC es la ganadora si tenemos en cuenta el número de combinaciones posibles para formar gobierno pero, en cualquier caso, no parece plausible un gobierno que gobierne, tanto si va con los chicos de Puigdemont como si decide jugar la vía constitucionalista con Illa. Este último, se debe estar preguntando si no hubiese sido mejor quedarse en Madrid, y más de uno le recordará aquello de que para este viaje no necesitábamos alforjas. Pobre Cataluña, otros cuatro años de parálisis.
El doctor Sánchez tiene por delante una nueva legislatura. Si ERC opta por la vía montaraz con el de Waterloo significará el fin del apoyo al gobierno en Madrid lo que haría casi imposible legislar a los socialistas; si en cambio opta por juntarse con Illa esto implicaría mantener a Sánchez maniatado para el resto de legislatura, algo que algunos pensarán que es lo que ya tenemos pero, a nivel nacional, lo que viene por delante es peliagudo.
La economía no parece que vaya a darle muchas alegrías al señor presidente. Todo se fía a los fondos europeos y a la deuda del banco europeo pero, los primeros no vendrán sin condiciones, tales que supondrán una tensión interna posiblemente insuperable para este gobierno socialcomunista de equilibrio tan precario, y en el caso de la segunda, es posible que, con la mejora a nivel europeo, los países del norte pongan coto al actual fluido del Banco europeo obligándonos a acudir a los mercados de deuda, mucho más caros para nosotros, obviamente. No es probable que Iglesias le facilite el sueño a don Pedro.
Repasando a los líderes, el peor librado es Casado que con su giro al centro, y su mejor candidato de los últimos tiempos en Cataluña, recibe el palo mayor; Iglesias se mantiene lo que le llevará a crecerse aún más; Arrimadas, pese a esperar el batacazo, tendrá trabajo para explicarlo; los presos y fugados pretenderán justificarse con la persistencia votante de sus fanáticos; y el doctor Sánchez y su spin doctor tratarán de disfrazar el fracaso Illa con la subida de votos, aunque nadie lo creerá. Lo de siempre.