Para contar a los peques estas fiestas.
CUATRO, CINCO O SEIS BESITOS
¡Qué cortito, que cortito va a ser este cuento! Tan cortito que va a parecer que nunca el tiempo ha sido su amigo.
En el belén de Miguelito, todo es muy cercano y hermoso.
Nuestro amigo llamó a sus papás, a sus hermanaos, a los abuelos y a sus amigos, se cogieron de la mano y andando despacio, muy despacio, se colocaron frente al nacimiento , cogieron al Niño Jesús de entre las pajas y cada uno le dio cuatro, cinco o seis besitos.
Miguelito se caía de sueño y dijo a sus amiguitos que marcharan ya con sus papás.
Quedó solo, pues, los suyos fueron a tomar un poco de leche y pastas al salón junto a los abuelos.
Se colocó ante Jesús, lo acarició y se lo llevó a dormir con él.
Seguro que Miguelito tendría un sueño hermosísimo; pongamos atención, que se ha despertado y nos lo está contando.
Y así, así, con besitos a Jesús,
Miguelito se dormía,
Y así, así, ya dormidito,
Jesús más lo quería.
CHARQUITOS, NUBES Y FLORES
Esta historia ocurrió hace más de dos mil años, fue en Belén.
Celín, vivía en las afueras y no podía dormir, despertó a sus papás y con su media lengua, les dijo que había escuchado que un Niño acababa de nacer muy cerca de casa y que presentía sería un nuevo amiguito.
Sus padres prometieron buscar a ese misterioso amigo, no sabían dónde estaba, entonces siguieron instintivamente a una comitiva de pastores y con ella llegaron a un pesebre.
Entraron y a Celín se le iluminó la carita; había descubierto a Jesús, le regalaba besos y más besos, muchísimos besos, Jesús le prometió que cuando creciese un poco jugarían juntos. Así fue, pasaron unos años y los dos corrían por los prados, cogían piedrecitas, pisaban los charcos, cortaban las flores y dibujaban nubes.
Celín , tuvo que marchar a otro lugar y jugaba con otros niños, pero recordaba mucho a Jesús, sobre todo cuando cortaba las flores, cogía piedrecitas, pisaba charcos y dibujaba nubes.
Dicen que Celín reconoció a Jesús en Jerusalén un día que dio de comer a muchos, muchos hombres.
Éste se acercó a él y le regaló una cajita con piedrecitas y un pequeño ramo de flores.
Jesús le obsequió con tres charquitos y con un dibujo en el cielo formado con nubes.
Se dieron un abrazo y recordaron su infancia.
Y nubecita naranja, flor celeste,
qué alegría volver a verte.
Y charquito pequeñin, ñin, ñin,
Te recuerdo mucho a ti.
SUSPIRO
A este cuentecito lo hemos titulado “Suspiro “ porque él quiere que sea tan corto como su nombre.
Vamos, pues, a disfrutar de otro cuento muy breve.
Ana, estaba aprendiendo a andar, no sabía todavía dar un paso con estabilidad, y se caía al suelo de vez en cuando, a la niña, en vez de preocuparle este hecho, le daba mucha risa.
A su mamá, de un libro que tenía en su regazo, se le cayó al suelo una estampita que fue a parar cerca de Ana ; ésta a gatas la cogió y vio a Jesús, José y María.
El Niño le habló con la mirada.
_¿Por qué te ríes Ana?
_No lo sé _ le respondió la niña.
_¿ Y tú cómo te llamas?_ le preguntó la pequeña.
_ Yo me llamo Jesús,_ le dijo el Niño_¿Quieres jugar conmigo?
_¡Claro qué sí!__respondió Ana.
Jesús salió de la estampa, la cogió de la mano y la llevó al belén.
Allí disfrutaron muchísimo con los hijos de los pastores, de los horneros …
Se sentaron todos a descansar y Jesús les explicó lo hermoso que es el amor, haciendo hincapié en que todos los humanos somos hermanos.
Pidió ayuda a Jesús para salir de belén y volver a su casa.
Entonces el Niño la introdujo en la estampa, desde allí ésta dio un salto y se encontró en los brazos de su mamá, que le dijo que se había adormilado y que en sus sueños sonreía.
_Mamá este cuento ha sido un suspiro, mañana me contarás uno más largo. ¿Me lo prometes?
Y yo juego, ego, ego,
Con mi amigo el panadero.
Y me caliento, ento, ento,
Con tres o cuatro sarmientos.
Y novela, ela, ela,
Hoy te leo con una vela.
CINCO COPITOS DE NIEVE
Sólo el tiempo de caer cinco copitos de nieve, va a durar este cuento.
¿Sabéis?
La Virgen, José y el Niño salieron un momento a la calle, miraron hacia arriba, vieron el cielo blanquecino y empezó a nevar.
El primer copito de nieve cayó en la boca de Jesús, que le refrescó su dulce boquita.
El segundo, fue a posarse en el pelo de María, que lo suavizó.
Y José lo sintió en un ojo que tenía a medio abrir, y se le cerró.
La mula movió una oreja porque allí se posó.
El buey, no supo donde lo tuvo, porque en ese momento estornudó.
Y copito, pito, poto,
esta nieve no la noto.
Y copito, pote, pota,
Sí que lo nota mi bota
UNOS RAYOS DE SOL
Era muy de mañana y calentaba poco el sol: un rayito viajó veloz y en la cueva donde nació Jesús se coló, y por un resquicio de la puerta de la entrada, tranquilamente y pidieron ayuda a su padre sol, para que les enviase más, y así el calor fuese más concentrado, y calentar mejor aquel lugar.
Con rápido y veloz vuelo, invadieron ciento doce rayitos de sol la estancia.
¿Y qué pasó?
Que Jesús jugó con uno muy luminoso.
María, aprovechó la claridad para mirar a su hijo embobada.
A José le hizo cosquillas un rayito travieso en la nariz y se despertó.
Los más de cien rayitos se pusieron danzar y tanto, tanto bailaron, que se cansaron mucho y se fueron a dormir.
Al marcharse los rayitos, entró en la cueva una nubecita oscura, y Jesús, José y María, calentitos se durmieron de verdad.
Y rayito de sol brillante,
Yo te vi mucho antes,
Y calentitos rayos de sol,
Seca ya mi pantalón.
Mi deseo que sigan estas atípicas fiestas navideñas en paz y hayamos recordado nuestra infancia y compartirlo con los pequeños y con los que así se sienten estos cinco breves cuentos.
Cuentos de mi libro “Acentos Navideños” 2012
Ediciones Amaniel
