​El monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches

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Hoy sólo se conserva del palacio la portada barroca de su fachada, en su lugar están las instalaciones del colegio público «Conde Duque de Olivares».Gregorio Marañón los describe así en su biografía sobre el Conde-Duque de Olivares; «…a pesar de haber sido restaurado por su actual propietario el duque de Alba a finales del siglo XIX, es un edificio modesto, de un solo piso con cuadras subterráneas, como era costumbre entonces, el exterior humilde sin el menor adorno, y el interior también; con un zócalo de Talavera que recorría todas las habitaciones, algún tapiz viejo y una gran huerta.»El artífice intelectual de esta obra fue Alonso Carbonell, arquitecto del «Casón del Buen Retiro», y se asemeja mucho al Monasterio de la Encarnación de Madrid.

El monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches se encuentra en la plaza de la Duquesa de Alba, y se conoce en el pueblo familiarmente como «el convento grande». Este monasterio es una joya histórico-artística del barroco madrileño. Fue fundado en 1640 por el valido del rey Felipe IV, es decir, el Conde-Duque de Olivares. La obra la terminó su sobrino D. Luis de Haro y Guzmán, Marqués del Carpio y IV Conde-duque de Olivares.

Cuenta la tradición que fue inaugurado con la asistencia de la familia real de la época. Desde entonces ha albergado el panteón familiar de los descendientes del Conde-duque de Olivares, que en la actualidad son los miembros de la Casa Ducal de Alba.

La construcción del monasterio, junto a la de un palacio para el Conde-Duque, formaba una plaza otro monasterio de madres carmelitas, anterior y no menos interesante. Hoy sólo se conserva del palacio la portada barroca de su fachada, en su lugar están las instalaciones del colegio público «Conde Duque de Olivares».

Gregorio Marañón los describe así en su biografía sobre el Conde-Duque de Olivares; «…a pesar de haber sido restaurado por su actual propietario el duque de Alba a finales del siglo XIX, es un edificio modesto, de un solo piso con cuadras subterráneas, como era costumbre entonces, el exterior humilde sin el menor adorno, y el interior también; con un zócalo de Talavera que recorría todas las habitaciones, algún tapiz viejo y una gran huerta.»

El artífice intelectual de esta obra fue Alonso Carbonell, arquitecto del «Casón del Buen Retiro», y se asemeja mucho al Monasterio de la Encarnación de Madrid. El punto más alto del monasterio lo remata un chapitel empizarrado estilo Austria, bajo el cual se alberga una gran cúpula. Los techos de la iglesia están ricamente ornamentados también al estilo barroco.

Los ricos patronos del monasterio le dotaron de variadas riquezas, como por ejemplo una valiosa colección de 217 cuadros. Los más notables eran obra de Rubens, Bassano, Veronés, Tizziano, Tintoretto y quizás alguno de Miguel Ángel. De Rubens había concretamente tres muy valiosos; «El triunfo de la religión», «La adoración de los Reyes», y «La sagrada familia» que hoy se encuentran en el Marble Ringling Museum de Florida (EEUU).

El motivo de que estos cuadros ya no estén en Loeches fue la invasión francesa. El 12 de septiembre de 1809 el general francés Sebastiani venció la oposición de los ciudadanos de Loeches y al mando de más de 700 soldados (según el archivo parroquial), se apoderó de los cuadros, para ello un grupo de carpinteros trabajaron durante tres días para desmontarlos. Tras llevárselos los vendió al gobierno francés mayoritariamente y a coleccionistas ingleses y franceses, por ello se cree que la mayoría están hoy en el museo del Louvre en París. En referencia a estos cuadros Ponz dejó escrito en su obra «Viaje a España» que la iglesia de este monasterio era una de las más ricas de España en cuadros.

Tras la Guerra de la independencia la esposa de un administrador de la casa de Alba, Isabel Carmena Bonaldi, pintó una colección de cuadros desinteresadamente, aprovechando los marcos de las antiguas pinturas robadas por los franceses, pero a partir de la famosa Guerra Civil de 1936 la mayoría fueron destruidos o vendidos para costear la reconstrucción del monasterio, como ?La Crucifixión de San Pedro?, una réplica atribuida a Miguel Ángel de su homónimo existente en el Vaticano.

Durante aquellos acontecimientos este monasterio fue refugio del famoso «Oro del Banco de España» y de otras obras de arte en su camino a refugios más seguros en el extranjero.

En la actualidad el altar que presenta lo decoran los frescos de Fernando Calderón, que evocan la pincelada de Miguel Ángel, y están inspirados en la obra de el Greco titulada ?El sueño de Felipe II», ubicada en El Escorial. Frente al altar hay una tribuna de hierro forjado, que antiguamente se comunicaba con las estancias privadas del Conde-duque, realizada para oír la misa en sus últimos días.

Desde su fundación este convento y hasta 2013, estuvo habitado por una comunidad de monjas dominicas, dado que el Conde-duque era descendiente de Santo Domingo de Guzmán. En 1645 fueron sepultados bajo el altar los restos de su fundador junto a los de su hija María de Guzmán (Duquesa de Medina de las Torres y Marquesa de Eliche). Los demás descendientes del Conde-duque de Olivares fueron sepultados en una cripta subterránea, hasta que Dª. Catalina de Haro y Guzmán, VI Conde-duquesa de Olivares contrajo matrimonio con D. Francisco Álvarez de Toledo X Duque de Alba. Desde entonces dejó de usarse la cripta como enterramiento principal de esta familia.

A la muerte de Francisca de Sales y Portocarrero, condesa de Montijo y esposa del XV duque de Alba, su hermana la emperatriz Eugenia de Montijo, junto al duque viudo decidieron construir un mausoleo digno para la difunta. Tras varios proyectos fallidos, se decidió restaurar la cripta. Esto explica que los Alba recién entroncados con los Duques de Berwick en el siglo XIX, recuperasen el monasterio del que eran patronos como panteón familiar.

En un principio se encargó a los arquitectos Adolf Ombrecht y Alejandro Sureda, reformar la cripta bajo el presbiterio, donde se encontraban los restos del Conde-Duque, emulando al Real Monasterio de Yuste, pero el proyecto fue abandonado.

La idea fue retomada y rediseñada por Juan Bautista Lázaro, quien diseñó una capilla cimentado sobre otra cripta subterránea, utilizada como panteón hasta ese momento, entre el palacio del Conde-Duque y el monasterio. El resultado consiste en una gran capilla trilobulada, se compone de hileras de sarcófagos de mármol negro, con inscripciones en bronce dorado a fuego, que recuerdan el Panteón Real de El Escorial. Todo el panteón está revestido de mármol

de Carrara, lugar de donde procedía el marmolista Carlo Nicoli y Manfredi, a quien el susodicho arquitecto encomendó el acabado final.

Lo más destacado del panteón es el mausoleo en mármol blanco realizado por Charles Gumery, en honor a la esposa del XV duque de Alba, Francisca de Sales y Portocarrero, hermana de la emperatriz esposa  de Napoleón III, realizado inicialmente para protagonizar un mausoleo diseñado por Violet-le-Duc, que se habría erigido en Liria (Valencia).

Los restos del Conde-duque fueron trasladados al nuevo panteón, y según los testigos de la exhumación se encontraban en perfecto estado de conservación con las ropas de su época que le caracterizan en las pinturas de Velázquez.

En 1.909 Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó de Portocarrero y Ossorio, Duque de Alba y de Berwick y Conde-duque de Olivares, inauguraba el nuevo panteón, celebrando una misa presidida por S. M. la Emperatriz Eugenia de Montijo.

Desde entonces Loeches es el lugar de eterno descanso de ilustres titulares del ducado de Alba y de muchos de sus familiares. Particularmente solemne fue el del XVII Duque de Alba, Don Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, dada su relevancia política y cultural a lo largo de su vida, cuyo funeral fue presidido por el Infante Alfonso de Orleans, en representación a la Familia Real, que entonces se encontraba en el exilio, a la que tantos servicios había prestado el difunto.

Texto: Francisco Vicente Poza

Bibliografía:

-Libro de Fábrica del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches (1638-1644): Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Loeches, Exp. 95476. Y Fondo Fotográfico Martín Santos Yubero.

-De Lope Taravillo, Felipe. (1993). Loeches, su historia compendiada. Loeches: Editado por el autor.

-Marañón, Gregorio. (1992). El Conde-Duque de Olivares (La pasión de mandar). Madrid: Espasa Calpe (vigesimoquinta ed., 1ª de 1936).

-Ortiz Pradas, Daniel. Un proyecto de Viollet-le-Duc para Madrid: el mausoleo de la Duquesa de Alba. Goya: Revista de arte, ISSN 0017-2715, Nº 330, 2010, págs. 48-61

-Pescador del Hoyo, María del Carmen .Los tapices del convento de dominicas de Loeches. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, ISSN 0584-6374, Nº. 5, 1970, págs. 97-107

-Pescador del Hoyo, María del Carmen. La colección de cuadros de las Dominicas de Loeches. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, ISSN 0584-6374, Nº. 24, 1987, págs. 13-51

-Pérez Boyero, Enrique: ?Notas y documentos sobre la protección y evacuación del patrimonio documental y bibliográfico durante la Guerra Civil Española?, Manuscrt.Cao 9 (2010), pp. 2-38

-Ponce de León, Pedro (2013). La Arquitectura del Palacio-Monasterio de Loeches. El sueño olvidado de un valido; la emulación de un Real Retiro. Tesis (Doctoral), E.T.S. Arquitectura (UPM).

Por Francisco Vicente

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