Jomeini lo bautizó como el Festival del diablo por ir en contra de los preceptos del Islam, la prensa izquierdista radical internacional como el despilfarro de un dictador megalómano, pero en realidad fue el rescate de una herencia, de una identidad y hasta de un propio país que lamentablemente ahora está sumido en las oscuras garras de la ignorancia y el autoritarismo clerical islámico.
Del 12-16 de Octubre de 1971 Irán celebró los 2.500 años del Imperio Persa, el primer Imperio Universal que hubo en la Antiguedad. Mucho antes que Roma o Bizancio Irán abarcaba 3 de los 5 continentes, y si bien es cierto que algunos Shahs fueron unos tiranos otros no, como en el caso de Ciro II el Grande en cuyo Cilindro se basó toda la ceremonia y los festejos que la acompañaron, como bien podrán observar en la invitación de arriba que hay como portada principal, siendo coronado por el escudo de la Dinastía Pahlavi. El objetivo de las festividades era demostrar la antigua civilización e historia de Irán y mostrar la modernización del país bajo el reinado del Shah.
El Cilindro de Ciro fue la Ley del Imperio y en ella se recogían principios adelantados a los tiempos como la abolición de la esclavitud, el libre comercio en las ciudades del Imperio, el respeto y la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica.
¿Qué hay de malo pregunto yo en utilizar el dinero de tu país para dar a conocer tu propia historia si eres ignorante de ella y tus propias raíces? Muchos iraníes no sabían que eran persas, tras las festividades muchos confesaron que desde pequeños creían que Irán siempre había sido musulmán, desconocían lo que había sido el Imperio y la cultura Persa porque la invasión musulmana desde la Península Arábiga trató de borrarla, aunque luego la adoptó como tal.
La fiesta tuvo tanto defensores como detractores. Se criticó el gasto de un total de 17.000.000 de $ y que ese dinero se podría haber utilizado en otras necesidades del país, pero en realidad se hizo. Se construyeron 2.500 escuelas, se construyeron carreteras nuevas, un hotel, un aeropuerto en Shiraz y las festividades trajeron beneficios como apertura de museos, mejoras en infraestructura y un efecto positivo en las relaciones internacionales de Irán que pronto se convirtió en destino turístico. Además el Shah invirtió 1.000.000 de $ en la construcción de una nueva mezquita.
Es bello ver como en Persépolis, la antigua capital imperial persa se reunieron 600 jefes de estado para instalarse en una ciudad de tiendas con jardines que recordaban a los antiguos palacios de los Shahs, ¿Cómo vives o aprendes la historia si no eres trasladado a ella? Sumando el desfile que tuvo lugar luego.
Al día siguiente tuvo lugar un desfile militar, con 1.724 efectivos de las fuerzas armadas iraníes desfilando en trajes históricos abarcando 2.500 años de historia. Ese día en la noche, una «fiesta tradicional persa» de naturaleza menos formal que se llevó a cabo en el salón de banquetes, poniendo fin así a las celebraciones en Persépolis que fueron presididas en todo momento por el Shah y la Emperatriz.
Las festividades terminaron con la inauguración en Teherán de la Torre Shahyad , Torre del Shah, Luego Torre Azadi (Libertad) tras la revolución de 1979 y con un espectáculo de fuegos artificiales.
La Ciudad de las tiendas se mantuvo en activo para otros eventos hasta 1979 cuando fue destrozada por los fundamentalistas, hoy en día no quedan más que las estructuras de hierro.
Y pensar que Irán este mes, de seguir reinando la dinastía Pahlavi, celebraría sus 2.550 años de Imperio, que gran fiesta nacional con el pueblo unido habríamos podido celebrar. Ahora solo en nuestra mente. De momento.