Dicen bien que la verdad sale tarde o temprano a la luz, o en este caso más bien de las profundidades. Me cuesta mucho relatar lo que leerán hoy mis lectores en este artículo, pero el silencio es por desgracia un cómplice del crimen, pero ya no lo será nunca más, porque el miedo está yéndose. Amir Kabir dam o la llamada presa de Karaj Dam, a 63 km de Teherán, se construyó entre 1957-61 para abastecer de agua potable a la capital, siendo uno de los principales proyectos de mejoría agrícola y urbana impulsados por el Shah, uniéndola al río Karaj el cual atraviesa la cordillera de los Montes Alborz.
Suministraba agua de riego a más de 50.000 hectáreas (120.000 acres) de tierras de cultivo cerca de Karaj. La central hidroeléctrica llevaba más de 46 años conectada a la red eléctrica nacional y tenía una capacidad de 90 megavatios. El lago formado tras la presa era una atracción turística y, a la vez, un hábitat natural para la trucha arcoíris. Gracias a sus instalaciones para la navegación a vela y el esquí acuático, la presa era un popular destino turístico de fin de semana durante el verano. Y era todo en pasado, porque se ha acabado, la sequía ha acabado con un alto porcentaje de ese oasis de verdor y ha dejado al descubierto el horror más inhumano, la viva cara del mal ha salido a la superficie. Al bajar el nivel del agua se hallaron este pasado jueves 74 cadáveres de desaparecidos por el régimen islámico. Todos ellos estaban con las manos atadas y metidos en bolsas de plástico. La prensa oficial ha desmentido todo esto, asegurando que es una invención de la oposición en el exilio, pero no es así, porque la gente de la zona ha confesado que vieron como la guardia revolucionaria los tiraba desde un helicóptero.
Tenían nombres, sueños y una vida que querían cambiar, al igual que su país, pero no podrá ser así. Hay más de 21.000 detenciones desde el pasado mes de junio, todo ello fruto de la paranoia de Jamenei de ver espías de Israel o la CIA por aquí y allá. Y hoy mismo dos militares del ejército iraní desertaron izando la bandera del país antes de la revolución, lanzando un mensaje de apoyo al Príncipe heredero, animando a su vez a la población y al ejército, el cual no recibe su sueldo desde hace varios meses, a levantarse contra la república islámica.
¿Cuántos más habrán de morir y ser arrojados a una presa estando quizás aún vivos para que el mundo se posicione de una definitiva vez contra Jamenei y sus buitres carroñeros? Si a finales de este 2025 no llueve Teherán será evacuada, pero si no llueve y le gente derriba al bastión de la dictadura quizás se obre un milagro y llegue un diluvio universal que limpie de una vez la suciedad de la maldad en Irán y entonces el sol volverá a salir.
