Sean Connery (Edimburgo, Escocia 1930 – Nasáu, Islas Bahamas 2020), el polifacético que empezó con pequeños papeles tanto en el cine como en el teatro. Llegó al mundo de la interpretación por casualidad, tras presentarse a un concurso de Mister Universo, en el que ganó un pequeño reconocimiento, pero, a partir de ahí, vino todo enrolado y aquel joven que se crio en la más estricta pobreza, durmiendo, incluso, en cajas de cartón, tal vez por este motivo, ha tenido muchos detalles de generosidad con instituciones benéficas, empezó a ser reclamado para interpretar papeles de galán, por su físico. Le salió la oportunidad de representar al agente 007, James Boond; Los productores, Broccoli y Saltzman, dijeron que se habían fijado en él al verle caminar. El actor lo encarnó en siete películas, entre ellas las cinco primeras: Agente 007 contra el Dr. No (1962), Desde Rusia con amor (1963), Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965) y Solo se vive dos veces (1967). También fue protagonista en Diamantes para la eternidad. Y en Nunca digas nunca jamás (1983).
A pesar de este papel, tuvo la suerte de no ser encasillado e hizo otras películas preciosas, como Marnie, la ladrona (1964), de Alfred Hitchcock; su interpretación de un poeta frustrado en Sublime locura (1966), dirigida por Irvin Kershner; La ofensa (1972), una de las cinco películas dirigidas por Sidney Lumet. Entre las otras cuatro destaca también Asesinato en el Orient Express (1974), basada en la novela homónima de Agatha Christi. El hombre que pudo reinar (John Huston, 1974), 1976 interpretó a Robin Hood en Robin y Marian (Richard Lester, 1976).
Siguió su buena racha, como actor maduro. En la década de los ochenta, destacaron El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), obtuvo el Premio al mejor actor de la Academia Británica, y en Los intocables de Elliot Ness (Brian de Palma, 1987), obtuvo el Óscar al mejor actor de reparto. Hizo de padre excéntrico, de Indiana Jones en La última cruzada (1989).
Comenzó la década de 1990 con La caza del Octubre Rojo y La Roca (Michael Bay, 1996). Poco a poco se fue retirando de la interpretación, puso voz al dragón hecho por ordenador en Dragonheart (Rob Cohen, 1996) y finalizó con La liga de los hombres extroardinarios (Stephen Norrington, 2003). Tras esta película se jubiló de la pantalla.
La primera ministra, Nicola Sturgeon, ha dicho que Escocia llora hoy su pérdida, pero yo creo que este pésame es extensivo a todos los cinéfilos que hemos disfrutado tanto con sus películas tan diversas, entretenidas, de aventuras, históricas…
Su cuerpo físico se ha ido, a los 90 años, pero, como los grandes artistas, su espíritu vivirá con nosotros y rememoraremos cada vez que veamos una película suya. D.E.P.
*Imagen © Wikipedia. Sean Connery at the 2008 Edinburgh International Film Festival