sábado, abril 27, 2024

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Atención gobernantes y políticos

En los momentos actuales de tremendo caos en la gestión de la pandemia , creo vale la pena recordar el legado de dos personas : Tomás Moro y Benito de Nursia


Tomás Moro, alternó una brillante carrera profesional con el interés por las reflexiones políticas y morales que se ve reflejado en sus obras y que le hizo participar activamente en la vida política de su tiempo.

No es mi intención profundizar en la vida de Tomás Moro, aunque reconozco lo interesante de ésta, sino detenerme en su figura como patrón de los Gobernantes y Políticos.

Son muchas las razones a favor de la proclamación de santo Tomás Moro como Patrón de los Gobernantes y de los Políticos. Entre otras, la necesidad que siente el mundo político y los ciudadanos de modelos creíbles, de referencias que exigen políticas claras a favor de la familia, de los jóvenes, de los ancianos y de los marginados. En general de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Al servicio de la justicia

Es importante rescatar el ejemplo de Tomás Moro quien se distinguió no por el servicio al poder, sino por el servicio a la justicia y a la igualdad. Su vida nos enseña que el gobierno es, antes que nada, ejercicio de virtudes. Convencido de esta premisa, Tomás Moro puso su actividad pública al servicio de las personas, especialmente de los más necesitados; gestionó los conflictos sociales con exquisito sentido de equidad; tuteló la familia y la defendió con gran empeño; promovió la educación integral de la juventud.

En definitiva, su figura debe ser y es reconocida como fuente de inspiración para una política que tenga como finalidad el servicio a la persona. Y fue el rey Enrique VIII, quien le  confiscara sus bienes y lo mandara a encerrar como prisionero de la espantosa Torre de Londres. Un admirable ejemplo

Tomás Moro fue declarado santo por el Papa en 1935. En aquella ocasión alguien declaró: «Este hombre, aunque no hubiera sido mártir, bien merecía que lo canonizaran, porque su vida fue un admirable ejemplo de lo que debe ser el comportamiento de un servidor público: un buen cristiano y un excelente ciudadano».

Espero que la figura de Tomás Moro les sirva de ejemplo para todos aquellos que se dedican  a la actividad política y conviertan ésta en un verdadero servicio a la ciudadanía.

Existe una oración compuesta por un abogado de Buenos Aires, de la Sociedad Argentina Tomás Moro.

Ruega , Santo Tomás

– para que mi mediocridad sea capaz de admirar la grandeza,

– para que mi saber nunca tenga el color de la soberbia y sea caridad mi amor por las cosas bellas;

– para que mi mujer y mis hijos se alegren cuando vuelvo a casa y sean espejo del cual no tenga que  ocultar mi cara;

– para que no denigre la sinceridad de mi cuerpo y a los bienes del mundo les dé su justo precio;

– para que sepa mandar y obedecer según mi puesto y la diaria tarea me procure el sustento;

– para que el buen humor dé comienzo y fin a la jornada y al tiempo del dolor, del temblor , y del ansia mi señor levante caballero la humilde cobardía arrodillada.

En el epilogo del libro de P. Carreño titulado “ La sociedad enferma escribe “Benito de Nursia ha sido un referente continuo en casi quince siglos para el gobierno de organizaciones. Hombre experimentado y prudente , dictó una regla para el gobierno de monasterios, que fue tenida en gran estima al correr de los siglos. Su eficacia en cualquier otro campo del gobierno de hombres y dirección de organizaciones la ha convertido en medio y texto de consulta para todo jefe, desde príncipes hasta hombres de empresa, pasando por todo jefe, desde príncipes hasta hombres de empresa , pasando por militares , políticos , obispos y padres de familia.”

Lo que ofrece de “garantías en seguridad , fecundidad y claridad” , la convierte en un texto insustituible en la formación y en la acción de un gobernante. Es guía de todo el que tiene como función , tareas y responsabilidad la dirección de hombres y la convivencia eficaz y duradera en las organizaciones.

No me da tiempo , para comentar y dar a conocer el contenido de la regla. Termina haciendo una llamada general a la prudencia en todas las acciones de gobierno, alejándolas tanto del mando “ asfixia” como del mando “ teta” . Y ese equilibrio constructivo a que obliga la prudencia entre la tolerancia con el hombre y la intransigencia con la verdad , tampoco era nada fácil , ni políticamente correcto , a finales del siglo V. Benito de Nursia supo hacerlo y decirlo.

La Regla de San Benito (www.sbenito.org/regla/rb.htm) es la normativa que el santo patrono de Europa estableció para vivir en sus comunidades monásticas, unas comunidades que debían preservar la civilización, la cultura y en general la paz y el amor, en un contexto de violencia, corrupción y saqueo, con el Imperio Romano hundido y los ostrogodos y otros bárbaros aposentándose entre las ruinas.

¿Y si se intentara aplicar a la vida familiar en el siglo XXI? También las familias cristianas del siglo XXI intentan ser como los monasterios del siglo V, islas de paz, amor y respeto a Dios, rodeadas de un ambiente hostil, bárbaro e impío, que vive de crear ruinas y saquearlas.

Esta es la tesis de un libro de 2014 del sacerdote benedictino Massimo Lapponi publicado en Italia y titulado «San Benito y la vida familiar»

Él señala que la Regla Benedictina aplicada a la vida familiar produciría cambios en estos 6 ámbitos.:

1.- Cambios en el trabajoTodos ayudarían
en las labores domésticas, se aceptaría e inculcaría el sacrificio de uno mismo en el servicio a los demás. Además, quedaría claro que la vida laboral no se debería privilegiar sobre la vida familiar

2.-  Cambios en el descanso. Las películas y los juegos se compartirían juntos, no en solitario. Habría ratos de recreo y juego en común tras la cena familiar, parando el ritmo para encontrarnos y descansar.


3.-  Cambios en las comidas. Se rezaría antes de las comidas. Y comerían juntos los miembros de la familia,. Sería un momento de conversación, de compartir ideas, experiencias, tiempo. Estar juntos para comer ayuda a las familias, y no solo no porque lo digan los benedictinos, sino que también lo han demostrado numerosos estudios sociológicos. Pero para eso la televisión debe estar apagada.

4.-  Cambios en hábitos de consumo. Una familia evitará el lujo y la superficialidad. No llenará las habitaciones de los niños de cosas y juguetes. Se establecerá una gran sobriedad en  el uso de elementos electrónicos, tanto entre padres como entre niños (horarios de pantallas apagadas, limitar uso de pantallas, etc…). Se buscará que el uso de los objetos electrónicos sea comunitariomejor ver juntos una película que ir cada uno a jugar un juego distinto en su dispositivo particular. En cualquier caso, reduciendo al mínimo las pantallas, se fomentaría la lectura y la conversación.

5.- Cambios en la vida de oración. Habrá un lugar para rezar y un tiempo para rezar,. Se bloqueará la «invasión mundana» creando un clima en el que padres e hijos puedan encontrarse con Dios cada día.

6.-  Cambios en la caridad y solidaridad. La familia buscará evitar el centrarse o cerrarse en sí misma: será acogedora, buscará aliviar en lo posible los sufrimientos ajenos, pondrá a los hijos en contacto con los más desfavorecidos.

Así Massimo Lapponi anima a poner en marcha estas medidas: «las familias de hoy están llamadas a ser islas luminosas de fe, educación y cultura en medio del barrio, del colegio, en el supermercado, en el parque, con los amigos… Se trata de construir el futuro como hicieron los hijos de san Benito, buscando, a Dios».

El autor presenta el libro con una cita de san Cipriano: «No hablamos de cosas grandes; las vivimos».

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