El alma humana siempre ha sido el campo más desconocido y multifacético que hemos estudiado y querido conocer a lo largo de la historia, es algo metamorfo. Los no creyentes no creen en que tras cerrar los ojos una última vez haya nada después, pero se equivocan, y los versos de este hombre así lo demuestran. Y yo he podido verlo.
Gracias al Sr Arróniz López se le hizo justicia al Príncipe Vladimir Paley, se rescató su poesía y con ello su alma, el alma de la Rusia que murió en 1917, pero que pervive en los versos del muchacho. Siempre estaré en deuda con el Sr Arróniz y su colaboradora, la Srta Olga Bogdanov, por el brillante trabajo que hicieron con el libro de Paley, pero hoy deseo hablar de los dos últimos que leí hace bien poco. AL AMPARO DE UNOS DIOSES AJENOS Y MI FE DESNUDA.
El primero es la perfecta combinación de la añoranza por los tiempos clásicos, pero actualizándolos con la fe cristiana, el amor a Dios, el amor al deseo, el amor de querer llegar más allá de lo que vemos y ser capaces de desentrañar los misterios de los sentimientos humanos. El libro a través de obras de arte bien conocidas cómo el retrato de Lucrecia Borgia, el griego de bronce del Leighton House Museum de Londres, la Piedad de Miguel Ángel, la Sacristía de Florencia o iglesias y catedrales se convierte en un río afluyente de versos por el que navegar y ver que el pasado, presente y futuro son una sola cosa, indiferentes y unidos por el lazo de la historia. Todo esto en esta obra y reflejando al mismo tiempo el amor pasional y homoerótico por el desnudo de la escultura clásica, unido al amor espiritual por Dios y su madre María y sus sacros templos, son a mi parecer, un espejo sin manchas del alma humana, un perfecto reflejo de lo que era ser Príncipe y hombre del Renacimiento hace 500 años. Es sin duda, el descubrimiento literario, cual descubrimiento del Laooconte, más auténtico y puro que he podido leer en muchísimo tiempo.
MI FE DESNUDA y usando al Cristo de Cellini, de belleza inigualable como fuente de inspiración, fue como si de repente en la herida del costado por la lanza de Longinos pudiera ver con claridad lo que es la auténtica fe de un buen católico, pero a su vez sin fanatismo alguno. Adaptado a estos tiempos en los que se cuestiona todo lo que es veraz desde hace 2.000 años, que Dios Cristo existe y que si uno ama sin caer en la perversión entonces ese amor le será correspondido y jamás será juzgado.
Todo el poema es de por si una reflexión de profundis en la creencia en Dios y al mismo tiempo el poder amar a un igual. Es una peregrinación del autor hasta Tierra Santa y sus santos lugares, en los que adora y reflexiona sobre la Pasión de Jesucristo por lo que ésta significa para el alma. Hay un grado de erotismo cuando la mirada se detiene en el dolor de un cuerpo atormentado para salvarnos como última expresión del amor divino como reza este verso que añado del libro:
“Y en él mil mundos caben diferentes./ No puedo en su reflejo verme pero…/ estoy, lo sé, yo soy Tu criatura/ también… un alfiler de oscura noche/en la negrura inmensa de sus ojos”
La lectura de ambos me dejó sin criterio alguno, sin poder expresar nada, solo una sensación absoluta de paz y de cambios bruscos de temperatura. No diré que fue como el Éxtasis de Santa Teresa que podemos admirar en Roma, pero si una sensación de que no había nada más en el mundo salvo yo y la navegación que estaba realizando por ambos libros, cuyas páginas y versos equivalen a un río que desemboca en un mar azul y cálido, en la más absoluta paz y calma. Sin duda alguna es un viaje al alma del ser humano y a aquello que está más allá de nuestras fronteras y entendimientos.
Creo que la HMNE debería patrocinar la publicación de los restantes ejemplares de los tres libros del Sr Arróniz López. Un viaje por la Rusia Imperial y el alma de Vladimir Paley, por los rincones de la Antigua Grecia y Roma y por las luces del alma humana y la fe ciega en Dios. Amén a los tres.
