Pensando que tema tocar, he elegido lo mejor, felicitar a la HNME, a sus directivos y a mis posibles lectores y en forma de cuento.
Estos hechos, tal vez, están ocurriendo muy cerca de sus barrios o en su misma calle.
Allí vive una niña rubia, vivaracha y algo locuela, hija única, que para llevar a feliz término sus proyectos y aventuras, tenía que contar con su pandilla y sus primos.
Se encuentra nerviosa, pues está experimentando el miedo de esta inoportuna pandemia.
Tiene mucha fe en Jesús y le pidió vivir esta Nochebuena dos veces o sea que en la verdadera noche de la efemérides ya sabría algo de lo que ocurriría, sería como jugar a ser profeta, pero mejor nos quedamos, en que disfrutaría viéndose en un cuento algo futurista.
Pidió ayuda a Jesús para ese deseo y éste le dijo, que buscase una escritora y lo escribiese así, porque en ellos todo se realiza, todo es posible.
Disponían de una casa muy grande y su mamá, este año, le cedió una habitación para que el belén fuese entronizado con toda clase de detalles.
Contó con el tío Lucas, hermano de su madre, que era un “manitas” y ayudado por la pandilla y la familia ”junior”, decoraron las paredes con pasajes navideños, cuajados con múltiples y brillantes estrellas.
Con un circuito eléctrico, el agua de los ríos era verdadera, los molinos de viento podían mover sus aspas, gozaban la noche, el atardecer, la aurora, se sentía caer los copos de nieve, con un programa electrónico, que el tío Lucas introdujo
Viven la sexta ola de la pandemia y desean rendir un homenaje a todas esas abnegadas personas que habían hecho y siguen haciendo tanto bien, salvando vidas, trabajando sin descanso, paliando el dolor etc.
Morfeo, aquella noche consiguió que la pandilla y primos tuviesen el mismo sueño que Marta, que así se llama la niña en cuestión.
Marta llamó a su tía Ana, que sabía modelar la arcilla y tenía que crear muchas figuritas que no se vendían en los mercadillos.
Llegó la ansiada tarde y todos, como si tuviesen ciencia infusa, sabían cual era su cometido.
Ana, se quedó sorprendida, pues las figuras salían de sus manos en un santiamén y se secaban sin necesidad del horno.
Como sus sueños eran los mismos, no hubo discusión alguna, pensaron que este año el belén sería para demostrar como nuestra querida España quería al Niño Dios, quería a la Virgen y a su casto esposo.
Estarían los pastores de Extremadura, huertanos, pescadores, mineros, comerciantes, escritores artistas etc. etc.
Y pensaron, casi al unísono que había que poner algunos personajes de cuentos o novelas que parecían de verdad.
Y otra vocecita dijo, que también el Niño nació para las demás naciones y que había que introducir esos personajes ficticios de otros, que estaban dentro de libros no españoles y así se hizo.
Ana no daba abasto seguía y seguía modelando y así pudieron estar en el pesebre, Don Quijote y Sancho, Gulliver, Harry Potter, Superman, Blancanieves, Caperucita, la Sirenita y muchísimos más y ¡claro! todos sus autores.
Dieron paso a los deportistas y allí vemos alguno de los mejores de todo el mundo y ya que este cuento es español nombraremos, al que dicen ser el mejor guardameta de todos los tiempos, Don Ricardo Zamora a muchísimos más y claro está, nuestro querido Rafa Nadal no podía faltar, allí estaba.
¡Qué bien señores que belén! toda España y el mundo junto al Niño.
Era muy tarde y habían vivido algo de esa anticipada Nochebuena, pero sus corazones se estaban preparado para dar el toque final y querían hacerlo el mismo día de Nochebuena por la tarde.
Todos esperando a Ana y ésta llegó con una enorme caja y se metieron en esa habitación para ultimarlo.
Todo se arregló y en la Nochebuena de verdad, se abrieron las puertas de esa habitación y quedaron todos boquiabiertos, allí estaban mezclados con los pastores, los de Belén y los de Extremadura, sanitarios, científicos, farmacéuticos, enfermeras, celadores, que tuvieron el privilegio de tener al Niño en sus brazos y escuchar mensajes de amor en sus corazones.
De pronto fue Marta, la que se dio cuenta, que entre los pastores los de Belén y los nuestros había cuatro personas muy conocidas, las miraron todos y Ana dijo:
¡No, yo no he modelado a ninguna de esas!
Pues sí amigos, los cuentos, de verdad tienen magia, esas figuritas eran la Familia Real ¡nada menos! que mezclados con todos, en vez de los regalos al uso, portaban unos pergaminos enrollados plenos de deseos, no para ellos, sino para nuestra querida España.
¡Y claro que sabremos que pedían! pero será con mucha más claridad a través de los sueños comunes, que los tendremos, ya se encargarán Marta, Lucas y Ana, junto a la pandilla y primos de decírnoslo directamente a nuestros corazones, soñando dormidos o soñando despiertos cualquier noche apacible.
Y que bien que acaba este cuento, mejor todavía, le daremos fin, con lo que les vamos a recordar.
Aquí se han vivido dos Nochebuenas, pero la realidad es más hermosa, la Nochebuena, la venida de Jesús a nuestra vida, la disfrutamos todo el año, cada día podemos arropar mejor a Jesús Niño, él sigue llamando con cariño e insistencia a nuestras puertas.
Y a soñar y soñar con gente buena, con deseos muy grandes de vivir con amor, con paz y entrega.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Y ya que Dios me ha dado el honor de escribir en este periódico ensalzando valores afines con la Monarquía, aprovecho, para desear a sus Altezas Reales, Don Felipe y Doña Letizia, que disfruten de unas Navidades en paz y concordia, junto a la Princesa de Asturias, Doña Leonor y junto a la Infanta Doña Sofía.
¡Viva la Familia Real!
¡Viva la HNME!
¡Viva España!