El futuro de Nadia Solbiño

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Sí, ya lo sé, se apellida Calviño, pero su desempeño actual en este gobierno sociocomunista, con el que nos ha tocado intentar superar estos tiempos de tribulación, me recuerda enormemente a su antecesor en el cargo, aquel Pedro Solbes que negara hasta la extenuación la llegada de la anterior crisis a España. El mismo que en un debate electoral con Manuel Pizarro negó la evidencia una y otra vez, de forma tan convincente que muchos creen que sirvió para darle una segunda victoria a Zapatero.

Años después Solbes publicaría un libro de memorias en el que reconocía hasta qué punto era consciente de la situación económica que estaba por llegar a España. Un libro en el que no había soluciones para el sucesor de Zapatero, el señor Rajoy, que usaría la vía más larga y sufrida para sacar al país del marasmo que se encontró. Tan doliente camino que hoy, cuando los más negros nubarrones se aproximan, aún pechamos con tres millones de parados.  

Hoy los medios de comunicación comienzan a vendernos el producto de la estabilización de la curva de contagiados, aquella que viene antes de la mejora, y con el producto llega también la ofensiva del relato. Hay que cambiar la evidencia, y si es preciso hasta los muertos serán culpables; hoy se empieza a buscar responsables en otras partes, el gobierno sólo pasaba por allí, y hasta lo hace tan bien o incluso mejor que otros países. También se aproxima la crisis económica.

El pasado año el compromiso de España estaba en un 1,4% de déficit, pero hoy hemos conocido que el umbral sobrepasado ha sido el 2,7%, es decir, con el supuestamente austero presupuesto de Montoro, el doctor Sánchez ha sido capaz de hacer maravillas contables. Unas cuentas que la señora Calviño ha vendido, una y otra vez, y basada en su prestigio en Europa, como correctas y ajustadas, aunque hoy es posible que se haya dejado algunas plumas de su prestigio en los foros bruselenses.

Esta semana ha sido la de la indignación del sur europeo ante la falta de estilo del ministro de economía holandés, un bocazas ciertamente, pero con un fondo innegable de verdad en sus palabras. Los sureños gastan más de lo que tienen y no muestran propósito de enmienda, esta es la verdad. Olvidémonos de los eurobonos, no nos los merecemos; quizás lo nuestro sea un rescate a la griega para salir del hoyo económico que nos espera; quizás vengan congelaciones y recortes de sueldos y pensiones, además de los miles de despidos; quizás la señora Calviño haría bien en ir pensado en dejar el gobierno antes de que la historia le haga un sitio al lado de Pedro Solbes.

Dicen que la dieta de confinamiento y la falta de ejercicio está dando como daño colateral grandes problemas de estreñimiento, disminuyendo así el consumo de ese enorme stock de papel higiénico que casi todos atesoramos en casa; quizás cuando el gobierno empiece a contarnos la realidad económica que tenemos por delante se nos afloje el ánimo, u otra cosa, y así podamos dar salida a ese blanco y suave tesoro familiar.

Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com