El astrolabio que me rige en la inútil búsqueda del inasible amor. La luna de los cobres que no muda y permanece quieta en el silencio. La palabra desecha en el uso intenso de algún eco sonoro o secreto no dicho. Todo ha sido o es anverso y reverso de la fluida energía. No vienen ya los recuerdos a avivar mi mente en la peor de las señales: te has ido. Y e la mansedumbre de las horas del hombre perdido, me ignoras con tu ciega luz y recibo tus haces de olvido.