La Pascua Militar es una celebración que instauró el rey Carlos III tras la recuperación por el ejército español de la isla de Menorca que estaba en manos de los ingleses, a finales del S.XVIII.La celebración en estos tiempos modernos se desarrolla en la festividad de Reyes mediante una ceremonia en el salón del trono del Palacio Real de Madrid ante una representación de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil en la que el rey escucha el parlamento del ministro/a de defensa de turno, responsable de la política militar, dándole cuenta de cómo fue el año vencido y avanzando lo que se espera del entrante. A este parlamento contesta el rey con un discurso de carácter más general.
Lo acostumbrado en los últimos tiempos es que el día después la prensa hable sobre todo del vestido de la reina o de la ministra, o del estado de salud del Rey Don Juan Carlos en sus últimos años de ejercicio. Para cambiar, este año se comenta en abundancia el parlamento del rey por su importante referencia a la bandera de España que este año cumplió 175 años de su oficialización y que, a lo que parece, no les gustó a algunas fuerzas políticas, independentistas como cabía esperar. Pero la jornada dio para más. La señora ministra hizo un discurso institucional, hablando de participación en misiones internacionales, de instituciones colectivas de defensa, de proyectos de inversión para los próximos años etc., encontró también un momento para recordar y agradecer a los que perdieron la vida o fueron heridos durante el pasado año y mentó también el respeto y admiración que les tiene la sociedad española. No faltó el recuerdo al 40º aniversario de la Constitución. Dejó su intervención un regusto, como ya apunté, de institucionalidad, de obligado, que esto es lo que toca.
El rey estaba en otra onda. El rey es el Capitán General de los Ejércitos y si es verdad que un rey parlamentario reina pero no gobierna, no es menos verdad que el 23 de febrero del 81 el Rey Don Juan Carlos desmontó el golpe de estado vestido de Capitán General.
El rey inició su discurso con un “Queridos compañeros” y empleó esta expresión otras tres veces. Es bien cierto que dedicó un buen tiempo a hablar de la Bandera de España, una bandera que “simboliza el conjunto de la nación”, “una bandera de todos, cuyo escudo es reflejo de nuestra historia y diversidad”, palabras que, al parecer, generan animadversión en más de uno. Qué le vamos a hacer. Pero el rey, además del recuerdo a la Constitución, repasó el año sobre el hacer de las personas, hombres y mujeres, que son el activo más importante, por encima de los medios materiales, con que cuentan las FAS y la Guardia Civil.
Habló del compromiso de sus miembros con los valores democráticos, cantó la importancia de las Reales Ordenanzas en la construcción de estos valores, les reconoció su “cumplimiento del deber con honor, lealtad y abnegación”, hablando de terrorismo dedicó “un recuerdo emocionado a todos los hombres y mujeres que dieron su vida en acto de servicio”. Tocando el centenario de la circunnavegación de Magallanes y Elcano recordó también “la gesta de aquellos hombres”, la tripulación, el hombre del común, el marino de entonces al que une con los de hoy “la misma entrega, compromiso y vocación de servicio”. Mentó de nuevo “el esfuerzo de los hombres y mujeres” al hablar del 30ª aniversario de nuestra participación en las misiones internacionales.
Tuvo el rey oportunidad también para hablar de la incorporación de la mujer a las fuerzas armadas hace ya 30 años, hoy desplegadas en todas las misiones exteriores y, desgraciadamente, con alguna caída en acto de servicio, lo que le dio pie para recalcar que “las personas son lo más valioso, el activo más importante con el que cuentan nuestras FAS y la Guardia Civil”. Aún antes de acabar tuvo tiempo para reconocerles la eficaz y constante labor de servicio. Fue un discurso del Jefe de las Fuerzas Armadas en el que incidió en asuntos importantes del año, aniversarios importantes, Constitución, aircunnavegación, acceso de la mujer, Bandera de España… pero en el que de una manera constante agradece y paga tributo a la labor anónima, callada, diaria, en España y en las operaciones exteriores, con riesgo de la propia vida y grandes periodos de tiempo separados de su familia y entorno. El discurso de un jefe y de un compañero que sirve para reforzar el sentido del deber de todos y cada uno de los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil y para resaltar la Bandera como símbolo unificador de todos los españoles.