Tras la Conferencia de Georgetown, y a espera de publicarse el borrador de la Carta de compromiso que definirá el borrador de una futura constitución, el Príncipe Heredero Reza Ciro Pahlavi ha iniciado esta semana una gira por países de la UE para pedir que todos los gobiernos apoyen el cambio de régimen en Irán y dejen los negocios que tengan con la República Islámica, amén que añadan además a la Guardia Revolucionaria como grupo terrorista.
Las redes están que arden, es una auténtica campaña de apoyo, pero Reza Ciro ha declarado que no pretende ser Shah y que no lo desea. Ante todo desea aportar su granito de arena a la futura transición, incluso ha reconocido que durante el reinado de su padre hubo errores y faltas, lo cual ha hecho que su popularidad crezca aún más.
Ha pasado ya por Francia, Alemania e Inglaterra y en el Parlamento Europeo, siendo recibido casi podríamos decir como un jefe de estado. En Oxford tuvieron que escoltarle, pues aparte de la lluvia de rosas que le recibió por parte de iraníes que lo llamaban Majestad, eran todos los que deseaban tocarle. Tras ese oleaje de amor, el Príncipe pudo dar su discurso ante el Parlamento en Oxford, donde le recibieron con aplausos. En Munich fue invitado como representante de Irán al Congreso celebrado esta semana pasada, en detrimento del representante de la República Islámica.
En Francia el gobierno de Macron ha declarado que está a favor de un cambio de régimen en Irán, sobre todo teniendo en cuenta que Irán amenazó al país galo tras publicarse en la revista Charlie Hedbo viñetas en contra del Líder Supremo, denunciando además, la cruel y sanguinaria represión que la Guardia Revolucionaria está llevando a cabo contra los manifestantes y las revueltas y protestas que llevan casi 6 meses azotando al país tras el asesinato de Mahsa Amini. A esto se le ha añadido esta semana el envenenamiento por gas a más de 1.000 alumnas de colegios y universidades que se han manifestado en contra del velo.
En el Parlamento Europeo y durante una rueda de prensa el Príncipe ha dejado claras sus posturas políticas y son que apoyará cualquier cambio de régimen que el pueblo iraní vote en unas urnas libres e igualitarias, con un plebiscito de por medio para decidir que sistema prefieren, si una monarquía o una república. Él no pretende mostrarse como líder principal de nada, pues todos deben de tener espacio en el Irán del mañana.
Aún así debe de pensarlo bien, si son muchos los que desean que él reine como una figura simbólica y parlamentaria, debería de hacerlo valer. Irán en sus más de 2.500 años siempre ha sido dirigido por un monarca, no es solo su historia sino también su identidad, con el breve interregno de la autocracia jomeinista y que está herida de muerte, Irán debería de volver a sus orígenes y recordar que bajo los Shah fue grande, fue respetado y sobre todo había estabilidad y paz. No debemos olvidar que otros países de la zona como Irak, Yemen o Afganistán cayeron en la anarquía, la guerra y el fundamentalismo o la dictadura cuando desaparecieron sus monarcas. No deseo que Irán se convierta en un nuevo estado fallido que añadir a la lista de Oriente Medio. Cuando los Ayatollahs caigan de su trono, debe haber una figura y un broche de unidad, que represente a todos. Evitando partidismos de cualquiera clase.
El león fue un símbolo siempre asociado a la realeza oriental, sobre todo a la persa, aunque también a la etíope, asociada con el León de Judá, también simboliza fuerza, grandeza, resistencia y poder. Muy pronto el rugido del cambio sacudirá Irán para barrer el polvo y hacer crecer de nuevo las rosas. Amén.
