La izquierda francesa y europea más radical suelen aplaudir las revoluciones de los siglos sean cuales sean ¿pero ello conlleva justificar acaso las matanzas, destrucciones y exilios que provocaron? Ahí lo dejaría. Y esta misma pregunta se la dejaría a los de la extrema derecha, cuyo programa de acción&reacción viene a ser muy parecido a la de su oponente.
Esta semana hicieron 150 años de la Comuna de Paris, el primer gobierno Socialista y obrero que hubo en la historia de la humanidad, como gusta llamar a los utópicos del socialismo y el comunismo. Sí, desde el 18 de marzo y hasta el 28 de mayo de 1871 en una Francia derrotada, con su emperador Napoleón III preso en Alemania, su emperatriz y regente exiliada, el gobierno de la III República Francesa en Versalles y los alemanes volviendo a casa henchidos de gloria dejando sangre, muerte y humo a su paso, sí, hubo un gobierno obrero.
Solo de nombre, pues los viejos fuegos de 1793-94 revivieron. Otra vez el Terror a lo Robespierre, matanzas injustificadas y destrucción de Patrimonio histórico y cultural. La Comuna de París no fue un gobierno del pueblo, sino el terror absoluto. Y la destrucción que se llevó a cabo iba a ser muy parecida a la que 40 y 70 años después iban a provocar los alemanes en las dos guerras mundiales, con un intento sectarista de borrar el pasado. Pero hemos de retroceder 6 meses antes para entender esta ola de odio masivo.
La Comuna se proclamó tras ser derrotada Francia en la Guerra Franco-Prusiana en la que cayó el II Imperio Francés y Napoleón III fue hecho prisionero, y aprovechando ese golpe, los republicanos secuestraron la Asamblea Nacional, proclamaron la III república francesa y la emperatriz Eugenia tuvo que abdicar y huir a Londres con su hijo.
París fue sitiado durante 6 meses hasta que se rindió a los prusianos y entonces siguió otra guerra, la de los comuneros contra lo que quedaba del ejército francés y como sabían que iban a perder, los comuneros proclamaron: -¡París será nuestro o no existirá!
Entre el 23-25 de mayo llegando a su fin la Comuna y como venganza ardieron 200 edificios emblemáticos de la capital, algunos se perdieron para siempre.
La Biblioteca Imperial
La Biblioteca Richelieu
El Palacio Imperial de las Tullerías
El Palacio de Saint-Cloud
El Palacio de Orsay
El Ministerio de Finanzas
El Palacio de la Legión de Honor
Los edificios de la Rue de Lille
Los edificios de la Rue de Rivoli
La Casa del escritor Prosper Merimée
La casa del escritor e historiador Jules Michelet
El Ayuntamiento de París
El Palacio Real
La estación de tren París-Lyon
La Columna de Napoleón I en la Plaza Vendôme
La Iglesia de San Eustaquio
El Teatro Odeón
El Teatro Bataclan
El Teatro Châtelet
El Teatro de la Porte Saint-Martin
La Catedral de Notre Dame
A ello se sumó la ejecución de parisinos contrarios a la Comuna que en total llegaron a ser 20.000, entre los que se contó al Obispo de París que el año pasado había dado la Primera Comunión al Príncipe Imperial Eugenio Luis Bonaparte.
Gracias a la intervención de los parisinos y el ejército el Louvre o Notre Dame se salvaron del fuego, pero otros edificios como Saint-Cloud y las Tullerías no tuvieron tanta suerte, sin embargo la estructura sobrevivió y podrían haber sido reconstruidos. Pero en la década de 1880 el gobierno republicano decidió barrer con los despojos de lo que quedaba de la realeza en Francia, y lamentablemente hoy no hay Saint-Cloud ni las Tullerías que podamos admirar. En 1883 el gobierno sacó a subasta las Joyas de la Corona de Francia, que hoy en dia han podido recuperarse en gran parte.
La represión contra los comuneros fue absoluta, y no lamento las muertes de esos salvajes, arrasaron en nombre de una ideología totalitaria una de las ciudades más bellas del mundo, masacrando a todo inocente que encontraban a su paso. Eso fue la Comuna.
A continuación mostramos como quedó París tras esos dos meses de gobierno del Terror.
Cuando ocurren estas cosas no solo un país y su pueblo pierden su patrimonio, pierden su indentidad. Se convierten en espejos sin reflejo alguno. No lo olviden.