Cumpliéndose este pasado 5 de Agosto 60 años de su muerte por suicidio al abusar de los barbitúricos que tomaba para dormir, al menos esa es la versión que pervive, he considerado que ya es hora de que el mito rubio de Hollywood que encarnó Norma Jean Baker, su verdadero nombre y no Marilyn, sea apartado a un lado para mostrar su lado más desconocido, la de una mujer autodidacta, trabajadora, lectora voraz y empresaria.
¿Sabían que cuando empezó a cobrar por su trabajo de actriz gastaba su sueldo en libros y discos? Marilyn adoraba leer, y de hecho cuando ya su sueldo se lo permitió, primero en su casa con Arthur Miller y luego en la suya propia de New York, tras divorciarse del dramaturgo, llegó a albergar una biblioteca con 430 libros.
En los rodajes siempre llevaba algo para leer durante los descansos, muchos se sorprendieron cuando en 1955 la fotografiaron leyendo Ulises de James Joyce, pero este no era el único libro con el que la fotografiaron. Marilyn leyó a Mark Twain, Óscar Wilde, Sigmund Freud, Platón, Aristóteles, Flaubert, Moliere, Dostoievski, Chéjov, Lewis Carroll, biografías de Lorenzo el Magnífico o Miguel Ángel, libros de psicología y hasta de poesía como de Federico García Lorca y Walt Whitman, de este autor llegó a declarar que era su favorito, sobre todo su obra Hojas de Hierba, incluso la propia Marilyn llegó a escribir algún que otro verso.
Algunos que llegaron a conocerla aseguraron que pudo hasta haber sido superdotada, y creo sinceramente que pudo ser así. Además, cuando se marchó de la Twenty Century Fox harta ya de su control, fundó su propia productora de la que fue presidenta, convirtiéndose en una experta mujer de negocios.
Estas solo fueron una de las 1.000 facetas que llegó a albergar una mujer que rompió el molde, que siempre quiso ser ante todo una buena actriz, no un icono de deseo ni una sex-symbol, Marilyn fue ante todo humana, y como humana he querido rescatar su lado más desconocido, y que pese a todo, fue el más real y cercano a la estrella de Hollywood. Quizás no fuera un miembro del mundo político ni la realeza, pero no por ello dejó ni dejará de ser una estrella en el firmamento.
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