La búsqueda de aprobación

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Cuando entras en algún tipo de reprobación personal por tus actos te sientes mal, incómodo y a veces violento, ello se debe a tu dependencia de aprobación de los demás, o del qué dirán la familia, los amigos, los vecinos…, la gente te afecta. Y este asunto es una de tus zonas erróneas que ha de superar, ¿y cómo se supera? Simplemente exponiéndote a ellas, pasar olímpicamente.  Si te enfadas con todas aquellas personas que no piensan como tú, estás demostrando que no eres una persona tolerante, ni tampoco realizada anímicamente, eres inmadura, y como ejemplo se me viene a la cabeza mi paisano, el pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso, desde muy joven empezó a pintar lo que a él le daba la real  gana, hasta llegar a  máximum de su genial obra cubista el Guernica de 1937 en plena Guerra Civil, pintado por encargo de la II República para el salón español Internacional de París. Pintó lo que él creyó conveniente, a su antojo (algunos críticos piensan que es una corrida de toros) sin influencias de nadie, a esto le llamo yo: libertad creativa.

Quizás admires a las personas que no se inmutan por las críticas desfavorables de otros hacia su persona u obra, y que se muestran distantes, ello se debe a que no les importa la aprobación de los demás, que se han liberado de los comentarios adversos y de las horquillas de desaprobación, y sí, son ellos mismos los que se convertirán en personas realizadas, independientes. Simplemente porque es tanto lo que se habla del genio, que uno no tiene tiempo de pararse a ver qué opinan de él o de su obra, salvo que sean cuestiones personales. Estas personas reciben el beneficio de un halo de autoridad y majestad que les dejan inmunes.

Es de gran sabiduría lo que escribe el Dr. Wayne W. Dyer, en su libro Tus zonas erróneas, pag.99:

Por supuesto que nunca recibirás aprobación de todo el mundo por todo lo que haces, pero cuando te consideres a ti mismo como una persona valiosa no te deprimirás cuando te la nieguen. Considerarás que la desaprobación es una consecuencia natural de la vida en este planeta donde la gente es individualista en sus percepciones.

Es muy posible, que no seas consciente de tu valía ni de tus poderes como individuo, lo que yo llamo conocer tus Zonas de éxito (libro de 100 artículos en Amazon). Tu carácter se fortalecerá cuando no dependas de la búsqueda de aprobación en todo lo que haces, y no me refiero a la crítica constante de los padres o hermanos, o pareja,  sino a las críticas de tus actos o formas de vestir respecto a los demás amigos o conocidos. Cuando tú persistas en tu moda, personal o características -en tu forma de peinarte- o en tus actitudes, ellos (los “criticantes”) lo asumirán como una forma particular de tu ser, y dirán: «Es que fulano o mengano es así». Él es así y, por lo tanto, advierten que no te pueden cambiar, y te dejan. En otras palabras, con el tiempo,  ellos, los otros, lo asimilarán como normal en ti. Tenemos el caso de la extravertida personalidad artística de Salvador Dalí, al principio cuando lo veíamos en televisión con su lenguaje ininteligible nos sorprendía y todos lo criticábamos como un artista extravagante, surrealista y dado como «una cabeza perdida, sin reinserción posible», pero original, hasta hoy que forma parte de nuestro elenco de artistas internaciones más destacados.

No te enfades con las personas que no estén de acuerdo contigo, porque te estás convirtiendo en ese grupo de personas que lo crítica todo y, a la vez, son víctimas de más críticas contra ti, e incluso pueden llegar a acosarte por ser diferente.  Esto de las críticas o chismorreos es como un boomerang que se vuelve siempre contra ti.  Si tú no críticas tampoco te criticarán. Te tratarán como te dejes tratar; por lo tanto, en caso de reproche contra tu persona debes responder y, si cabe, entrevistarte con esas personas, y aclarar las cosas, es el camino directo, el más eficaz para acabar con esos cobardes de barrer, valga el símil torero.

Yo tenía un amigo escritor que se quejaba de todo y de todos, a mí me tenía como a uno de sus enemigos, así que le llamé por teléfono y quedamos en una terraza, y allí le pregunté qué le pasaba conmigo. Me respondió que nada. Desde entonces mantenemos la amistad y se acabaron los «tiritos a tejados ajenos». Tampoco te puedes convertir en el saco de los desperdicios morales o frustraciones de los demás, como el acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar, maltrato escolar o en inglés bullying), contra los más débiles. Cuando era chaval y tuve un acoso escolar que tuve que pelear con 4 a escolares a la vez, me rompieron la nariz, y yo rompí otras, y desde entonces no se metieron más conmigo, porque sabían que era de los que no me dejaba acosar.

La falta de confianza en tu propia capacidad está enviando constantes mensajes de que necesitas aprobación de los demás. Es como la amiga que  llama a otra amiga para comprarse un vestido o unos zapatos, quiere la aprobación de la amiga.  ¿Y su propio criterio y parecer, dónde quedan? A veces, son de esas personas que devuelven todo lo que comprar: inseguridad.

La necesidad de aprobación se trae desde la cuna, es una de nuestras zonas erróneas que se superan con la madurez, cuando tú te apruebas a ti mismo y te enfrentas a la  desaprobación de los demás, eres libre. Al principio los espejos se llenarán de malas caras, pero con el tiempo todo se olvida, y todo se asimila, como la tierra asimila el agua de la lluvia y hace crecer la hierba joven.